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La pirámide poblacional vasca cada vez se parece menos a una pirámide y más a uno de esos jarrones chinos tan frágiles. Hay muchos viejos y pocos jóvenes. Desde hace años los expertos de diversos y variados ámbitos (demografía, economía, sociología...) vienen alertando sobre la ... crisis demográfica que se está fraguando y que, quizás, ya está aquí. Se observa muy claramente en el mercado laboral vasco porque en sólo quince años, desde 2002, se ha reducido casi a la mitad el número de trabajadores jóvenes.
Las cifras son contundentes. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE referida al tercer trimestre de este año, en Euskadi hay 192.900 ocupados de menos de 35 años de edad, que representan el 21% de la fuerza laboral. Un enorme desplome con respecto al mismo trimestre de 2002, cuando en este grupo de edad (de 16 a 34 años) se integraba el 39% de los asalariados y sumaba nada menos que 348.300 efectivos. Es decir, que en estos tres lustros la cifra de ocupados en esta franja de edad se ha reducido un 45%.
¿Por qué? Por supuesto, la explicación fundamental es la cuestión demográfica. Hay menos trabajadores jóvenes porque, en general, hay menos jóvenes. En 2002 se contaban en Euskadi 578.700 personas entre 16 y 34 años, y ahora son 375.600. Un desplome del 35%.
Loli García | CC OO Euskadi
Pero, claro, eso no es suficiente para explicar la caída entre los ocupados, que es diez puntos superior (el mencionado 45%). Así que se da una circunstancia curiosa. De un lado, hay preocupación porque el mercado laboral envejece a pasos agigantados. Pero, de otro, ese mismo mercado laboral cierra las puertas a las nuevas generaciones. De hecho, mientras la tasa de paro en Euskadi está en el 11,5%, el desempleo juvenil alcanza el 21,6%.
Loli García, secretaria general de CC OO-Euskadi, comienza recordando que la precariedad que ha dejado la crisis provoca, en un primer momento, que los jóvenes retrasen su incorporación al mercado laboral. Hace años, cuando uno terminaba los estudios, empezaba a trabajar. Ahora, como hace mucho frío ahí fuera, la formación se prolonga durante años con «másters, doctorados, estudios de especialización...».
Cargados de títulos académicos, los nuevos aspirantes a un empleo se encuentran con otro problema: les tocará trabajar gratis. «Las empresas están abusando de modalidades no contractuales como becas y prácticas no laborales, que en muchos casos están financiadas por las propias administraciones públicas», denuncia Loli García. De manera que mientras están en esta situación, también aparecen como demandantes de empleo y ni cobran ni cotizan.
En principio, no habría nada de malo en pasar un periodo de prácticas sin remuneración si eso abriese de par en par las puertas del mercado laboral. Pero no. Porque tras «cinco o seis años de másters, especializaciones y luego becas», los jóvenes se encuentran contratos temporales, a tiempo parcial... Y unos salarios de entrada que apenas llegan a 900 euros, según aseguran expertos en intermediación, lo que supone un notable empeoramiento de condiciones respecto a las que había antes de la crisis, cuando el mileurismo, que ahora es una aspiración, parecía una lacra.
Semejante perspectiva asusta. «Así que mucha gente joven muy preparada tiene que emigrar porque aquí no puede tener una vida que merezca la pena», critica Mikel Noval, de ELA. Miles de chavales han dejado Euskadi en los últimos años y, según ciertos estudios, el 60% no tiene previsto regresar. Un problema que ha llegado hasta el Parlamento vasco y para el que las administraciones buscan soluciones que no parecen fáciles.
«Antes se decía que había que empezar aceptando situaciones de precariedad para luego mejorar y tener un empleo digno», recuerda Noval. «Pero ahora el futuro sólo ofrece una cronificación en la precariedad». La catedrática de Economía de la UPV Sara de la Rica considera que esa situación termina suponiendo un enorme lastre de cara al futuro, porque al final condiciona las carreras profesionales de la gente hasta la edad adulta.
