Lo que la CNMC llama cártel es una pantomima
Econfidencial ·
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Econfidencial ·
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, CNMC, el órgano encargado de vigilar e investigar las prácticas que van en contra de la libre competencia, ha hecho pública esta semana la sanción de 6,3 millones de euros a 22 firmas consultoras, buena ... parte de ellas del País Vasco, así como a algunos directivos de las mismas. Les acusa de haber formado un cártel para manipular concursos públicos, repartiéndose el pastel gracias a la posibilidades de distorsionar el denominado concurso negociado sin publicidad. Una fórmula según la cual algún estamento de la Administración invitaba a tres empresas a presentar ofertas para realizar un determinado trabajo, sin darle publicidad a la convocatoria.
Lo que la CNMC no cuenta, aunque sí es verdad que en el expediente da a entender que lo sospecha y que incluso lo conoce al dedillo, es que en realidad son los propios estamentos públicos quienes han favorecido e impuesto en la mayor parte de las ocasiones este tipo de prácticas. Algunos de los afectados, incluso, han llegado a argumentar la «confianza legítima», el creer que actuaban dentro de la legalidad, ya que no hacían sino seguir las instrucciones de quien les contrataba. Es algo así como «quiero contratarte para hacer determinada cosa, la legislación me obliga a que, al menos, compitan tres ofertas. Previamente pactemos el precio y lleguemos a un acuerdo, luego convoco la licitación y te invito a participar a ti y a otros dos, que son de relleno. De 'cobertura', en el argot al uso. Por cierto, búscate la vida. Busca tú a los otros dos y organízalo». El «organízalo» significa que tenían que buscar otras dos empresas 'de confianza', que diesen 'cobertura' a ese esquema de funcionamiento e incluso a las que se les confeccionaban las ofertas de pega. Basta con que las dos ofertas de relleno pongan un precio más elevado para completar el proceso a la perfección.
Aunque la CNMC ha dibujado su expediente y la sanción como un cártel que se ponía de acuerdo para trastocar los concursos públicos, lo cierto es que el asunto no pasa de ser una pantomima. Todos sabían lo que sucedía. La nueva legislación de contratos públicos aprobada en 2019 introdujo nuevas limitaciones y ha complicado la posibilidad de celebrar concursos por invitación y sin publicidad. Pero los poderes públicos son virtuosos. Ellos hacen las leyes y luego diseñan las trampas para saltarse la parte de las mismas que no les gustan, les complican la vida o les impiden hacer lo que quieren. ¿La solución?: Dar más puntuación a los criterios subjetivos que a los objetivos (el precio) en un concurso abierto. Con ello se protegen de que una oferta extraordinariamente baja en precio pueda impedirles contratar a quien, en realidad, ya han preseleccionado. Sí, lo de «ese concurso está dado» es realidad como la vida misma. Otra pantomima.
Y aunque lógicamente hay un hueco para el nepotismo y el amiguismo, en la mayor parte de los casos no es esa la razón que mueve esa forma de actuar de la Administración. Por ingenuo que parezca, en un buen número de ocasiones se trata de contratar a aquella empresa en la que confías porque cumple, lo hace bien y en un precio razonable. Dicho de otra forma, por contratar como lo hacen las empresas privadas. Claro que las empresas privadas no se dan a sí mismas leyes que las encorsetan.
Más que un cártel hay concluir que lo que ha descubierto la CNMC era un club de amiguetes, en el que también participaban -participan- las administraciones públicas, que se beneficiaban mutuamente y que aplicaban la vieja tecnología digital. Sí, la del dedo. El «hoy por ti, mañana por mí».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.