Los trabajadores del futuro que ya no son humanos

En realidad, el futuro de la empresa no es tan distópico. Sigue habiendo trabajadores, aunque casi parecen 'gerentes' que dan órdenes a sus compañeros autómatas. En el gigantesco 'stand' del centro tecnológico de Tecnalia, por el que deambulan engendros robóticos como el famoso 'perro' de Boston Dynamics, el director de proyectos Xabier Corta muestra que la colaboración entre humanos y máquinas ya es cosa del presente en muchas compañías con las que colaboran. Para comunicarse con ellas los operarios emplean gestos en el aire con gafas de realidad aumentada o incluso la propia voz. «Entienden todo lo que le dices. Le pidas que mueva un objeto y lo hace, aunque sea hablando de forma natural», resume Corta.

Noticias relacionadas

Urkullu subraya la fortaleza de la industria vasca, que dibuja un «crecimiento sólido» de la economía

Sergio Llamas

Opinión

Editorial

Industria de vanguardia

Así es la Bienal de la Máquina-Herramienta, la gran cita de la industria en el BEC

Sergio Llamas

Estas empresas del futuro necesitan trabajadores del mañana, que también caminan ya por la BIEMH. Ayer, en un puesto instalado en la zona robótica, invitó a un grupo de estudiantes de mecanizado procedentes del centro de Salesianos de Formación Profesional de Pamplona a 'jugar' con un brazo robótico para extraer una pelota: una versión futurista y sofisticada de las antiguas máquinas de feria con un gancho. Una de las chicas participantes se hizo con el premio, tras un alarde en el que hacía saltar la pelota sobre la 'mano robótica'. «Hacemos prácticas en las empresas y ya se ven instaladas bastantes herramientas parecidas a ésta», aseguraron Paula Martínez y Daniel Raetchi. Su grupo acude a la feria para tener un contacto con el mecanizado que está por venir. «La fabricación que viene es así. Sabemos que es lo que nos vamos a encontrar y que para manejarla hay que explicarles a las máquinas lo que tienen que hacer», plantean con normalidad.

La automatización parece estar en todas partes. Mikel Marín, de Beckhoff Automation España, muestra un modelo de 'patines magnéticos' ideado para desplazar piezas. El sistema, que reinventa las antiguas cintas automáticas por las que circulaban los productos, consiste en pequeñas plataformas que parecen levitar. Un sistema de microscópicos imanes ocultos las hace 'danzar' como en una exhibición. «Puede servir, por ejemplo, para atender pedidos personalizados, como si quieren un crear pintalabios con una barra concreta o atender un pedido específico», explica.

Las fábricas inteligentes también tienen su talón de aquiles. Para luchar contra él, empresas de ciberseguridad como Bullhost desarrollan sus servicios de protección que garantizan que solo se conectan a la planta los dispositivos autorizados, y que todas las órdenes que llegan son las debidas. Así se evita que los 'hackers' chantajeen a los propietarios o envíen órdenes aleatorias a su maquinaria. «Podemos sacarlos de la red y meterlo en una 'honey pot' (un espacio virtual falso) donde creen que nos está dañando mientras les investigamos», afirma un trabajador, Iban Madariaga.