Con unos días de diferencia, como cada año por estas fechas, las agencias estadísticas Eustat (Euskadi) e INE (España), han publicado los resultados de la 'Estadística sobre las actividades en investigación científica y desarrollo tecnológico (I+D)'.

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Aunque las dos utilizan la misma metodología, que se ... especifica en el Manual de Frascati, el dato de la inversión en I+D que dan para Euskadi difiere en 27 millones de euros. Es una tradición que los datos sean diferentes. Para Eustat, se ha repetido el dato de gasto en I+D sobre PIB (1,85% en 2017 y 2018), mientras que para INE ha pasado del 1,89 en 2017 al 1,96% en 2018.

El dato para España, que solo calcula INE, ha mejorado del 1,21% al 1,24%, con Euskadi como líder indiscutible de las comunidades autónomas, a distancia creciente de las tres siguientes: Madrid (1,71%), Navarra (1,68%) o Catalunya (1,52%)

Hay mucha más información en la encuesta, sobre quién financia o ejecuta esa investigación, o el reparto por territorios históricos, así que uno puede decidir ver la botella medio llena o medio vacía, eligiendo en qué dato fijarse. Las agencias estadísticas han optado por la media botella llena, y así Eustat destaca en el titular de su nota de prensa que en términos absolutos hemos alcanzado un máximo histórico, y el INE que en España ha aumentado el 6,3%.

La botella medio vacía aparece cuando nos comparamos con la media de la Unión Europea (2,06%), o con el objetivo de la Estrategia Europa 2020, que hace diez años se proponía alcanzar un 3% el año que viene, reto que ya en 2017 habían cumplido y superado 25 regiones europeas. Por cierto, prácticamente todas ellas regiones industriales situadas en Alemania y los países nórdicos (contra las que compiten nuestras empresas). Y si nos comparamos con el resto de los grandes bloques económicos, China está ya en el 2,18%. USA se mantiene desde hace años en el entorno del 2,7% y Japón en el 3,5%.

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La pregunta clave es: ¿Por qué, si estamos hablando de un pequeño porcentaje de los presupuestos públicos y privados, no somos capaces de cumplir el objetivo de alcanzar el 3%? Si hacemos memoria, este mismo objetivo se formuló en la Estrategia de Lisboa para el año 2010, luego lo planteamos para 2020 y ahora probablemente lo formularemos para 2030…

Si lo vemos desde el sector privado, desde hace tiempo sabemos que el mercado no incentiva suficientemente la inversión en I+D de las empresas. Un empresario debe optar por las inversiones con un mix de riesgo y rentabilidad que garantice la supervivencia de su empresa. La I+D tiene mucho riesgo, y sus frutos son difíciles de proteger en exclusiva.

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Si lo vemos desde el sector público, el problema es que la recaudación no da para atender todas las prioridades. Pensiones, sanidad, educación, cambio climático… Hay que hacer equilibrios delicados entre unos y otros objetivos, y está claro que recortar en unas o en otras cosas genera diferentes niveles de cabreo en la sociedad (como dato, no llegan a 20.000 los investigadores en Euskadi, y sin embargo hay medio millón de personas que perciben pensiones de jubilación y viudedad…).

Así que la solución no es fácil. Es como una familia de clase media que debe elegir entre pagar las medicinas de los abuelos o mandar a sus hijos a la Universidad, porque el dinero no da para todo. Es como una pyme, que debe elegir entre atender las presiones del día a día o poner su atención en arriesgadas inversiones cuyo fruto, además, solo verá en el largo plazo.

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Además no todo el mundo está convencido de que invertir en I+D sea la panacea. Muchos piensan que sería preciso alcanzar una mayor eficacia en universidades, centros de investigación o en las subvenciones de I+D, antes de incrementar la inversión.

Yo, personalmente, estoy convencido de que este es el mayor reto que tiene nuestra generación, y que merece mucho la pena alcanzarlo. Que nos estamos jugando la prosperidad y la sostenibilidad de nuestro Estado de Bienestar. Que solo hay un camino para conservar nuestra industria: alcanzar en una década a esas 25 regiones líderes en Europa, que nos sacan más de un 1% de su PIB en inversión en I+D.

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Bastaría para ello invertir cada año 900 millones de euros más, 300 las instituciones públicas y 600 las empresas. No es fácil, pero no es imposible. Cosas más difíciles hemos hecho como País, y eso explica que Euskadi sea una de las regiones más prósperas y de mayor justicia social del mundo. Un dato, esa cantidad (900 Millones de euros) es lo que nos venimos a gastar los vascos al año en juegos de azar (II Libro Blanco del Juego en Euskadi)...

Mejor apuesta sería invertirlos en I+D.

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