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jorge murcia
Lunes, 16 de enero 2023, 23:44
La lucha por vivir cada vez mejor es consustancial al ser humano. Ese empeño pasa, entre otras soluciones, por trabajar menos y dedicar más tiempo al ocio o a la vida familiar. Es el objetivo que se persigue con la reducción de la semana laboral, ... de cinco a cuatro días. Un nuevo paradigma de trabajo aún en fase experimental y que viene impulsado tanto por el sector privado como por las instituciones públicas.
A tenor de las experiencias recabadas hasta ahora, se puede asegurar que reducir la semana de trabajo conlleva más ventajas que inconvenientes, aunque con muchos matices. Como afirma Pedro César Martínez Morán, director del Máster en Recursos Humanos de Comillas ICADE, «no se puede hacer tábula rasa: ni por países, ni por sectores, ni por actividades ni tamaños de empresa».
El mayor y más reciente experimento global llevado a cabo hasta el momento es el impulsado por 4 Day Week Global, asociación sin ánimo de lucro que desarrolla programas en favor de la adopción de la semana laboral de cuatro días. Este grupo promueve la idea de que los empleados trabajen el 80% de sus horas tradicionales manteniendo el salario.
La primera parte del proyecto -que contó con la participación de la Universidad de Cambridge, el University College de Dublín y el Boston College- implicó a 33 empresas y organizaciones de países como Estados Unidos, Irlanda y Australia.
Durante seis meses, 969 trabajadores trabajaron una media de 6 horas menos semanales, con resultados alentadores: se produjo una mejora en varios indicadores como la productividad, el bienestar o la fatiga. Además, los beneficios empresariales aumentaron un 38% durante el tiempo. en que duró la investigación respecto al mismo periodo del año anterior.
Posteriormente -el pasado mes de junio- 4 Day Week Global puso en marcha un segundo ensayo, esta vez localizado en Reino Unido y participado por 70 empresas de todo tipo que emplean a 3.300 trabajadores. Al cabo de tres meses, la mitad de esas empresas aseguraban que la su productividad se había mantenido; en un 34% de ellas aumentó, y el 15% aseguró que había mejorado notablemente.
El de la productividad es el núcleo central del debate sobre la semana laboral de cuatro días. «Si no se mantiene el nivel de producción es inviable para las empresas reducir la jornada y mantener los salarios», recuerda Francisco Javier Arrieta, profesor titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Deusto.
La cuestión está, según Pedro César Martínez, en «durante cuánto tiempo se podrá mantener esa reducción: si es un efecto de motivación porque esto me permite manejar mejor mi vida profesional y laboral y se va a mantener en el tiempo, o tiene un primer efecto de seis meses y un año y luego al final va decayendo».
En España hay empresas que llevan hasta casi dos años con la reducción de semana laboral. La pionera fue Software Delsol, que el 1 de enero de 2020, apenas tres meses antes del confinamiento, comprimió su calendario laboral y pasó de las 40 horas semanales a 36 en horario de invierno y 28 horas en verano. En esta empresa el día libre va rotando entre los equipos para garantizar la actividad hasta el viernes.
Para afrontar este reto «sin precedentes», la compañía redimensionó su plantilla, incorporando a 25 trabajadores en 2019 para «mantener la calidad del servicio al cliente los cinco días de la semana». He aquí otro de los puntos críticos del nuevo paradigma de semana laboral, puesto que «hoy en día el tiempo de trabajo está gobernado por el tiempo de satisfacción al cliente», analiza Martínez Morán.
Buena parte del tejido empresarial español está conformado por empresas de servicios, con actividades muy distintas. «Algunas tienen contacto fícico con personas, y además están sujetas a horarios de comercio. Pero si es una empresa de 'software -como Delsol-, depende de si mis clientes son o no españoles tendré que acondicionar mis horarios de trabajo. La cuestión es que prestemos el servicio que el cliente quiere», añade el profesor de ICADE Comillas.
No todos los intentos de instaurar la semana de cuatro días han resultado exitosas. Telefónica ofreció el pasado julio a sus empleados trabajar 32 horas semanales con una reducción salarial que, eso sí, no era directamente proporcional a la rebaja horaria. La mayoría lo rechazó.
Y es que, según una reciente encuesta de Jobatus, el 82% de los trabajadores españoles considera positiva esta medida, porque supondría mejorar su vida personal. Eso sí, casi la mitad de los encuestados (el 45%) la desdeñan si conlleva una reducción de salario. Sólo uno de cada cuatro «podría plantearse» trabajar menos si la merma de su sueldo «no es muy significativa».
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