¿Cómo está afectando el precio de la luz a los alimentos?

Los desorbitados precios energéticos están generando un efecto dominó sobre prácticamente todos los productos de la cesta de la compra: las empresas producen a costes más altos, los transportistas a su vez se ven obligados a encarecer sus fletes, y todo ello se refleja en el precio final que los consumidores han de pagar en tiendas, supermercados y todo tipo de establecimientos comerciales.

Bajando al detalle, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte de que esa subida de la electricidad, gas y gasolinas está afectando al precio de los hoteles, cafés y restaurantes: de enero a agosto se han incrementado en un 2,5%. Pero considera aún más preocupante el encarecimiento de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que en lo que va de año alcanza el 3% (con una subida del 1,3% en octubre).

La organización denuncia que en este 2021 varios alimentos de primera necesidad han sufrido «importantes subidas de precios». El caso más evidente es el de la fruta fresca, encarecida en un 13,6%. Pero la escalada de precios afecta a otros muchos productos, como los huevos (+4,5%), la carne de ave (+2,9%), la leche o las legumbres y hortalizas (+2,8%). La OCU advierte de que tan sólo tres alimentos no subieron sus precios el pasado mes: las patatas, la carne de cerdo y los productos lácteos.

Lo peor de todo, considera la asociación de consumidores, es que el IPC seguirá marcando registros elevados mientras suceda otro tanto con la energía. Eso sí, el encarecimiento de los productos no ha afectado de la misma forma a todas las comunidades autónomas. Las más castigadas han sido Castilla-La Mancha (+6,1%), Extremadura (+5,9%), Aragón (+5,6%) y Castilla y León (+5,6%). Por su parte, Canarias (+4,2) y Cataluña (+4,5%) han sido las autonomías menos afectadas. En Euskadi el IPC creció en octubre un 5%.

Para evitar pagar más de lo necesario, la OCU recomienda comprar productos de temporada, que suelen ser más baratos, y priorizar los supermercados con los precios más competitivos. Si se elige bien el lugar de la compra, sostiene la organización, se pueden obtener ahorros «muy relevantes», de unos 1.073 euros al año de media. Cifra que en algunas ciudades puede superar incluso los 3.500 euros.