Tras un 2020 durísimo, el año 2021 tuvo un comienzo esperanzador con algunos aspectos positivos tanto en el ámbito de la salud, gracias a la campaña de vacunación, como en el económico, al reactivarse poco a poco todas las actividades productivas.

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Las previsiones apuntaban a ... un rebrote económico mucho más enérgico del que finalmente hemos visto debido principalmente a los problemas de las cadenas de suministro derivados de las dificultades para alcanzar los niveles de producción anteriores a la pandemia tras períodos prolongados de cierres, la escasez de materias primas y los cuellos de botella en la logística.

Pero las empresas, desde julio, están teniendo que lidiar, además, con unos precios de energía nunca vistos en la historia reciente impulsados por las incertidumbres en el abastecimiento de gas natural que se ha traducido, en muy poco tiempo, sin apenas margen de adaptación, en unos costes de energía eléctrica elevadísimos que previsiblemente se mantendrán a corto y medio plazo y que ponen en peligro la rentabilidad e incluso supervivencia de muchas compañías industriales.

Esta inflación de costes de energía lleva aparejada, de forma directa, un aumento en los precios de materias primas, duplicando por tanto el efecto pernicioso sobre la industria.

Nuestra compañía, por fortuna, está razonablemente posicionada para asumir este nuevo reto que esperemos no tenga una duración excesivamente larga, y estamos convencidos que, con el esfuerzo de todos, se podrá llegar a buen puerto a finales de 2022.

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