Los procesos de liquidación de las empresas tienen estas cosas. Fracasado el intento de encontrar nuevos empresarios que se hagan cargo del negocio tal y como estaba, se monta una especie de mercadillo. El criterio es algo así como «ya que no se ha ... podido traspasar como un todo, vendámoslo por partes». Y en esas está La Naval, el antiguo astillero de Sestao, sometido en este momento a un despiece y a una subasta en la que hay 'piezas' curiosas.
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La liquidación se ha estructurado en un total de 21 lotes. Uno de ellos incluye los terrenos -casi 300.000 metros cuadrados-, junto con alguna maquinaria que es clave en la industria naval, lo que permitiría que algún interesado aún pueda pujar para retomar la actividad de construcción de barcos. Aunque, ojo, La Naval ahora tiene 'bicho' en sus terrenos. El documento elaborado por el administrador concursal -el profesional encargado por el juzgado de gestionar el proceso- advierte de que el Departamento de Cultura del Gobierno vasco, que lidera el consejero Bingen Zupiria, ha abierto un expediente. Al parecer, el Gobierno vasco estima que algunos edificios del astillero e incluso alguna parte de la estructura del mismo pueden tener «interés cultural».
Todo es un relativo. Algo parecido intentó hacer el Ejecutivo vasco con los antiguos pabellones de la Babcock & Wilcox en la localidad vizcaína de Sestao hace más de una década. Para cuando concluyeron el expediente allí no quedaba nada en pie. Las puertas de acero y las vigas que sostenían el tejado habían sido convenientemente desmontadas por los 'buscadores de chatarra'. De ahí al autoderribo de los pabellones tan sólo medió un suspiro. Expediente cerrado.
Hay otras curiosidades en la liquidación de bienes del antiguo astillero. Uno de los lotes lo forman dos automóviles, uno de ellos una ambulancia.
Pero la joya, no económica pero sí emocional, la constituyen 26 maquetas que pertenecían a la empresa. Dos de ellas de las instalaciones y las 24 restantes de buques que han sido construidos en las gradas de la empresa, a mayor gloria de la ingeniería naval vasca. La maqueta más antigua, a escala 1/150, corresponde al «Trinidad», un bulk carrier construido en 1982. La pieza más grande, casi tres metros de eslora y 42,5 centímetros de manga, es más reciente. Data del año 2004, y es una reproducción del 'Bilbao Knutsen' uno de los gaseros construidos por el astillero para un armador noruego.
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El plazo para presentar ofertas por cualquiera de los lotes concluye a mediodía del próximo 5 de marzo. Para pujar por los terrenos hay que ofertar como mínimo 20 millones de euros. Para el conjunto de 26 maquetas basta con 20.000 euros. ¿Quién da más?
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