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Paul Krugman (Nueva York, 1953) forma parte de ese exclusivo club de economistas estadounidenses de signo progresista en el que también figuran otras voces de renombre como la de Joseph Stiglitz. Azote, por tanto, del conservadurismo moderno que guía la política económica de muchos ... países del mundo. Empezando por el suyo, Estados Unidos. El premio Nobel de Economía en 2008 presenta nuevo libro, 'Contra los zombis. Economía, política y lucha por un futuro mejor' (Crítica). En él reúne más de noventa artículos -muchos de ellos publicados en The New York Times- que condensan su argumentario contra las teorías políticas y económicas del liberalismo más conservador.
Con esta nueva obra, Krugman pretende combatir eso que denomina 'ideas zombis'. Son aquellas que «van dando tumbos arrastrando los pies y devorando el cerebro de la gente, pese a haber sido refutadas por las pruebas». Las más persistente de ellas, subraya el economista en su obra, «es la insistencia en que gravar a los ricos es sumamente destructivo para la economía en su conjunto, y que las rebajas fiscales a las rentas altas producirá un crecimiento económico milagroso». Una doctrina que, en su opinión, «sigue fracasando en la práctica, pero que se ha ido afianzando cada vez más en el Partido Republicano» que dirige los designios de la primera potencia mundial.
Krugman articula su obra en dieciocho secciones organizadas de forma temática, y que le sirven para abordar cuestiones como la Seguridad Social, la atención médica, la crisis financiera de 2008 y sus secuelas, el cambio climático, o los mitos de la austeridad. Y, por encima de todo, para lanzar todo su arsenal de dardos contra la política económica de Donald Trump.
También dedica su espacio al euro, un «símbolo político» que parecía representar el «siguiente paso natural en el proyecto europeo». Krugman explica que cuando un país asume una moneda compartida con sus vecinos, «se reduce su capacidad para hacer frente a los 'choques asimétricos'», como los que produjo la última gran recesión. Y que tuvo a España como una de sus grandes víctimas.
El Nobel de Ecomomía en 2008 recuerda que, al igual que Estados Unidos, «España experimentó una gran burbuja inmobiliaria, acompañada de un enorme aumento en la deuda del sector privado». En aquellos tiempos que rememora, a finales de 2010 España estaba, «a diferencia de Estados Unidos, al borde de una crisis de deuda». Sin embargo, mientras que el gigante norteamericano pudo devaluar su moneda para hacer más competitiva su economía de cara al exterior, España quedó «prisionera del euro».
Krugman deja clara su hipersensibilidad respecto al cambio climático, y clama contra la «inmoralidad del negacionismo» de la administración Trump. «Negar el cambio climático, sin importar la evidencia, se ha vuelto un principio republicano básico y vale la pena tratar de entender tanto la manera en que ocurrió como la inmoralidad absoluta que implica ser un negacionista a estas alturas», denuncia.
El autor recoge artículos en los que diserta sobre la ideología de su profesión, y lanza duras acusaciones sobre los economistas de tendencia conservadora, que se contagian de «la mala fe que domina la política conservadora a todos los niveles». Gente «a la que incluso los profesionales de centroderecha consideran charlatanes y cascarrabias; se ganan la vida fingiendo que se dedican a la verdadera ciencia económica -a menudo de forma incompetente- pero, en realidad, sólo son propagandistas».
Este libro cuenta, según asegura el economista norteamericano, «una historia de lucha por la verdad y la justicia y en contra de la vía zombi. No sé si esta batalla se podrá ganar del todo alguna vez, pero sí se puede perder. Aun así, es sin duda una causa por la que merece la pena luchar».
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