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De pequeño, me enseñaron en casa que era mejor no tener deudas. Más bien al contrario, que lo mejor era tener algunos ahorros, por si el futuro venía con sorpresas desagradables.
Después, en la carrera, me explicaron el concepto de apalancamiento financiero, y la razón ... por la que la mayor parte de las empresas se endeudan. Entendí la lógica matemática por la que endeudarse permitía a las empresas recompensar a los accionistas con mayor tasa de interés. He visto también aplicar una lógica parecida en personas que se endeudaron en los años del boom inmobiliario para comprar viviendas o lonjas, que luego alquilaban o vendían a mayor precio. Fueron buenos negocios.
Claro que también he visto después a sufrir a empresas y personas bajo la presión de su deuda, cuando la crisis ha llegado. Sufrir e incluso colapsar. Con un poco de liquidez les habría bastado para sobrevivir. Pero nadie presta a los que están ahogados en deudas.
Tuvieron que pasar algunos años más para que cayese en la cuenta de que las Administraciones Públicas también se endeudan. Me costó un poco más, pero acabé también por entender que, en ocasiones, un Gobierno puede endeudarse para invertir y que así la riqueza del país crezca más rápido. Si el incremento de riqueza permite pagar con holgura la deuda y sus intereses, parece una medida acertada.
También hemos aprendido que no siempre sale bien. También los Gobiernos de los países entran en suspensión de pagos (o «hacen default», que queda más elegante). Los platos rotos los pagan sus empresas y su ciudadanía. Otra opción es que les manden la «troika» para forzar reformas, como condición para que les sigan prestando el dinero que necesitan.
Olivier Blanchard, que durante años ha sido el Chief Economist del Fondo Monetario Internacional, preguntaba esta semana a sus seguidores en Twitter cuál es el nivel de endeudamiento de un Gobierno que se puede considerar aceptable. Las opciones que proponía se movían entre el 60% del PIB (la regla asumida en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE) y el 120% del PIB. Las respuestas han sido muy variadas, aunque la mayoría se decantaba en una cifra de deuda inferior al 100% del PIB.
España, según el consenso de los principales analistas de coyuntura, acabará esta crisis endeudada en el entorno del 120% de su PIB. Por no añadir a esta deuda la parte alícuota de la que va a asumir la Unión Europea, que nos corresponde también devolver… De acuerdo con el Concierto, en Euskadi nos corresponderá pagar el 6,24% de esa cantidad.
Son momentos de invertir en transformar nuestra economía, no de mirar la deuda, estoy de acuerdo. Pero ese momento llegará (aproximadamente en 2022). Que nadie tenga duda que el nuevo pacto de disciplina fiscal que se asuma en Europa pondrá en el punto de mira el nivel de deuda de nuestras Administraciones Públicas, y llegará a la conclusión de que deberá reducirse.
Mejor que seamos nosotros los que vayamos haciendo deberes y afrontando la tarea de equilibrar nuestras cuentas, que esperar a que venga la troika a explicarnos cómo se hace…
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