FP desde casa

Hace apenas un par de semanas, los unos esperaban comenzar una nueva semana con la resolución de los retos o proyectos en funcionamiento. Y los otros, estaban listos para ayudarles a enfocar correctamente las vías de trabajo de esos retos. Pero, en un visto y no visto, los retos de sus alumnos y alumnas se diluyeron y, en su lugar, apareció un reto gigantesco dirigido exclusivamente a un profesorado aún atónito por las circunstancias tan excepcionales que estaban emergiendo pero que, desde luego, no tenía intención alguna de rendirse.

Entonces, aplicando, en este caso, en primera persona lo que durante años ha estado trabajándose en las aulas de los centros de formación profesional, el profesorado asume el reto y, en tiempo récord, diseña, planifica y pone en marcha todo un sistema nuevo de aprendizaje. El aula se vacía y el espacio de aprendizaje se completa con habitaciones, cocinas y balcones; la figura del personal docente adquiere otra dimensión, no tan notoria tal vez hasta ahora, en la que la capacidad de lograr una interacción eficaz pasa a ser imprescindible.

La Formación Profesional de Euskadi (formación profesional básica, formación de grado medio y formación de grado superior) lleva ya varias semanas funcionando desde casa. Y a pleno rendimiento. Herramientas digitales como pizarra virtual, Zoom, Meet, Classroom, etc. están representando los canales fundamentales para llevar a cabo las actuales interacciones y dinámicas de aprendizaje en vigor.

Además del imprescindible conocimiento digital para utilizar estas vías online, el colectivo docente, al mismo tiempo, está haciendo frente a otra tipología de aspectos que en estas situaciones afloran de una forma más clara; desde la alta dependencia que el alumnado con mayores dificultades de aprendizaje tienen del profesorado, las familias que no pueden disponer de recursos básicos como un ordenador o el acceso a internet, hasta cómo mantener el interés y la motivación del alumnado de forma prolongada, o la manera creativa para acometer el aprendizaje en módulos o disciplinas eminentemente prácticas. Lógicamente, hay aspectos que presentarán más complicación que otros a la hora de readaptarlos a las necesidades actuales.

Entre los aspectos que más se están valorando y enfatizando durante estos días por los centros de formación profesional destacan:

La responsabilidad con la que los centros de FP han asumido el nuevo rol que, sin excusas, les está tocando interpretar y el paso al frente sin titubeos que han dado desde el primer día.

La rápida adaptación y generación de los materiales de aprendizaje.

La flexibilidad de los horarios para atender y personalizar las demandas y necesidades del alumnado.

Además de las tareas académicas, el trabajo del equipo docente con el alumnado relativa a la parte emocional y social del confinamiento (cómo están respetando las indicaciones de higiene y de tránsito, cómo están llevando emocionalmente esta situación, cómo se están relacionando con su familia y entorno cercano, etc.).

«Ninguna tecnología es mejor que el trato personal, cariñoso y cercano al alumnado en el aula ordinaria» (@HegoiUrcelay), pero el esfuerzo de profesorado y alumnado (una juventud que está actuando a la altura de las circunstancias) para solventar este salto está siendo, cuantitativa y cualitativamente, enorme y, sin ningún género de dudas, va a representar un punto de inflexión y un foco de aprendizaje inmenso que vendrá a poner en valora aún más el sistema de FP de Euskadi. Aquí nadie se rinde.