Por qué leer 'Atlas del Mar en el Siglo XXI'

Parte del atlas se dedica a analizar el protagonismo de los mares como inmenso campo de juego de la economía global. En uno de los capítulos, dedicado a las potencias marítimas, se explica que el 80% del comercio internacional se traslada empleando el transporte por mar. Y cómo, pese a que se trata de una actividad totalmente globalizada, más de la mitad de la flota navega bajo siete pabellones 'libres'. Los tres primeros en esa escala -Panamá, Liberia y las Islas Marshall- representan por sí solos el 43% del peso muerto (capacidad de transporte de un buque) de la flota mundial.

Sin embargo, el liderazgo de los mares -si hablamos de la nacionalidad de los armadores- corresponde a otros países: Grecia, Japón, China y Alemania. Otra cosa es la procedencia de los marineros, que en su mayoría son asiáticos o europeos del Este. Como queda subrayado en el último párrafo del atlas, «dada la absoluta internacionalización del transporte marítimo, no debe sorprendernos encontrar, por ejemplo, una embarcación bajo pabellón panameño, dirigida por un armador griego, con una tripulación filipina y que transporta una carga de hierro entre Brasil y China...».

La obra se detiene también en lo que llama la «revolución del contenedor». Un modo de almacenamiento que surgió en los años 60 del pasado siglo y que hoy día ha logrado imponer su eficacia. Estos cajones metálicos pueden albergar cualquier tipo de mercancía y por todos los medios: tierra, mar y aire. Sin embargo, el cada vez mayor tamaño de los buques portacontenedores ha logrado convertir a los océanos en las autopistas de transporte más competitivas del planeta. A modo de ejemplo, «transportar un contenedor desde el puerto de Shanghái al de Le Havre (Francia) a lo largo de 8.700 kilómetros cuesta lo mismo, o casi, que llevarlo de Le Havre a París (200 kilómetros) en camión». En este apartado China se revela como la auténtica primera potencia planetaria, ya que acapara más de la cuarta parte de los flujos mundiales de contenedores.

En el capítulo 'El periplo marítimo de una manzanita' se cuenta cómo los 'smartphones' de Apple se han convertido en «auténticos iconos» de la mundialización. Estos aparatos cuentan con decenas de componentes que proceden desde distintas partes del mundo: materias primas como minerales y tierras raras extraídas en Rusia, Asia o Latinoamérica; memorias coreanas y japonesas, procesadores estadounidenses, chips franco-italianos... El conjunto de todos esos elementos serán embalados, empaquetados y apilados en contenedores que viajarán por el mar y acabarán ensamblados en alguna de las seis plantas que Apple tienen en China.

El atlas, ilustrado con cincuenta mapas e infografías inéditos, trata de mostrar «cómo la increíble riqueza potencial de los océanos» puede responder a algunos de los desafíos a los que se enfrenta la humanidad a través de «la acuicultura sostenible, las energías azules, nuevos tratamientos contra el cáncer, viviendas submarinas...»