Las claves de la recuperación económica: usar adecuadamente los fondos europeos y evitar quiebras de empresas viables

Esade advierte en su Informe Económico y Financiero que los elevados niveles de deuda y déficit públicos pueden dificultar la salida de la crisis

Martes, 13 de julio 2021, 01:55

La utilización efectiva de los fondos europeos y la ayuda a empresas viables pero con problemas de solvencia serán claves a la hora de consolidar la recuperación económica que ya se empieza a atisbar en el horizonte. Sin embargo, los elevados niveles de ... deuda y déficit públicos pueden entorpecer la salida de una crisis que dejará visibles cicatrices en el tejido económico y empresarial del mundo entero, especialmente en los países emergentes y en vías de desarrollo.

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Son las principales reflexiones recogidas en el Informe Económico y Financiero de Esade del segundo semestre de 2021, elaborado en colaboración con Banco Sabadell y dirigido por el economista Toni Roldán. El estudio destaca, como grandes aspectos positivos, que la campaña de vacunación avanza a buen ritmo, y que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno para invertir el dinero de Europa ha sido bien recibido en Bruselas.

No obstante, los autores advierten de que «todavía quedan algunos aspectos que concretar y mejorar». Por ejemplo, y en lo que se refiere a la gestión de los fondos europeos, el Gobierno de Pedro Sánchez debe encarar «las reformas estructurales postergadas hace tiempo», tanto en el ámbito de mercado laboral, fiscalidad y pensiones, como en el de capital humano, educación y políticas activas de empleo.

Además, el Ejecutivo deberá esforzarse en «mejorar la transparencia en la selección de proyectos» para maximizar la rentabilidad de las inversiones y no dejar fuera «a los más transformadores». Algo que sólo se podrá conseguir optimizando la labor de la Administración pública. En primer lugar, dotándola de los medios técnicos y humanos que sean necesarios. Pero también, y esto es más importante, tejiendo «amplios consensos tanto a escala estatal como territorial».

El otro factor clave para la recuperación es evitar la quiebra de las empresas en apuros económicos a medida que se vayan retirando las ayudas existentes. Pero no a cualquier precio. El informe subraya que las nuevas medidas de apoyo deberían concederse «rápidamente a las empresas viables, pero con problemas de solvencia». Y evitar, en la medida de lo posible, canalizar recursos hacia aquellas que son inviables.

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Control sanitario y políticas económicas

En un análisis global, el estudio cree que la recuperación dependerá sobre todo del control sanitario de la pandemia y de las políticas económicas utilizadas. Sin embargo, la salida de la crisis «no se va a dar de forma sincronizada en todo el mundo». Las economías avanzadas se beneficiarán de las políticas monetarias expansivas de sus bancos centrales y el aumento del gasto de sus gobiernos, claves a la hora de conseguir unas condiciones financieras muy favorables que permitan mantener el flujo de ingresos de familias y empresas.

Las economías emergentes presentan más vulnerabilidades. Sobre todo si aumenta la incertidumbre, o si los países más desarrollados cambian «abruptamente» la orientación de su política monetaria. Una situación que podría originar un aumento de los tipos de interés, lo que a su vez daría lugar a «importantes episodios de repatriación de capitales y aumentos en las primas de riesgos de deuda pública y corporativa». En el caso de los países en vías de desarrollo, la salida de la crisis dependerá también de sus reservas de divisa y del plazo de vencimiento de su deuda pública, así como de sus particulares riesgos políticos y sociales.

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El estudio reconoce que, a medio plazo, la crisis dejará «cicatrices» en la economía mundial, especialmente en el empleo, el tejido empresarial y la productividad. Esade estima que, en un horizonte de cinco años, el nivel de producción será un 3% inferior al previsto antes de la crisis en las economías desarrolladas. Ese crecimiento será un 4,5% menor en las emergentes y en desarrollo, y hasta un 6% en el caso de los países más pobres.

La supervivencia a medio plazo de muchas empresas dependerá de las políticas económicas y las ayudas directas de los gobiernos. Pero se hará a costa de «un alto nivel de endeudamiento». Por eso los autores del informe abogan porque ninguna empresa viables se vea obligada a cerrar por problemas de liquidez o solvencia. Y que la retirada de estímulos y ayudas sea «muy gradual» para evitar la caís de la actividad económica.

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Los elevados niveles de déficit y endeudamiento públicos que se vislumbran representarán uno de los grandes riesgos para la recuperación económica a nivel global. A finales del pasado año se situaban en el 11,7% y el 97,3% del Producto Interior Bruto (PIB) global respectivamente. Según los autores del informe, será «de vital importancia» alcanzar un «equilibrio entre los riesgos que supone el aumento excesivo de la deuda pública y aquellos derivados de una retirada prematura del apoyo de las políticas fiscales».

Por eso consideran necesario articular planes fiscales «creíbles a medio plazo». Y que mantengan, a corto «un determinado impulso fiscal». Después, a medida que las restricciones impuestas por la pandemia se relajen, la política económica debería desplazarse hacia las reformas estructurales. Por ejemplo, la reparación del balance de las empresas, la creación de puestos de trabajo y la inversión en educación.

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A modo de resumen, el informe subraya que la recuperación «no será total hasta que la pandemia esté bajo control en todo el planeta». Algo que sólo sucederá si se lleva a cabo el plan de vacunación del Fondo Monetario Internacional para inmunizar a la población de todos los países del mundo entre 2021 y 2022. En este sentido, el apoyo económico de los países desarrollados «será clave».

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