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Sergio Llamas
Domingo, 26 de enero 2025, 00:14
La vida se encarece y la creciente precariedad de muchos puestos de trabajo agrava la brecha entre salario y gastos. Una salida para salvar esta distancia es acumular más de un empleo, una realidad que en Euskadi se ha disparado un 70% entre 2018 y ... 2023 (2020 no se contabiliza, por la pandemia). Según el censo del mercado de trabajo elaborado por el Gobierno vasco, sólo durante el último ejercicio registrado las cifras saltaron un 134% hasta los 22.260 trabajadores.
23.685 trabajadores
acumularon más de un empleo en 2017 -año en que Glovo entró en Euskadi- fijando el máximo histórico.
876.379 españoles
suman varios empleos, según los últimos datos de la EPA. De ellos, más de 95.000 ejercen tres o más.
Este salto inusitado entre 2022 y 2023 tiene una explicación clara para ELA. «La última reforma laboral ha tenido como consecuencia el aumento de la contratación a tiempo parcial y los contratos fijos discontinuos. La patronal ha apostado por precarizar el empleo y la ley le ha dado una vía para ello», afirma el responsable de negociación colectiva en el sindicato, Pello Igeregi. Según advierte, estas fórmulas generan unas intermitencias que imposibilitan «garantizar un salario completo a final de mes y, en consecuencia, mucha gente se ve obligada a trabajar para más de una empresa».
No sólo eso. Como vienen alertando los sindicatos, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de toda España no garantizaría unos ingresos suficientes en el País Vasco. «El propio Gobierno vasco en 2022 estableció el umbral de la suficiencia en 1654 euros mensuales. Sin salarios más altos es imposible llevar una vida con un mínimo de holgura», añade.
También el análisis que hacen en CC OO ve una relación directa entre el alza del pluriempleo y la tasa de parcialidad. «En España y en Euskadi antes no teníamos tasas altas de parcialidad porque teníamos mucha temporalidad. Ahora baja la temporalidad y sube la parcialidad dejando a la gente con salarios que se han quedado congelados y que les obligan a buscar otro para complementarlo», detalla su técnico de empleo y formación, Goio Martín. Aunque los datos evidencian una tendencia, también recuerda que los datos «bailan mucho», al sostenerse todavía sobre muestras pequeñas.
Se ve al analizar el salto del pluriempleo por territorios vascos, donde la situación se acentúa en Bizkaia. Mientras que en Álava y Gipuzkoa los pluriempleados aumentaron un 51 y un 83% respectivamente en 2023, con 3.000 y 6.000 casos sin llegar a su techo histórico, en Bizkaia el salto fue más espectacular. Se disparó un 227% y marcó un nuevo máximo con 13.000 pluriempleados.
«La tendencia va al alza, eso es bastante claro, y para nosotros la explicación es una parcialidad no voluntaria en los contratos, especialmente en los de las mujeres», añade Oihana Lopetegi, responsable de Acción Sindical Negociación Colectiva de LAB. Según alerta, hoy en día los salarios de muchos empleos «no garantizan una vida digna». «Más de la mitad de los trabajadores están en esta situación según nuestros cálculos, lo que daría respuesta al aumento del pluriempleo», afirma.
La última reforma laboral impulsaría el mayor salto de pluriempleados, un 134%, entre 2022 y 2023
La brecha entre salarios y gastos explica el aumento, fruto de una tendencia creciente a la parcialidad
Todos coinciden en que el pluriempleo crece vinculado a la «necesidad, ya que la gente no llega a fin de mes». Así lo subrayan en Infojobs, que realiza informes periódicos para analizar la situación del pluriempleo en España. Su directora de estudios, Mónica Pérez Callejo, avanza a este periódico que los números podrían haber seguido creciendo en Euskadi.
Esta escalada se viene reflejando en la Encuesta de Población Activa (EPA) para toda España. Tiene datos contabilizados hasta mayo del pasado año, cuando había 876.379 trabajadores con pluriactividad, un 4,75% más que en el mismo mes de 2023. Este análisis destaca también un aumento en el número de personas con tres o más empleos. A nivel nacional, más de 95.000 trabajadores se encuentran en esta situación.
«El consumo se ha reactivado, lo que significa que se ha gastado más y da a entender que hay más dinero disponible, pero la vivienda sigue siendo uno de los principales segmentos a los que se tiene que dedicar el sueldo, por lo que mucha gente tiene que simultanear a varios empleadores», analizan en Infojobs. Pérez Callejo remarca que, si bien la falta de ingresos suficientes sigue siendo el motor de este aumento, en casos muy puntuales puede deberse a una realidad laboral cambiante.
Según esto también habría trabajadores que acudirían al pluriempleo no por una cuestión de precariedad, sino por una búsqueda de conciliación y flexibilidad laboral alejada de las jornadas tradicionales. «Se empiezan a adoptar modelos que permiten compatibilizar diferentes horarios y trabajar en varios proyectos al mismo tiempo. Por ejemplo, puede haber gente a la que le cuadre trabajar los fines de semana en la hostelería y así disponer de otras opciones para el resto de los días», ejemplifica.
Y hay más factores en juego, como un impulso del teletrabajo, «donde las fronteras del espacio y del tiempo desaparecen» y es más fácil compaginar responsabilidades, o la normalización de nuevos servicios que ya casi están disponibles 24 horas al día. «Antes era imposible imaginar que nos llegara un paquete a las diez de la noche, pero ya nos estamos acostumbrando», añade la portavoz de Infojobs, sin contar otros negocios como el de los 'riders' o los conductores de Uber.
