El Metal de Bizkaia cierra tres días de huelga con advertencias de nuevas movilizaciones

El principal motivo de discrepancia gira en torno a la traslación a los salarios de un IPC desbocado, que en junio superó el 10%, la mayor tasa desde los años 80. Este debate ha tensado las negociaciones en muchos sectores como reflejan las huelgas en el Metal de Álava, en Mercedes y en otros muchos ámbitos. Pero el Metal de Bizkaia tiene especial alcance al afectar a 52.000 trabajadores y a gran parte del tejido productivo vasco.

Los sindicatos, que exigen en su plataforma una subida salarial del IPC más uno, han instado a la patronal a tomar nota del alto seguimiento que han tenido estos tres días de paros. «La pelota está en su tejado», ha señalado Mikel Etxebarria, de ELA, tras tachar de irresponsable que ni siquiera les hayan convocado a una nueva reunión. Por parte de CC OO-Euskadi, Unai Orbegozo ha insistido en que «los trabajadores no pueden ser los paganos de una inflación desbocada», mientras que José María Rojo, de UGT-Euskadi, ha recordado que la renovación del convenio en 2019 supuso 10 días de paros.

La responsable de LAB, Iratxe Azkue, ha apuntado que hoy también ha parado totalmente ITP Aero, una de las grandes compañías que mantenían algo de actividad en las pasadas jornadas de huelga. Otras como las subcontratas de Petronor, la ACB de Sestao, Nervacero, PCB o las plantas de Gestamp y Cie Automotive han estado paradas las tres jornadas de huelga. La incidencia en las pequeñas ha sido mucho menor.

Los tres sindicatos se han quejado de la actuación injustificada y desproporcionada de la Ertzaintza contra los piquetes, que hoy han ejercido presión en Zamudio, donde está ubicada ITP. Ayer hubo un detenido y otra persona identificada en Iurreta por la quema de contenedores. «Menos policía y más negociación», han gritado los manifestantes al pasar delante del operativo desplegado en Gran Vía, delante de la sede de la patronal vizcaína Cebek.

En el otro extremo, la patronal ha denunciado la acción de los piquetes. «En una sociedad como la que vivimos, no se pueden tolerar las coacciones y los ataques como los que se han desarrollado en estos tres días de huelga», ha criticado FVEM, que ha insistido en su voluntad de negociar. «Pero el convenio debe permitir a las empresas mantener su capacidad de competir, circunstancia que se ha complicado de manera muy importante en el último año, para conservar los puestos de trabajo» y, en su opinión «las exigencias sindicales van en dirección contraria».