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Hace apenas unos días se conoció el caso de un folleto turístico elaborado por el Gobierno vasco y del que se habían editado 23.000 ejemplares, que incluía una errata cuando menos curiosa. A la hora de ubicar la posición geográfica de Euskadi ... dentro del mapa de España, el punto rojo encargado de tal misión se situaba a la altura, más o menos, de Cuenca. No pasa de ser un error de los muchos que se cometen en el complejo camino del diseño gráfico, la edición e impresión de documentos. Pero lo que pasó desapercibido es que el Servicio de Publicaciones del Ejecutivo -el área de la que dependen los contratos de impresión y que depende del Departamento de Gobernanza que dirige el consejero Josu Erkoreka- había encargado el trabajo a una imprenta de Granada. Todo legal pero... el asunto tiene miga.
La adjudicación de este folleto, como es habitual, se hizo mediante una licitación a la que concurrieron tres empresas de artes gráficas: dos alavesas y una granadina que suele trabajar habitualmente para el Ejecutivo vasco. La adjudicación se realizó por un criterio de precio, según consta en la información pública disponible. Esto es, a la oferta más barata. Por cierto, tras retirar otra que era tan baja que incluso la empresa que había presentado la oferta admitió que «se había equivocado» en los cálculos. Todo legal. El Gobierno vasco, por supuesto, no puede evitar que se presenten a sus concursos empresas de cualquier parte de la Unión Europea y tiende a primar el precio más bajo como principal elemento de valoración de las ofertas. Ya sean de electricidad, telefonía o en este caso impresión de folletos.
El asunto, sin embargo, ha generado un profundo malestar en las empresas vascas del sector, porque entienden -y no les falta razón- que el Gobierno hace una cosa cuando predica y otra cuando da trigo. En los últimos meses han sido constantes las apelaciones de los responsables institucionales animando a los empresarios vascos a acometer subidas salariales, para incentivar la economía y también para tratar de superar las consecuencias de la pasada crisis. Incluso, han lanzado una auténtica campaña para que las empresas creen EPSVs de empleo, que es tanto como pedir un gasto adicional para financiar la jubilación de sus empleados. Pero... a la hora de dar trigo, en el momento en que se convierte en cliente y compra... busca el precio. Incluso, se puede interpretar que con compras de este tipo el Gobierno vasco incentiva a las empresas vascas a bajar los salarios y precarizar las condiciones de sus empleados.
¿Precio más barato una imprenta de Granada? Seguro, inevitable. El convenio de artes gráficas vigente en ese territorio andaluz reconoce unos salarios que se sitúan entre un 15% y un 20% por debajo de los del sector en el País Vasco, a pesar de que el de Bizkaia no se ha renovado desde 2011. Y qué decir en cuanto a la jornada laboral anual: en Granada, las imprentas trabajan 60 horas más que en Bizkaia y 74 más que en Gipuzkoa. Aparentemente el Gobierno vasco, contratos en mano, prefiere esto. Todo legal... incluso lo de pedir que se aumente el salario de los empleados en el País Vasco.
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