No se qué tiene el mes de agosto pero raramente pasa desapercibido en materia económica y todavía más en los mercados financieros. En lo que llevamos de mes los índices de bolsa han llegado a niveles de enero perdiendo la ganancia de buena parte del ... año y en el caso de nuestro Ibex incluso situándose en rentabilidad negativa. Podría ser que la falta de ganas de acometer inversiones en periodo semi vacacional provoque más las ventas que las compras y que la falta de volumen propicie las caídas. Ya sabe que cuando las carteras van en positivo el miedo provoca el efecto psicológico que dice «más vale pájaro en mano......»
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Aunque el aliado o más bien el provocador de la incertidumbre actual, como viene siendo habitual, es Mr. Trump y su gusto por alterar el orden mundial. Las últimas semanas se ha enzarzado en una nueva discusión de su guerra comercial anunciando nuevas medidas arancelarias frente a China para septiembre, con declaraciones mixtas. La semana pasada imponía aranceles, esta semana los retrasa a diciembre, en fin... La respuesta de los chinos no se hacia esperar y reaccionaban en principio con su divisa, contrarrestando la pérdida de competitividad que supone tener un gravamen adicional a sus exportaciones. Lo malo de la depreciación del yuan es que no solo afecta al mercado americano sino que afecta al resto de economías que comercian con ellos. Y por tanto altera el escaso equilibrio en que está instalado el frágil crecimiento internacional.
Tampoco las noticias macro de Alemania ayudan, ni la inestabilidad en Argentina, ni las noticias que provienen de Hong Kong. En definitiva la combinación de debilidad e incertidumbre perjudican la situación de las bolsas.
Mientras tanto, los bancos centrales, tanto el BCE como la FED, hacen lo que pueden por instaurar un clima de apoyo al crecimiento. Así el «mago» Draghi únicamente con sus palabras se dedica a comunicar al mercado que está dispuesto a ayudar a que la máquina no se pare. Y la FED contribuye a la fiesta de la liquidez con su vuelta a una política monetaria más permisiva. Así, en su reunión de 31 de julio ha bajo los tipos un 0,25 % y ha anunciado que su contracción de balance ha finalizado. ¿Qué más se puede pedir? Por esta parte no mucho más.
Ahora solo falta esperar una reacción de los inversores ante algunas valoraciones de activos demasiado altas como son la de los valores de renta fija en contraposición con la de algunas acciones en bolsa cuyos precios están descontando una recesión segura. Es el momento de mirar por encima de los árboles e interpretar qué de lo que ocurre es ruido de agosto y cual es el valor adecuado de cada activo. Difícil y complicado obviamente, pero se trata de otro agosto movido y un nuevo episodio más del culebrón negociador yankee
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