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Jorge Murcia
Sábado, 27 de enero 2024, 01:05
El aceite de oliva virgen extra sigue siendo el artículo de lujo en el que se ha convertido desde hace ya demasiado tiempo. A finales del pasado mes de noviembre esa curva ascendente cayó durante unas semanas. Fue un espejismo: desde comienzos de año ha vuelto a repuntar y nadie sabe cuándo tocará techo.
Según el Índice de Precios Coyunturales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en la semana del 15 al 21 de enero el precio medio del aceite de oliva virgen salido de las almazaras (en origen) fue de 903 euros por 100 kilos. Mes y medio atrás se pagaba a poco más de 760 euros.
Así que en los lineales de los supermercados la botella de litro rara vez baja de los 9 euros, y puede superar fácilmente los 12. La única opción para conseguir aceite de oliva virgen extra a precios más o menos asumibles -siempre en este contexto de precios disparados- es acogerse a una oferta o comprar el producto en grandes cantidades.
La conformación de precios del aceite de oliva, como ocurre con otros productos agrícolas, es una compleja mezcla de oferta, demanda, climatología y especulación.
La compraventa a granel por parte de productores, y compradores (que pueden ser distribuidores, exportadores y otros intemediarios) se produce en mercados que reflejan en tiempo real el precio medio en origen de los distintos tipos de aceite de oliva (virgen extra, virgen y lampante). Como si fuera la Bolsa.
«Si un año la cosecha es escasa pero sigue habiendo demanda del producto, el precio tiende a subir», explican en la comercializadora Directo del Olivar. Añaden que existe «una tendencia a la especulación: si los distribuidores prevén una mala cosecha en origen para el próximo año, y en consecuencia una inminente subida de precios, pueden aprovisionarse durante el año en curso comprando más cantidad a precio más bajo y almacenándolo en grandes depósitos para sacarlo al mercado cuando el precio en origen suba».
Así se consigue moderar la repercusión de este incremento de precios en el bolsillo del consumidor. No obstante, puede llegar un momento en el que ese aceite almacenado incluso de otras campañas se agote, y siga existiendo una alta demanda por parte de los compradores, lo que hace que su precio de venta se acabe disparando sí o sí».
Es lo que puede estar ocurriendo ahora: muchos consumidores, especialmente en España, prefieren recortar gastos de otras partidas antes que en un buen aceite. Además, el avance mundial de hábitos de vida más saludables también está incrementando el consumo.
Para esta campaña, 2023-2024, que comenzó el 1 de octubre y está cerca de finalizar, se esperaba recoger algo más de 760.000 toneladas de aceite, un 15% por encima de la temporada anterior, pero aún así un 34% por debajo de la media de las últimas cuatro, según las estimaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Además, las existencias de enlace -el sobrante de la campaña anterior utilizado al inicio de la siguiente- estimadas era de 257.000 toneladas, un 43% y un 52% menores a las existencias iniciales de la campaña anterior y de las cuatro últimas, respectivamente.
«En España, que produce aproximadamente la mitad de la cosecha de aceitunas de todo el mundo, las condiciones climáticas extremas han provocado una escasez de producción por segundo año consecutivo», alertaba por su parte un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
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Juan Vilar, analista agronómico y consultor estratégico, cree que para conocer cómo evolucionará el precio del aceite de oliva en los próximos meses habrá que espera a «ver realmente cuál va a ser la cosecha de este año, que está por concluir». Calcula que será «del orden de algo más de 700.000 toneladas».
Otro factor a tener en cuenta «es ver cómo se va a comportar el consumidor, porque ya se ha trasladado desde el origen la totalidad del incremento de precio». Y por último, «el factor más importante», es «la evolución de la climatología». «Si es mala (poca lluvia) habrá subida. Si es buena el precio no bajaría, pero se mantendría», pronostica.
En este primer trimestre «los precios van a subir. Espero que se relaje el segundo y que a partir de junio empiecen a bajar», vaticinó recientemente Ignacio Silva, presidente de Deoleo, la mayor compañía de aceite de oliva del mundo -con marcas como Carbonell o Bertolli-.
Las últimas lluvias caídas en las principales zonas de producción han incrementado la recogida hasta los 800.000 kilos. Lo que sucede es que el rendimiento de los olivos «es menor del esperado».
Este es otro factor que explica la espiral inflacionista del aceite: «es un problema de calidad de la cosecha. Aunque sea mayor, en Andalucía han tenido tres años de sequía, y el olivar ha perdido capacidad de rendimiento», apunta Emilio González, profesor de Economía de Comillas ICADE. Por tanto, «el rendimiento va a ser mucho menor del que sería bajo otras circunstancias».
Una conjunción de factores que, según Ignacio Silva, «desgraciadamente conduce a un entorno de subida de precios». Eso sí, el presidente de Deoleo se congratula por el reciente acuerdo entre el Gobierno y Junts para suprimir el IVA del aceite de oliva, medida que aún debe tramitarse en el Parlamento.
«Tendrá un efecto positivo. Cuantificarlo será complicado, porque su precio depende de factores como la pluviometría. Pero será positiva a partir de que el proyecto de ley sea aprobado y se publique en el BOE», opina.
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