Jorge Murcia
Martes, 17 de septiembre 2024, 00:33
Correos quiere ser algo más que un lugar donde enviar y recibir cartas y paquetería. La empresa estatal, deficitaria desde hace mucho tiempo, quiere volver a la rentabilidad prestando más servicios públicos. Entre ellos, los propios de la banca minorista, lo que le permitiría combatir la exclusión financiera de parte de la población española, especialmente la que vive en zonas rurales.
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Se trata, en resumen, de «fortalecer» la posición de Correos «como prestador de servicios esenciales para la ciudadanía mejorando su capacidad competitiva». Es la filosofía detrás del plan estratégico oficial presentado a finales del pasado mes de julio, tras su aprobación por el consejo de administración de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
Correos quiere aprovechar su condición de «activo crítico y estratégico» ya que, subrayan en la compañía, se trata del «único instrumento del Estado» que, por su «estructura física, humana y organizativa», es capaz de «llegar de manera física a todos los hogares del territorio español en un solo día».
Los tres pilares de negocio del nuevo Correos serán reforzar el sector postal tradicional (con una modernización y mejora de la calidad), impulsar la paquetería «adaptándose a las nuevas preferencias y hábitos» de los consumidores, y «aumentar y diversificar los ingresos mediante nuevas actividades». Entre ellas, las relacionadas con servicios financieros, trámites administrativos, comercialización de seguros, o servicios logísticos más complejos y sofisticados. Por ejemplo, «la distribución de productos de frío».
El plan prevé, entre otros objetivos, crear una entidad de dinero electrónico, que cuente con la preceptiva licencia del Banco de España para emitirlo. Una atribución que permitirá, según su presidente Pedro Saura, «recuperar los antiguos valores de la Caja Postal y atender a una parte de la población española en riesgo de exclusión financiera»
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En una entrevista con el diario económico 'Expansión', Saura avanza que Correos prestaría «todo tipo de solicitud, trámite, pago de impuestos, tasas, multas, cobro de ayudas sociales y, además, los servicios financieros fundamentales». Entre estos últimos se encuentran las operaciones más comunes de la banca minorista: abrir una cuenta, domiciliar recibos, ingresos y retiradas de efectivos u ordenar transferencias a otras cuentas.
Más difícil tendría, sin embargo, captar y remunerar depósitos de los ciudadanos. Una actividad que, además de colisionar con el negocio más básico de la banca privada, debería contar con el permiso del Banco de España (BdE).
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Con la prestación de servicios bancarios, Correos pretende servir a una parte de la España fundamentalmente rural, donde se sitúan los 4.500 municipios de menos de 5.000 habitantes, y los 3.400 que actualmente no disponen de una sucursal bancaria física. Cubrirían zonas donde, en total, viven aproximadamente dos millones de personas.
Además, la empresa pública podría dar servicios a una parte de la población, los mayores de 65 años, que de forma mayoritaria sólo se relaciona con su banco a través de la sucursal física. En total, las personas beneficiadas por la futura reconfiguración de Correos serían «casi siete millones de personas».
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