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jorge murcia
Viernes, 23 de diciembre 2022, 09:52
La popularidad del bitcóin y otras criptomonedas, así como el decreciente uso del efectivo han llevado a las autoridades europeas a impulsar el euro digital. El Banco Central Europeo (BCE) y los bancos centrales nacionales de la zona euro trabajan en el diseño de esta nueva moneda moneda virtual.
No sustituiría al efectivo tampoco serían una réplica al uso de las criptodivisas, aunque sí aspira a ser una alternativa. Esto es lo que de momento se sabe sobre el euro digital.
Consiste en una moneda digital emitida por el Banco Central Europeo (BCE) que cualquier persona de la zona euro podría utilizar como medio de pago electrónico «seguro y fácil de usar», igual que el efectivo en la actualidad. Según las autoridades europeas, serviría para dar respuesta «a la creciente demanda de los consumidores de pagar digitalmente, de manera rápida y segura».
No, el euro virtual nunca sustituiría a las actuales monedas y billetes, sino que los complementaría, de manera que los ciudadanos tuvieran a su disposición una opción adicional para sus pagos.
El euro digital sería una CBDC (Central Bank Digital Currency). Es decir, una divisa digital inspirada en las criptomonedas. Pero con notables diferencias. La más importante es que el euro digital sería emitido por un banco central. Significa que tendría un respaldo público, estaría sujeto a un marco legal bien definido y su diseño respondería a las necesidades de los ciudadanos. En el caso de las criptomonedas, como el bitcóin, no existe una entidad reconocida responsable ante la que los consumidores puedan reclamar sus derechos.
Las autoridades europeas creen que el euro digital sería un medio de pago digital «tan seguro, fácil de utilizar y barato» como lo es actualmente el efectivo. No tendría costes para las personas que quisieran utilizarla para realizar pagos ordinarios y podría usarse en cualquier lugar de la zona euro.
En un contexto en el que los pagos electrónicos son cada vez más habituales, un euro digital «ofrecería a todos -hogares, grandes empresas y pymes- una opción adicional para pagar utilizando dinero del banco central. Además, también podría ofrecer otras «características avanzadas, como funciones de pago automatizado o alguna forma de identidad digital».
El BCE cree que el euro digital «constituiría un ancla para la estabilidad de los sistemas de pago y monetarios».
El Bitcóin y el resto de criptomonedas se basan en una tecnología de registros distribuidos (Distributed Ledger Technology) como el 'blockchain' o cadena de bloques. El Eurosistema aún está probando «diferentes enfoques y tecnologías» para crear el euro digital. Eso incluye tanto soluciones centralizadas como descentralizadas.
No. Sólo sería una forma más de pagar en euros, y podría convertirse en monedas y billetes como los que usamos actualmente. Estos, a diferencia del euro digital, constituyen dinero privado creado por los bancos comerciales cuando, por ejemplo, conceden un crédito. Los pagos que cualquier ciudadano efectúa con la tarjeta de crédito o débito -o en internet- también son transferencias de dinero privado creado por su entidad financiera.
Antes de emitir el euro digital las autoridades europeas deben decidir su posible diseño y probar «su capacidad para satisfacer las necesidades de los usuarios finales».
Tras el trabajo de experimentación realizado por el BCE y los bancos centrales nacionales de la zona euro, en julio de 2021 se inició la fase de investigación, que servirá para definir el diseño más adecuado y analizar de qué modo los intermediarios financieros podrían ofrecer servicios de usuario basados en un euro digital.
Esta investigación concluirá antes del final de octubre de 2023. El Consejo de Gobierno del BCE decidirá a continuación si pasa a la siguiente fase -que podría durar unos tres años- en la que desarrollaría servicios integrados y se llevarían a cabo pruebas y posibles experimentos reales de un euro digital.
El Eurosistema «no tiene interés en recoger datos de pagos de usuarios individuales, ni en rastrear hábitos de pago o compartir tales datos con organismos o instituciones públicas».
Para que los pagos sigan siendo una cuestión privada «habría que proteger diferentes tipos de datos, incluidos la identidad del usuario, los datos de cada pago (por ejemplo, su importe) y los metadatos de la operación (como la dirección IP del dispositivo utilizado).
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