¿Por qué el mercado laboral está tan mal para los jóvenes? Los sindicatos culpan a las reformas laborales, que dan a las empresas más capacidad para imponer sus condiciones. Sin embargo, la patronal Confebask apunta hacia un desajuste entre la formación que traen los jóvenes y los requerimientos del mercado de trabajo. Un ejemplo: la previsión es que el 60% de las ofertas dirigidas a universitarios sea para ingenieros y titulados en Administración y Dirección de Empresas; mientras, en la Universidad del País Vasco (UPV) y en la de Deusto sólo tres de cada diez alumnos cursan estas especialidades. Siendo esto así, no resulta extraño que más de la tercera parte de los parados vascos sean titulados superiores, el mayor porcentaje de España, donde la media está en el 22%. O sea, que Euskadi tiene a los parados mejor formados del país, y eso es un drama personal pero también una inversión ruinosa en educación.
La secretaria general de CC OO apunta hacia otro elemento a tener en cuenta a la hora de explicar por qué los jóvenes, siendo un bien escaso, son despreciados en el mercado laboral: el bloqueo de la negociación colectiva. El enfrentamiento entre los sindicatos nacionalistas y los de implantación estatal se une a la natural confrontación entre los representantes de los trabajadores y la patronal hasta hacer una papilla espesa que impide apenas avances en los convenios colectivos. Una desregulación que deja desprotegidos a quienes quieren entrar en el mercado laboral. Se aprecia muy bien en las encuestas de costes laborales: quienes han logrado mantener sus empleos durante la crisis son los que mantienen unos sueldos altos. Pero quienes se han quedado en paro, o quienes llegan de nuevas, tienen unas retribuciones muy inferiores. Por eso los salarios llevan bajando en Euskadi desde 2013, y este año ya están cayendo a un ritmo del 1,7% interanual.
Mikel Noval | ELA
Así que con este panorama se encuentran los jóvenes vascos, que cada vez son menos y cada vez se van más fuera a buscarse la vida. Mientras, el mercado laboral sigue envejeciendo. La mitad de los trabajadores vascos tiene más de 45 años, y los que superan los 55 ganan peso pese a los intensos procesos de prejubilaciones: en 2002 sólo suponían el 10% de los ocupados, y ahora son el 18,3%.
Semejante tsunami demográfico amenaza el sistema de pensiones. El año 2016 se cerró en Euskadi con un gasto de 8.223,7 millones de euros, y unos ingresos por cotizaciones de 5.454 millones. Es decir, un déficit de 2.769. Y en 2017 el gasto sigue creciendo al 3,3% porque cada vez hay más pensionistas -por eso se reduce el paro, y no por la creación de empleo- y cada año cobran prestaciones más altas -porque se generaron con los salarios elevados de los buenos tiempos-. Así que, claro, ¿cómo no va a subir el déficit si aumentan a un ritmo intenso los jubilados con una pensión media que ya llega a 1.318 euros, y los pocos jóvenes que entran en el mercado laboral lo hacen con sueldos de 900 euros?
«El envejecimiento de la población es un reto formidable en España», asegura el responsable del servicio de estudios de BBVA, Rafael Doménech. Y no sólo por el asunto de las pensiones y su sostenibilidad futura, sino por cómo se va a disparar el gasto sanitario para atender a una ciudadanía cada vez más achacosa.
Pues bien, «en Euskadi tenemos un problema con la pirámide poblacional mucho más acusado que en España», advierte Joseba Madariaga, responsable de estudios de Laboral Kutxa. Para tratar de paliarlo hay dos opciones: o ‘producir’ más jóvenes, o ‘importarlos’. Es decir, «estimular la natalidad y tener capacidad para atraer trabajadores jóvenes de otros lugares», analizaba Madariaga esta semana en una conferencia de expertos en Bilbao. Respecto a la primera opción, el fomento de la natalidad no pasaría únicamente por ayudas, sino por «incentivar la flexibilidad» en el trabajo para que los padres puedan «compatibilizar vida personal y profesional». Además, apuesta por que en el mundo de la empresa «se introduzca la edad como ámbito de gestión», y que se procure desde mantener el talento de los veteranos a través de distintas medidas, hasta pulir herramientas para la transmisión del conocimiento.
¿Qué hay de atraer talento joven a Euskadi? Al experto esto le parece más difícil porque «en nuestro entramado de pymes la capacidad de ofrecer empleos atractivos es limitada».
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