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El economista y escritor Fernando Trías de Bes (Barcelona, 1967) vuelve a las librerías con 'La solución Nash. La reactivación económica tras el Covid-19' (Paidós), ensayo en el que propone una posible estrategia económica para evitar una recesión prolongada y profunda ... a causa del coronavirus. El título del libro -ya disponible en formato digital, y a partir del 16 de junio en papel- alude al premio nobel de Economía John Nash, quien defendió que hay situaciones en las que la mejor opción individual de los agentes económicos conduce al peor de los escenarios para el conjunto. Es la que se vive en estos momentos.
Trías de Bes acepta que la actual crisis puede convertirse en «larga y duradera» y que, de no tomar «las medidas adecuadas», será la mayor desde el 'crac' de 1929 y desde luego mucho peor que la de 2008. Sobre todo «vista la incapacidad y deescoordinación de la mayoría de los gobernantes». «Pero es salvable», opina. A su juicio, una gran recesión sólo se producirá «si creemos que es inevitable». Aclara que no habla de la «profecía autocumplida», aquella que proclama que si todos pensamos que todo va a ir mal, al final provocaremos lo que tememos. No estamos ante una crisis «de corte psicológico», sino real.
Lo que Trías de Bes intenta probar es que, en primer lugar, no se ha «roto» nada irrecuperable en términos económicos. Porque a pesar de que «todos estamos asustados», que los ingresos de muchas empresas y ciudadanos se han derrumbado «de la noche a la mañana» y que el empleo se ha desbocado, «las capacidades productivas están intactas», y las ganas de volver a la situación anterior a la pandemia por parte de empresas y consumidores es máxima, «siempre que dispongan de las garantías adecuadas».
La segunda parte del libro la dedica a profundizar en lo que denomina 'solución Nash', que se basa entre otras medidas en una adecuada coordinación «entre los sectores público, privado y financiero, apoyados por los medios de comunicación». Porque, se pregunta, «si yo desde mi ordenador puedo realizar estimaciones más que razonadas y bastante balsámicas, ¿por qué las autoridades europeas no se han coordinado para proporcionar, aunando toda su información y a todos sus epidemiólogos y estadísticos, datos que tranquilicen a la población?».
Compartir la información, insiste Trías de Bes, es parte de la solución. Para demostrarlo pone el ejemplo de una empresa que fabrica coches y se enfrenta a una disyuntiva: mantener al personal en la situación actual o despedirlo. ¿Qué elegirá? «Ante el negro panorama que se avecina, despedirlo», concluye. Por otro lado, los ciudadanos que tienen pensado cambiar de coche también tienen dos opciones: comprarlo según su plan inicial, o retrasar su decisión uno o dos años por la incertidumbre. Empujados por el miedo, seguramente esperarán. Como resultado de estas dos decisiones, se desencadena una caída de la demanda y los consiguientes despidos.
Ahora bien, si la pregunta fuese qué preferiría cada una de las partes, ¿cuál sería la respuesta? La empresa confesará que mantener sus niveles de producción, y los ciudadanos, si supieran que las empresas no van a despedir, «no tendrían incertidumbre en relación con sus futuros ingresos» y por lo tanto también contestarían que prefieren cambiar su coche. Ahora bien, si esa información no se comparte, nos encontramos ante «un desacuerdo de Nash». Es decir, «cada parte toma una opción que es mala para todos, porque piensa que el otro no va a variar su decisión, dados los riesgos que comportaría». Resumido en una sola frase, «sólo necesitamos compartir la información adecuada».
Pero para lograrlo, explica, se necesitan una serie de medidas económicas y de modificación de incentivos. No se trata de nacionalizar o controlar la economía. El autor apuesta por una economía «libre, pero informada». «La ventaja de la 'solución Nash' es que se mantienen las libertades básicas y cada agente económico es libre de hacer lo que le convenga», subraya. «Pero la información, la coordinación, los incentivos y las penalizaciones oportunas, así como el compromiso social, dirigirán las decisiones individuales hacia un óptimo común», añade.
Por eso cree que «deshacer el desacuerdo de Nash» no sólo nos puede sacar de la incipiente recesión «en un abrir y cerrar de ojos. Puede, además, ponernos en la senda del crecimiento económico previo a la Covid-19 a una velocidad inusitada».
Bajando al terreno de las medidas concretas, Trías de Bes considera que las respuestas económicas de «compra de tiempo» a través de inyecciones masivas de dinero a las familias y a las empresas «debe realizarse de forma contundente, suficiente, decidida y rápida». Porque «la incertidumbre financiera y la morosidad contribuyen, junto con la caída de la actividad, a derrumbar el empleo y la inversión». Sostiene además que el impacto sobre las finanzas públicas de complementar los ingresos de las familias y de asegurar los flujos financieros de las empresas «va a ser mucho menor que el derrumbe de la recaudación tributaria que supone una gran recesión».
Algunos de los mayores peligros a los que nos enfrentamos en estos momentos son «el aluvión de problemas económicos, la falta de liderazgo y transparencia, la necesidad de acuerdos entre partidos y las ideologías políticas». Por eso cree que además de un comité de científicos, médicos y epidemiólogos «deberían crearse unas mesas de economistas, psicólogos y sociólogos que iluminen las decisiones políticas».
Fernando Trías de Bes es autor de numerosos ensayos, novelas, relatos y guiones. Entre los primeros destacan 'El hombre que cambió su casa por un tulipán' (Premio Temas de Hoy) o 'El libro prohibido de la economía', que mereció el premio Espasa de ensayo.
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