«La transición energética se debe hacer de forma realista y transparente»

«La energía tiene tres ejes: la seguridad de suministro, que hoy está en entredicho por la invasión, el coste, en relación a la accesibilidad a una energía competitiva, y la sostenibilidad, para que sea lo menos intensiva en carbono», ha enumerado Brufau en una de las mesas del Congreso de Directivos CEDE. En su opinión, el gran error de Europa ha sido centrar todos sus esfuerzos y sus políticas en el tercer eje, olvidando que los tres están interrelacionados. «España ha pagado una prima para tener diversidad de suministro, cuando lo fácil era recibir el gas de Argelia, porque entendió que, geopolíticamente, le daba una ventaja que Europa ha obviado. Porque no ha hecho nada por la seguridad y ha confiado en una sola fuente», ha analizado, en referencia a Rusia. «Además, no podemos hablar de una transición si no hay un mercado único de la zona que quiere transitar energéticamente», ha añadido el responsable de Repsol, solicitando también que se exploten los recursos propios. «En Euskadi hay gas, pero preferimos traerlo de Estados Unidos», ha disparado.

Su homólogo en Naturgy ha asentido y ha enumerado dos conceptos que, en su opinión, deberían guiar la transición energética: «Realismo, en el sentido de establecer objetivos que sean alcanzables, y transparencia, sobre todo en los costes, los precios y las hipotecas de las decisiones que se toman». Reynés ha recordado que si España no tiene problemas de suministro es gracias al gas natural. «Tenía que jugar un rol decreciente en la generación de energía, pero como el recurso hidrológico ha estado por debajo de lo esperado y la fotovoltaica no despega por las trabas administrativas, las turbinas de gas han podido ocupar ese hueco necesario», ha reivindicado.

Los dos directivos han coincidido en este punto en exigir que se respete el concepto de 'neutralidad tecnológica'. O sea, que las políticas no se dicten en detrimento de ninguna fuente o tecnología. Ni siquiera de los hidrocarburos. Porque, como ha comentado Brufau, se están desarrollando combustibles sintéticos que emiten mucho menos y pueden ser clave para la transición. «El gran error de partida es igualar electrificación a descarbonización. Hay muchas cosas que no pueden ser electrificadas», ha advertido.

«No hay que poner límites a la innovación», ha apoyado Reynés: «Y los que estamos en la industria tenemos que hacerla competitiva y escalarla. La generación renovable y el almacenamiento van a ser los dos grandes vectores de crecimiento, sí, pero igual no las baterías de Litio sino el hidrógeno». Precisamente, ese gas renovable, una de las grandes apuestas energéticas vascas, se presenta como una buena alternativa, pero los ejecutivos avisan que su tecnología aún no está madura y que «hay que darle tiempo». Y tampoco descartan que, de aquí a 2050, surja alguna nueva fuente disruptiva que cambie por completo el escenario, como la fusión nuclear en la que China ha hecho grandes avances.

En cualquier caso, los dos presidentes han señalado en tono crítico el papel clave que juega la regulación. Reynés exige que sea «razonable, justa y que no impida el desarrollo». Brufau, más ácido, pide que «no se cambien las reglas del juego a medio partido, por circunstancias coyunturales, porque entonces los inversores no vendrán», y ha subrayado el papel fundamental que juega la seguridad jurídica «para poder acometer las grandes inversiones necesarias».