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La suya es una empresa familiar -está en su segunda generación- y forma parte de ese amplio colectivo de compañías industriales vascas que han pasado de ser un fabricante local, centrado en el mercado nacional, para convertirse en un proveedor mundial y con factorías en ... varios países. Pese a ser industria, buena parte de su producción entra dentro de lo que se ha considerado 'esencial' en el estado de alarma, porque al estar ligados al mundo de la energía y las telecomunicaciones no podían dejar desabastecidas a infraestructuras que han jugado, como los hospitales, un papel crítico en estos meses. Cree que es en momentos difíciles como este cuando se puede apreciar el grado de compromiso de una plantilla con un proyecto empresarial; se siente agradecido por la actitud que han demostrado los 3.300 empleados de su compañía y cree que es un sentimiento general y mayoritario entre los empresarios vascos. Javier Ormazabal, presidente del Grupo Velatia -que engloba empresas de la importancia de Ormazabal o Ikusi- opina que la epidemia del Covid-19 va a forzar un cambio acelerado de muchas cosas. Incluso de organización. Él mismo, hasta ahora, presidía una reunión formal cada mes del comité de dirección de su grupo y una informal cada semana. Desde mediados de marzo mantiene una videoconferencia cada mañana con los directivos y cree que es una costumbre que ya no va a abandonar en la 'nueva normalidad'.
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La crisis
- ¿Le asusta la dimensión de la crisis en la que estamos metidos?
- No hay antecedentes similares y eso añade más incertidumbre. En términos globales, de PIB agregado, el impacto ha sido tremendo, muy potente. A partir de ahí se pueden hacer matizaciones porque también es verdad que no ha afectado a todos los sectores por igual ni tampoco a todas las empresas de la misma manera. Quienes estamos ligados como soporte a actividades críticas, como es nuestro caso, tenemos problemas pero ni mucho menos del calibre de los que afectan a otros en sectores como el turismo, la aviación…
- Prevé una salida a varias velocidades.
- Sí, parece inevitable. Todo el tejido económico tiene cicatrices profundas, pero está claro que el turismo o el transporte aéreo van a tener una recuperación más compleja. Y lo mismo sucede por áreas geográficas. El peso que tiene la industria en el País Vasco, que supone un 25% del PIB, nos permite ser más resilientes, tener mayor capacidad de adaptación en la salida. Aunque también tenemos nuestros puntos débiles.
- ¿A qué se refiere?
- Vivimos en un ecosistema de empresas muy pequeñas, de escasa dimensión. Y en la capacidad para resistir una crisis como esta también influye de forma decisiva el tamaño de las compañías. Desgraciadamente, muchas empresas pequeñas no van a poder sobrevivir.
- ¿Cree que esta situación puede favorecer las fusiones?
- Debería favorecerlas. En condiciones normales podemos pensar que estamos mejor como estamos, que no queremos compartir el poder con otros o cederlo. Pero creo que esta crisis nos ha enseñado que tenemos que diseñar empresas sostenibles y preparadas para situaciones adversas como la que estamos viviendo. Y cuando atravesemos el río en el que estamos metidos, después de llegar a la orilla no deberíamos tumbarnos a descansar. Creo que los empresarios tenemos la obligación de ser ambiciosos y plantearnos fórmulas de colaboración.
Fusiones
- Utilizando ese símil del río, ¿cree que las fusiones se darán entre empresas que consigan cruzarlo y las que estén a punto de ahogarse a mitad del trayecto?
- La verdad es que creo que vamos a llegar todos bastante tocados a la otra orilla y necesitados de forjar alianzas y proyectos de colaboración que sean ambiciosos.
- A mediados de abril fue polémico el retorno a la actividad en el sector industrial en el País Vasco.
- Nosotros no tuvimos problemas. A ver, hay que distinguir entre que una plantilla y sus representantes planteen medidas exigentes para garantizar la salud, en unas condiciones complicadas, a que planteen problemas. Ser exigente en las medidas de seguridad es bueno. En nuestro caso, lo que hemos tenido es una demostración de sensibilidad por parte de la plantilla, de alineamiento con el proyecto empresarial. Al mismo tiempo que se planteaban los problemas, también los empleados y sus representantes se ponían manos a la obra para buscar una solución. Sólo puedo mostrar mi agradecimiento ante una actitud como ésta.
- Sin embargo, en ese momento y todavía hoy, algunos sindicatos han optado por una oposición frontal a la vuelta a la actividad.
- Creo que las plantillas de las empresas han demostrado más sensibilidad que algunos sindicatos. Al menos con lo que transmitían algunos sindicatos.
- ¿Velatia es un oasis o cree que es la opinión generalizada de los empresarios en el País Vasco?
- No, qué va, es la opinión generalizada de las empresas en Euskadi. Las discusiones han estado centradas en garantizar las máximas condiciones de salud para los empleados, pero creo que, también en términos generales, se ha desarrollado con un espíritu de buscar soluciones.
la salida
- Uno de los temas de debate que se han suscitado en esta crisis es el de la dependencia de producciones que se deslocalizaron a países de bajos costes de mano de obra. Se ha revelado como un auténtico problema.
- Depende mucho de los sectores y de la estructura de suministro de cada empresa. En aquellas que tienen cadenas muy complejas es un tema que seguro que se va a revisar. En nuestro caso, en Ormazabal, hacía tiempo que habíamos adoptado una estrategia de estar más cerca del cliente. En el servicio, en la ingeniería, en el montaje, pero también en la producción.
- Pero el caso de la producción en China, como lo que ha ocurrido con las mascarillas….
- Sí, seguro que hay cosas que hay que revisar y a las que tendremos que encontrar una solución. De todas formas, como esta crisis está siendo global, el problema también cambia con el paso de los días y se traspasa de una geografía a otra. En China tuvimos un problema de suministro, aunque digamos que fue breve. Ya no supone un problema. Ahora estamos sufriendo en México, por ejemplo. Pero también tengo que reconocerle que en nuestra cadena de suministro lo hemos pasado peor por tener dos proveedores en Lombardía que con China.
- Una parte de las actividades de su grupo puede estar influida por el hecho de que haya más o menos inversión pública. ¿Le preocupa que con los inevitables recortes en el gasto público se prolongue la sensación de crisis en muchas empresas?
- Está claro que hay una revisión de las prioridades en el gasto público y es lógico que sea así. No puede ser de otra manera. A partir de ahí hay que ver qué estrategia se sigue, pero soy optimista en nuestro caso. Uno de los sectores de futuro, dentro de eso que se ha denominado el 'green deal', está vinculado a la transición energética y creo que es una oportunidad. Es un ámbito en el que los gobiernos tan sólo tienen que mandar señales, dar seguridad a las inversiones y a partir de ahí es el capital privado el que las realiza. Por eso creo que es un sector que tiene grandes oportunidades en la salida de esta crisis.
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