Un guía para el laberinto de la impresión en 3D

Iddo es la única consultora tecnológica vasca especializada en acelerar el desarrollo de la fabricación aditiva en la industria

Miércoles, 16 de octubre 2019, 02:59

La impresión en 3D es un moderno tren al que muchas empresas se quieren subir lo antes posible. El problema es que, a menudo, no saben qué billete comprar ni qué andén coger. Porque adentrarse en el mundo de la fabricación aditiva no se reduce ... a comprar una impresora de última generación. Es un camino «complejo que tiene muchas fases». Así lo cree Javier Martínez, fundador de Iddo, ingeniería y consultora tecnológica que ha venido a cubrir un hueco existente en el campo del asesoramiento a compañías interesadas en acelerar su entrada los procesos de fabricación inteligente.

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Iddo se presenta como un equipo especializado en procesos metalúrgicos «con gran experiencia en varias tecnologías de fabricación aditiva». Se constituyó a hace poco más de un año en la localidad guipuzcoana de Ordizia y está participado por el centro tecnológico IK4-Lortek y dos empresas industriales de la Corporación Mondragon. El profundo conocimiento que IK4-Lortek atesoraba sobre la fabricación aditiva y el bagaje profesional del propio Martínez -que previamente había dirigido una empresa fabricante de polvo metálico, materia prima con la que trabajan algunas impresoras 3D- dio un impulso definitivo a la creación de Iddo. «Estudiamos la posibilidad de qué modelo de negocio implantar, y durante un año estuvimos detectando qué es lo que demandaban las empresas», dice Martínez.

En Euskadi existen algunos fabricantes de impresoras 3D, y también 'service providers'. Es decir, empresas que imprimen para terceros. Iddo eligió adoptar un perfil de consultoría tecnológica. «Acompañamos a las empresas en el camino. Primero les proporcionamos conocimientos sobre qué tecnologías y materiales hay en fabricación aditiva», explica el fundador de la compañía. «También les asesoramos sobre si tienen masa crítica para fabricar ellos sus productos o les conviene buscar un socio que lo haga por ellos. Incluso si prefieren fabricarlos en casa les asesoramos para que el proceso y el producto final sea robusto y certificado», añade.

Parte del valor añadido del servicio que ofrece Iddo se encuentra en su conocimiento de las diferentes tecnologías de impresión en 3D, «tanto el polímero como incluso la arena. Pero sobre todo el metal, porque nuestra base de conocimiento viene de ese mundo», reconoce Martínez. Además, presumen de prestar un servicio «neutro, porque te puedes encontrar con fabricantes o distribuidores de maquinaria que te pueden intentar asesorar. Pero con un interés final, que es venderte una máquina. Nosotros no vendemos máquinas, porque incluso puede que la empresa en cuestión no la necesite. Les enseñamos las que hay en el mercado, con sus pros y sus contras».

Tirar de colaboraciones

La estrategia de Iddo pasa por abarcar prácticamente todo el espectro de la fabricación aditiva. Y allí donde no llegan, por una cuestión de tamaño y conocimiento -sólo cuatro personas integran la plantilla- tejer alianzas y colaboraciones. «Por ejemplo, sabemos que la fabricación aditiva con arena no es nuestro fuerte. Pero sí quién puede colaborar con nosotros. Y lo bueno es que conocemos todo el ecosistema y el sector, tanto aquí como en el extranjero», añade. «Somos un facilitador para aquello a lo que no podamos llegar», resume.

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Los primeros pasos de Iddo fueron de la mano de Bind 4.0, programa de aceleración de 'startups' auspiciado por la Spri. Allí consiguieron atraer la atención de hasta cinco empresas interesadas en introducirse en el mundo de la fabricación aditiva. Y entraron por la puerta grande del mercado al conseguir sendos contratos con industrias tan potentes como Petronor o Matrici, el fabricante de componentes para carrocería de automóviles ubicado en Zamudio. «Eso nos permitió, ya fuera del Bind 4.0, acceder a otros proyectos en los que ya estamos trabajando», se congratula Martínez. Y eso que, como tal, la empresa lleva funcionando apenas medio año.

El plan de negocio de la compañía vasca, que marca un horizonte de tres años y medio, «pasa primero por asentarnos en el mercado estatal. Pero queremos abordar el mercado europeo, fundamentalmente Francia y Alemania. Ese crecimiento de producirá primero a nivel interno, que nos permita llegar hasta una plantilla de entre doce y quince personas. Y posteriormente abordaremos proyectos a nivel europeo».

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