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El teletrabajo experimentó un ligero repunte en Euskadi en el último tramo de 2021, aupado por la incidencia de ómicron en la comunidad autónoma, particularmente golpeada por la sexta ola del coronavirus. Al término del pasado diciembre, un total de 56.900 personas, el 5, ... 9% de la población ocupada en ese momento, trabajó desde su casa más de la mitad de los días laborables. Así lo acaba de poner de manifiesto la Encuesta de Población Activa (EPA) referida al último trimestre del año y recién publicada.
Tres meses antes, al concluir septiembre, el Instituto Nacional de Estadística (INE) constató en la anterior EPA que eran 47.300 trabajadores, el 5%. Hasta entonces, todos los datos computados a lo largo del pasado año habían percibido descensos, ya que el primer trimestre cerró con un 6,8%, bajó al final de la primavera hasta el 5,9% y volvió a caer al término del verano otras nueve décimas, hasta el 5%.
Los expertos ligan el aumento en los últimos meses hasta el 5,9% a los vaivenes de ómicron, ya que Euskadi ha sido la segunda comunidad donde la variante hasta ahora más transmisible del covid ha incidido con especial virulencia. Navarra, con una tasa de contagios aún mayor, está en el 4,7%, tras experimentar también un pequeño crecimiento. Y en Aragón, la tercera región más atacada por la nueva cepa, el trabajo en remoto se sitúa en el 6%, un registro asimismo mayor que al concluir el tercer trimestre. Esto es, presentan un comportamiento muy similar al vasco.
A pesar de este puntual ascenso en volumen y porcentaje, una situación que no se observó en el conjunto de España, donde ambos parámetros descendieron al expirar 2021, el teletrabajo en el País Vasco continúa siendo residual, e incluso dos puntos inferior al nacional. En diciembre, el 7,9% de los empleados españoles operaba desde su domicilio, un total de 1,5 millones de personas.
Y entre las grandes comunidades, con las que Euskadi acostumbra a compararse, el trabajo en remoto parece mucho más asentado. En Madrid, el 14,5% se desenvuelve con esta fórmula y comienzan a multiplicarse los casos en los que se rechazan empleos porque la empresa no contempla el teletrabajo como una opción más y ofrece únicamente el modo presencial. En Cataluña, 2021 terminó con un 9,7% de empleados en esta situación y Valencia se quedó en el 6,4%. Ambas por encima del País Vasco, que solo gana a Andalucía entre las principales economías del país. Allí, es habitual solo para el 5,8%.
La fórmula del trabajo ocasional a distancia, medida también por el INE en su encuesta, creció en las últimas semanas del pasado ejercicio, una tendencia que los expertos atribuyen sin duda a la incidencia del virus, agobiante en torno a las fechas previas y posteriores a la Navidad. No obstante, los porcentajes son igualmente muy pequeños y alejados de lo que se vaticinaba al comienzo de la pandemia; esto es, que el teletrabajo había venido para quedarse.
Curiosamente, su relevancia se ha desinflado de forma paralela a su regulación dentro de la legislación laboral española, una medida que los sindicatos saludaron en septiembre como «un importante paso» dentro del diálogo social, que debía concretarse en la negociación colectiva. La realidad es que no ha sido así y los casos se cuentan con los dedos de una mano. En Comisiones Obreras de Euskadi apenas citan uno, el de Kutxabank. Históricamente, el trabajo en remoto nunca ha tenido en España la misma penetración que en el resto de Europa. Y en el caso de Euskadi, su notable peso industrial juega en contra de trabajar desde casa. Simplemente, no se puede.
La fundación de las cajas de ahorros, Funcas, es por ahora el último 'think tank' que ha incidido en las peculiaridades españolas. «Es cierto que la pandemia ha acelerado un proceso de digitalización ya avanzado y maduro, reduciendo resistencias culturales e institucionales que aún lastraban este proceso, pero es dudoso que haya traído un cambio irreversible en la prevalencia del trabajo». Y añadía: «Es probable que, tras la crisis epidemiológica, muchos empleados que hoy todavía trabajan total o parcialmente en remoto aumenten la presencia física en sus empresas».
El fenómeno que en cambio sí parece haberse asentado más es la denominada 'plataformización' del trabajo. Es decir, el uso de redes digitales para coordinar relaciones laborales de forma algorítmica, lo que puede sustituir algunas de las funciones realizadas tradicionalmente por niveles jerárquicos bajos e intermedios, como la gestión diaria del trabajo y las interacciones entre empleados. Al tiempo, Funcas estima que también se pueden difuminar en el seno de las empresas las diferencias «entre posiciones internas y externas, esto es, entre trabajadores y contratistas/clientes».
113.100personas llegaron a estar teletrabajando en Euskadi tras decretarse el confinamiento.
14,5%de los madrileños operan en remoto. La segunda comunidad es Cataluña, con el 9,7%.
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