La esperada pausa para el café

Es una curiosa realidad en la que he pensado muchísimas veces. Nuestras máquinas de vending y dispensadoras de café son testigos silenciosos de una realidad que alimentaría los guiones de unas cuantas series de televisión durante varias temporadas. De todos los géneros.

Si las máquinas de vending hablaran, en estos días relatarían el silencio atronador de los centros de trabajo que están vacíos. Sin aperitivos a media mañana ni pausas para café porque buena parte del mundo está, precisamente en pausa.

También relatarían que en otros lugares no hay descanso. Que hay personas en jornadas eternas dando lo mejor de ellas mismas por ayudar a los demás; centros donde conviven la salud y la enfermedad; trabajos que parecen montañas rusas que suben y bajan la adrenalina a golpe de sirena; oficinas a pleno rendimiento donde se suceden el drama y la comedia a partes iguales. En estos días, hemos acompañado a todas y cada una de esas personas que han querido que seamos testigos silenciosos de sus ocupaciones y preocupaciones, dándoles lo mejor que tenemos y que sabemos hacer: un servicio de calidad que en muchos casos se ha revelado esencial. No porque lo diga un decreto, que también. Esencial, porque hemos calmado el hambre o la sed cuando no había otra alternativa. Y por eso nos sentimos muy orgullosos.

La situación no ha sido fácil. Todo lo contrario. Y sin flexibilidad y una buena organización de los recursos no hubiera sido posible. Hemos contado y contamos con amplios planes de contingencia que nos permiten asegurar la cadena de suministro y abastecimiento, siempre garantizando la salud de las personas que lo hacen posible. A ellas debemos reconocer y agradecer su encomiable esfuerzo por sacar adelante la situación con el máximo nivel de calidad para seguir ofreciendo un servicio integral de vending a empresas y organizaciones, a través de la instalación, mantenimiento y reposición de máquinas de bebidas frías, calientes y productos de alimentación.

Pero también quiero acordarme de todos esos lugares donde reina el silencio. Nuestras máquinas de vending, de café y nuestros botellones de agua aguardan la mejor de las noticias: los primeros atisbos de rutina que todo apunta que comienzan a vislumbrarse.

No habrá tiempo para el relajo. Habrá que tirarse de la cama cuando suene el despertador. Hemos hecho una pausa. Tomemos un café y volvamos al trabajo.