Música económica

'La canción de la pobreza': una visita guiada a la miseria de los suburbios

El 'influencer' indio Wilbur Sargunaraj dedicó su ultrapegadizo tema y varios documentales de YouTube a «ese mundo que nos asusta»

CARLOS BENITO

Sábado, 21 de marzo 2020

La forma que tiene Wilbur Sarguranaj de encarar los asuntos que trata puede incomodar fácilmente al espectador. Wilbur, que sigue luciendo con orgullo aquella etiqueta de «primera estrella de YouTube en India» que le aplicó en su momento un periódico de su país, se ha ... creado un personaje que combina lo irónico y lo grotesco con una buena carga de conciencia social, y el resultado descoloca y puede congelar la sonrisa: a veces, llega a dar la impresión de que está mofándose de los protagonistas de sus vídeos, pero esa misma punzada de desasosiego nos lleva a cuestionarnos cuál es nuestra relación con los colectivos más desfavorecidos. Wilbur, que habla un inglés acelerado con impenetrable acento del sur de India (aunque, según apuntan algunos analistas, nació en Canadá), se describe como «la superestrella sencilla» y se ha especializado en una chocante combinación de lo cómico y lo humanitario, en la que suele valorar moralmente las conductas diciendo si son «de primera categoría» o no. Su vídeo más famoso es un tutorial para occidentales sobre cómo utilizar las letrinas asiáticas.

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En lo musical, Wilbur Sargunaraj produce temas de techno más o menos doméstico que se centran en los mismos asuntos que sus vídeos o sus charlas. 'The Poverty Song' (es decir, 'La canción de la pobreza') aparece en la banda sonora de su película 'Simple Superstar' pero remite directamente a la serie de cortometrajes que grabó para 'Why Poverty' (por qué la pobreza), una iniciativa que produce documentales sobre asuntos candentes de nuestro mundo y los dona a países en vías de desarrollo. Tras ella están entidades como la fundación de Bill y Melinda Gates, el Ministerio de Asuntos Exteriores finlandés o el Ministerio de Educación Danés, de modo que a nuestro protagonista no le faltan respaldos notables. Los breves documentales de Wilbur, de cuyas sesiones está extraído el material visual que compone el videoclip de la canción, están planteados como una visita guiada «irreverente e iluminadora» a barriadas miserables de Madurai y Calcuta, a modo de instrucciones «para que los occidentales sepan cómo tratar con los pobres de los suburbios». Wilbur, en su papel de cicerone un poco absurdo, interroga a sus interlocutores por cuestiones como las castas de la sociedad hindú o las fronteras que separan la pobreza, la clase media y la riqueza. «¿Crees que yo soy rico?», le pregunta a un hombre que vive con su familia bajo un plástico. Y él le responde con convicción que, si lo fuera, jamás habría visitado esa parte de la ciudad. En India, 365 millones de personas viven en lo que Naciones Unidas llama «pobreza multidimensional» (que incluye factores como la salud, la educación o la violencia), aunque el país ha logrado una impresionante mejora en la última década y media.

Esos amigos tan sucios

La letra de 'The Poverty Song' combina la buena voluntad con alusiones un poco más agresivas. «Voy a llevaros a un mundo que nos asusta, / a visitar a esos amigos nuestros que dices que están tan sucios. / Puedes seguir viviendo en tu mundo y negar su existencia, / pero eso no es lo correcto, verás a qué me refiero. / No vivas por el dinero, no merece tanta pelea. / Comparte lo que tienes y vamos a distribuirlo bien. / Aprende a ser sencillo para que todos podamos vivir con sencillez. / No te alejes de los demás y asegúrate de dar», arranca la letra, en su vertiente más buenrollista y hippie, pero después concreta un poco más: «¿Sabes lo que pueden hacer las políticas neoliberales, / apoyando a las corporaciones pero no a ti ni a mí?». Y concluye con una súplica a todos los oyentes: «Acabad con la compra compulsiva y poned fin a la pobreza». En el vídeo, baila a su manera junto a varios habitantes de los suburbios.

Wilbur también ha grabado documentales sobre asuntos tan candentes como el sexismo en su país y, además, viaja por todo el mundo: tuvo bastante eco el vídeo en el que una prostituta ugandesa le explicaba el uso correcto del condón. En una entrevista con Catch News, le preguntaron por esa mezcla suya de comicidad y conciencia: «El humor atrae a la gente y le permite bajar la guardia para discutir sobre estos asuntos -respondió-. Soy consciente de que algunos usan la comedia o el humor para sacudir a la gente con contenido abusivo, perverso o racista... ¡Eso no es de primera categoría!».

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