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La energía eólica marina ('offshore') tiene todavía un gran potencial que explotar. No sólo en lo que se refiere a las muchas localizaciones capaces de albergar parques, sino también a su propia tecnología. Las nuevas generaciones de aerogeneradores superan en tamaño a las precedentes ... y ya es posible encontrar molinos de viento del tamaño de la torre Eiffel (300 metros), con turbinas de hasta 12 megavatios (MW) de potencia. Semejante dimensión supone al mismo tiempo un reto para el resto de elementos de los parques, tanto para los de carácter estructural (cimentación y torres, fundamentalmente), como para los equipos eléctricos de evacuación de potencia.
Diez empresas vascas han decidido aunar fuerzas en torno a un proyecto, denominado Seapower, dirigido a «coordinar y buscar sinergias en el desarrollo de nuevas soluciones para la 'offshore'». El consorcio manejará un presupuesto de 5,3 millones de euros para el periodo 2019-2021 y cuenta con la financiación del programa Hazitek del Gobierno vasco, que a su vez está apoyado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
El sector eólico es capaz de ofrecer energía eléctrica a un menor coste cuanto mayor sea el tamaño de los aerogeneradores. En este sentido, la alternativa 'offshore' cuenta con menos limitaciones logísticas que la de tierra adentro. En este último caso las barreras se encuentran en el tamaño de las palas, que muchas veces no pueden ser transportadas por carretera hasta el emplazamiento de los parques. Así que los fabricantes prefieren dedicar mayores esfuerzos a conseguir las turbinas más potentes para las instalaciones marinas, donde no se encuentran esas dificultades logísticas.
Los principales actores del sector han logrado desarrollar aerogeneradores como el V1T$ de MHI-Vestas, de 9,5 MW de potencia, el SG 10.0 de Siemens Gamesa (10 MW) o incluso un prototipo de General Electric capaz de alcanzar los 12 MW. Con vistas a 2025 las empresas esperan poder ofrecer al mercado turbinas de hasta 15 MW. Estos gigantes del mar necesitan elementos estructurales acordes con su tamaño. Esto incluye tanto a la cimentación (ya sea fija, o flotante) como a la pieza de transición y la torre. Elementos que van a estar sujetos a cargas mucho mayores. Pero también condiciona la dimensión de otros elementos, como las subestaciones eléctricas encargadas de recoger la energía generada por los molinos y llevarlas a tierra. Y todo ello, en un ambiente hostil como el marino, expuesto a un alto nivel de corrosión.
El potente sector eólico vasco, formado por más de un centenar de empresas que fabrican una gran variedad de componentes, se ve directamente afectado por estas nuevas tendencias. El proyecto Seapower nace bajo el liderazgo de la ingeniería Sener, que además coordinará las actividades referidas a las soluciones flotantes. Otra gran empresa de ingeniería, Idom, se hará cargo de las soluciones fijas. Por su parte. Haizea Wind y Navacel -compañías de referencia en la fabricación de estructuras- liderarán los aspectos vinculados a las torres de gran tamaño (las XXL) y a las piezas de transición respectivamente.
Otras seis empresas completan el consorcio: Alkargo (fabricante de transformadores), Ditrel (que ha desarrollado un innovador concepto de conexión eléctrica a la base del aerogenerador), Erreka (fabricante de soluciones de fijación para la eólica 'offshore'), Jaso Tower Cranes (sistemas de elevación), Mugape (experto en revestimientos superficiales anticorrosión) y Nautiluis Floating Solutions (desarrollador de un concepto propio de plataforma flotante). El consorcio cuenta con el apoyo de dos centros de investigación (Tecnalia y Tekniker), así como por el Cluster de la Energía.
Seapower supone, según sus promotores, «la primera colaboración a gran escala en el ámbito de la eólica 'offshore' entre las grandes ingenierías vascas y los principales fabricantes de estructuras y componentes». Una relación que permitirá a los primeros «incorporar mejoras en sus propuestas», mientras que los segundos «tendrán un acceso directo a las bases de diseño que facilitará la concepción, desarrollo y validación de nuevas (y mejores) soluciones para el sector».
Los responsables del proyecto también esperan que contribuya «a mejorar el posicionamiento de la industria vasca para que no solo trabaje principalmente bajo especificación externa de terceros, sino que pueda aportar más valor mediante diseños integrales de soluciones que incorporen innovaciones propias».
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