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Estamos a punto de culminar un buen año para la inversión en renta variable. La evolución de los principales índices internacionales alcanza el doble dígito de rendimiento y lo que es más importante, los principales activos con riesgo se encuentran en terreno positivo, situación que ... no ocurría desde el 2010. Así, el índice europeo Eurostoxx 50 supera el 25% y el Standard & Poors 500, referente de la Bolsa americana, casi alcanza un espectacular 30%. Mientras tanto nuestro Ibex 35 se ha quedado rezagado obteniendo una revalorización del 13%. Tenga en cuenta que en todos los datos faltan tres días de negociación.
Podemos extraer algunas lecciones de esta evolución. En primer lugar, la Bolsa siempre recupera los excesos. Y digo esto porque los recortes del 2018, sobre todo del último trimestre, no respondían a ningún hecho económico real como después se ha comprobado. De hecho, durante el 2019 se ha recuperado con creces la rentabilidad perdida. Es cierto que por el camino se han quedado aquellos inversores que no fueron capaces de soportar caídas tan bruscas y que capitularon ante un comportamiento brusco e inesperado.
La segunda lección es que la incertidumbre es el peor escenario para los mercados. Se prefiere el conocimiento sobre las conjeturas, lo cual es obvio, incluso aunque la solución final no siempre sea la óptima. El mejor ejemplo es lo que ha ocurrido con el Brexit o la situación de la guerra comercial entre USA y China. En ambos casos, la mínima visibilidad de resolución del conflicto ha provocado lecturas positivas por parte de los inversores.
La tercera enseñanza es que el escenario político no es inocuo, ya que frena el ánimo de los inversores. El mejor ejemplo lo encontramos en el mercado español. Por supuesto que existen otros componentes que afectan a la menor revalorización del Ibex, entre ellos la composición sectorial del mismo, pero se entiende mal que siendo nuestra economía una de las más dinámicas del la vieja Europa nuestras empresas no despierten un mayor apetito. Conclusión, nuestra inestabilidad política no ha ayudado nada.
Aunque la revalorización anual es lo más llamativo y por supuesto importante, también lo es la rentabilidad por dividendo. Es aquí donde nuestro mercado tiene una ventana de oportunidad y se sitúa en posiciones de liderazgo internacional con un 4,6% de rentabilidad anual a cierre de octubre, según datos homogéneos de MSCI. Es más, en los últimos 32 años la media histórica de los datos mensuales es de un 4,04% por encima de las principales bolsas desarrolladas del mundo. Y en los últimos doce años la rentabilidad por dividendo anual ha sido del 5,5%, cifra muy atractiva para cualquier inversor.
Como ve un año que recordaremos con buen sabor así que de momento le recomiendo que disfrute del mismo, y a por el 2020.
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