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CARLOS BENITO
Sábado, 28 de diciembre 2019, 23:57
En principio, quizá 'La marcha de los parados' no tuviese muchas papeletas para convertirse en un clásico, porque la descripción de sus orígenes puede sonarnos incluso un poco rebuscada. Para empezar, el original tenía la letra en yidis, la lengua de los judíos askenazis, que ... utiliza el alfabeto hebreo y toma del alemán parte de su sintaxis y su léxico. Su autor, Mordechai Gebirtig, era un singular compositor que no sabía escribir música y daba forma a sus canciones con una pequeña flauta: algunas de sus creaciones alcanzaron gran popularidad entre la comunidad judía polaca, hasta el punto de que sus ediciones impresas se convirtieron en modestos superventas de la poesía en yidis. Gebirtig combatió en la Primera Guerra Mundial como parte del ejército austro-húngaro, trabajó de carpintero, militó en el Partido Socialdemócrata Judío de su región (Galitzia) y murió en 1942, asesinado a tiros por los nazis en el gueto de Cracovia.
Sus dos piezas más conocidas son 'S'brent', adoptada por los movimientos de resistencia judía durante la ocupación nazi, y esta 'Marcha de los parados' escrita en los años 30 del siglo pasado. Era la época de la Segunda República Polaca, azotada por las secuelas globales de la Gran Depresión: el desempleo se disparó, se produjo un retroceso en la industria y el país vio cómo se acentuaba su «perpetua crisis económica», por utilizar la expresión de la historiadora Lucy Dawidowicz. Aquella angustiosa situación cristaliza, en la canción de Gebirtig, en el desfile de una muchedumbre de parados: «Un, dos, tres cuatro, / marchamos sin trabajo, / ninguno se acuerda ya / de cómo suena la herramienta / mientras las máquinas, sin vida, / en la fábrica se oxidan. / Y nosotros a pasear / como ricos», arranca la letra, en la adaptación al castellano de Àngel Ferrero.
Todas las estrofas comienzan con ese «un, dos, tres, cuatro» antes de reflejar distintos aspectos de la experiencia del desempleo, como la vida «sin ropa y sin hogar», la comida compartida con otros desheredados o el desengaño ante tanto sufrimiento inmerecido: «Años dejándonos la piel, / trabajando más y más / en tierras, casas, factorías / en beneficio de una minoría. / ¿Todo esto a cambio de qué? / Hambre y paro y nada más». Gebirtig, fiel a sus ideas izquierdistas, concluye la canción con la promesa de «una nueva sociedad» donde todo el mundo tendrá empleo.
Los sentimientos que los protagonistas de la marcha expresan en yidis son, en realidad, válidos para cualquier tiempo y lugar, a la vez que la melodía de la canción resulta fácilmente adaptable a distintos estilos. Eso ha permitido que la obra de Gebirtig se perpetúe a lo largo de las décadas en sucesivas versiones. Escucharemos dos de las más populares. La primera, que mantiene la letra original, la firman Zupfgeigenhansel, un popular dúo alemán de folk que editó en 1979 un elepé completo dedicado a canciones judías.
La segunda interpretación, que combina inglés y yidis y está grabada en 2009, traslada las quejas de los parados a nuestra época. Sus autores son Daniel Kahn & The Painted Bird, una banda alemana de 'klezmer' liderada por un estadounidense, que ha modificado algunos versos para adaptar los lamentos de los desempleados a la primera gran crisis del siglo XXI. Por ejemplo, estos parados contemporáneos caminan «ociosos como un CEO» y afirman que «buscar en contenedores no cuesta dinero».
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