![La canción de la economía: todo va mal, mal, mal](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201910/07/media/cortadas/gumball-economy-song-kiRH-U90340801245n8-1248x770@El%20Correo.jpg)
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CARLOS BENITO
Sábado, 12 de octubre 2019, 21:56
Los padres de hoy somos gente afortunada, por lo menos a la hora de afrontar una sesión de dibujos animados con los peques. Muchas de las series que emiten los canales infantiles no son estrictamente productos para niños, sino artefactos complejos y sofisticados que manejan diversos códigos y entretienen por igual al crío inocente y al adulto resabiado. Hay un mundo o dos entre 'Heidi' y 'Bob Esponja', entre 'Marco' y 'Hora de aventuras', entre 'David el gnomo' y 'El asombroso mundo de Gumball', que es justo la que nos ocupa hoy. Gumball, habrá que explicarlo al mundo y volver a tratar de explicárselo uno mismo, es un gato azul de 12 años que vive curiosas peripecias junto a su hermano adoptivo de 10, un pececillo dorado llamado Darwin, y que tiene entre sus amigos a criaturas como un plátano, un cactus, un globo o una especie de cacahuete cornudo. Vale, vale, también es verdad que los padres de antaño lo tenían más fácil a la hora de hacer sinopsis.
En el último episodio de la quinta temporada, emitido en septiembre de 2017, Gumball y Darwin están zapeando en busca de algo interesante y deciden quedarse viendo el telediario, con noticias como el asalto policial a una hamburguesería o la cumbre del G8. Al llegar al bloque de economía, el presentador plantea lo siguiente: «Ahora tenemos una noticia buena y una noticia mala. La noticia mala es que el mercado de valores ha caído, pero la buena es que estos gráficos os lo explicarán todo con una canción». Y ahí arranca un delirio de medio minuto en el que vectores y barras van describiendo, con alegría contagiosa y melodía pegadiza de 'music hall', la situación angustiosa en la que se encuentran las finanzas en tiempos de crisis global.
«Todo va mal, mal, mal, / vamos a ponernos tristes. / No te alegres, alegres, alegres, / deberíamos enfadarnos mucho. / Vamos para abajo, abajo, abajo, / nos vamos a ahogar todos. / Vamos a ser pobres, pobres, pobres, / pero espera, hay algo más: / tenemos deudas, deudas, deudas / y puedes apostar a que la cosa se pondrá peor, peor, peor. / ¡Sí, estamos todos malditos! / Estamos todos arruinados, arruinados, arruinados, / ¡vaya chiste!, / porque no hay esperanza, esperanza, esperanza / y nadie puede luchar contra ello. / Estamos todos condenados, condenados, condenados, / nada mejora, / ni siquiera lo intentes, / ríndete y llora», dice la letra de 'Economy Song', la canción de la economía. Las flechas se precipitan en trayectoria suicida por las tablas, las barras correspondientes a las pensiones o el PIB menguan hasta desaparecer y la infografía entera acaba hecha pedazos y en llamas. Lo curioso es que, al final, todos nos quedamos canturreando, aunque debería darnos más pena que 'Heidi' y 'Marco' juntos.
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