Un 24% se deben a ansiedad y depresión, pero no se reconoce su origen laboral

En la misma línea, Juan Carlos Cárdenas, de UGT-Euskadi, ironiza con que el año pasado únicamente se registraron 21 bajas por problemas de salud mental en las que se reconoció el origen laboral. «¿Es que no existe el estrés en el trabajo ni el acoso laboral? Lo que pasa es que las mutuas tienen como política considerar siempre estas dolencias como contingencias comunes», señala.

Recuerda además que los pocos casos en los que se han reconocido como contingencias profesionales es porque ha mediado una denuncia sindical. Ocurrió por ejemplo con la baja por ansiedad de un policía municipal de Gorliz sufrida por el acoso de un compañero, que fue declarada como accidente laboral por un juez tras la demanda de ELA. «Ni siquiera el hecho de que alguien tenga un ataque de ansiedad en la oficina hace que se reconozca el origen laboral», dice Cárdenas.

Recientemente, con motivo del Día Internacional de Salud y Seguridad en el Trabajo, la directora de Osalan, Lourdes Íscar recordaba que no solo son obligatorias las evaluaciones de riesgos psicosociales por parte de los servicios de prevención de la empresa, «sino que se deben tomar medidas cuando se detecten problemas y controlar que se adoptan».

La patronal Cebek, por su parte, considera necesario que las empresas gestionen este problema «con buenas prácticas y una cultura colaborativa», según explica su secretario general, Francisco Javier Azpiazu, que al mismo tiempo reclama un mayor reproche social a quienes se ausentan del trabajo por razones injustificadas.