Zigor Hernández Repartidor
Zigor Hernández tiene 'casi' cuatro trabajos. Durante la madrugada distribuye pan por los pueblos, a lo largo del día trabaja para una empresa de mensajería y transporte (Lizutrans) y reparte hamburguesas por las noches. Su cuarto empleo, todavía incipiente, es ser influencer. Las cifras le acompañan. En su perfil de instagram (@zigoreitor), este joven vizcaíno de 28 años roza los 40.000 seguidores.
«No libro ningún día de la semana. He llegado a trabajar hasta 135 seguidos», se enorgullece Zigor que ha utilizado su propia experiencia para inspirar a otros emprendedores. «Cometí errores muy graves en el pasado. He estado seis años en centros de menores y vengo a enseñarte que las personas pueden cambiar», se describe en su perfil.
Sus jornadas maratonianas, que algunos días se alargan hasta las 11 horas, persiguen unos objetivos bien definidos. Durante cinco años cada mes debe abonar 700 euros para sufragar una condena por responsabilidad civil (en lugar de declararse insolvente, quiere resarcir a las víctimas). Además ahorra 15.000 euros para arreglar el tejado de la vivienda familiar y, a más largo plazo, aspira a independizarse. «Con un trabajo no me puede dar para todo», reconoce.
Aunque su jornada ya está más que apretada, encuentra tiempo para hablar en centros de menores y motivarles con su testimonio. En cuestión de pluriempleo, no es el único que conoce. Su propio hermano también tiene dos trabajos -uno en la hostelería y otro en un almacén- porque «con alquileres de vivienda a 700 euros, tirando por lo bajo, si no es imposible independizarse».
No tiene prisa por alcanzar sus metas, pero defiende que el momento es ahora. «Cualquier sueño o aspiración hay que trabajarlo desde joven, porque es cuando se tienen más fuerzas», sostiene.
Visitación Leoz Librera y auxiliar
La donostiarra Visitación Leoz Sastre ha trabajado 25 años «metiendo muchas horas» como auxiliar domiciliaria, encadenando hasta cinco empleos en un mismo año, pero careciendo de un seguro cuando limpiaba en las casas. Una circunstancia que se le complicó en agosto, cuando se vio obligada a coger una baja. Ahora que ha dado el salto de clienta a dependienta en una librería en la que trabaja por las tardes, compagina este nuevo empleo con el mantenimiento de un hogar al que le atan ya 25 años de dedicación continuada, tres días a la semana. «Si no juntas los dos trabajos no llegas a un sueldo digno», justifica.
Durante muchos años Leoz ha encadenado el trabajo en varias casas, aunque nunca llegó a hacerse autónoma -su marido, ahora prejubilado, ya lo era- por miedo a que regularizar así su empleo pudiera privarles de las becas que solicitaban para sus hijas. Los sacrificios no eran pocos. «Son mellizas, así que los gastos te venían todos de golpe, como por ejemplo la ortodoncia», rememora.
Ahora que sus hijas están independizadas ha renunciado a los trabajos que le requerían un mayor esfuerzo físico. «La librería es otra cosa. Trabajar de cara al público me encanta -un ámbito en el que también tenía experiencia ya que antes de casarse ejerció como cajera- y encima me queda cerca de casa», celebra. El puesto, eso sí, le surgió de casualidad, fruto de una jubilación y solo a tiempo parcial.
«Lo de ahora es una mejora, sobre todo porque cotizo y estoy asegurada. No tiene nada que ver con la época en la que iba de casa en casa y mi marido tenía que venir a buscarme en coche y se equivocaba del sitio en el que me tocaba ese día. Era un tema de necesidad y que te coincidieran los días para coger vacaciones... Era lo que había», reconoce.
Rubén Camacho Uber y Glovo
Rubén Camacho, de origen venezolano, obtuvo hace diez años la nacionalidad española. Ahora, con 62, confía en avanzar hacia una jubilación razonable combinando sus dos trabajos actuales -como repartidor de Glovo, donde está desde 2017, y conduciendo coches para Uber, desde hace cinco años- más las cotizaciones que acumuló de la empresa Mack en Venezuela. «El problema es que los gastos aumentan y aumentan cada año, y a uno no le suben el sueldo», se duele.
Actualmente vive en el barrio bilbaíno de Zorroza, donde ha encontrado una vivienda por 450 euros mensuales -antes pagaba el doble por otro piso en el que vivía con su mujer y sus hijos, ahora independizados-, lo que le permite mantener 900 euros para los gastos familiares mezclando sus dos trabajos. También recurre algo menos a Glovo, aunque todavía tiene que trabajar «varias horas todos los días para completar un salario normal», señala.
Rubén ha aflojado un poco su dedicación al reparto de comida «porque ahora hay mucho 'rider'». En sus inicios podía ganar hasta 2.000 euros mensuales, «metiendo muchas horas», pero ha crecido la competencia. «A mucha gente que viene de fuera le sirve para mantenerse hasta que les dan los papeles», explica. No es extraño que se compartan cuentas para poder generar ingresos.
Ahora Rubén tiene una moto que le hace más fáciles las entregas, porque para moverse por la ciudad, asegura, «la furgoneta es imposible». No hace mucho los problemas para aparcar le costaron un trabajo cuando todavía estaba en pruebas. «Me dijeron que tenía que pagar yo las multas y no me salía rentable», lamenta.
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