Menor dinamismo

Hoy en día, y para estos primeros meses del nuevo año que estamos a punto de estrenar, mantenemos esa previsión: cierta ralentización de nuestra actividad industrial, consecuencia del considerable frenazo de las economías de nuestro entorno, pero compensada en parte por el sector servicios más ligado al ocio y al turismo, y un gasto en consumo interno estable, que impedirán que la cifra conjunta de nuestra economía entre en terreno negativo.

Es verdad que la situación difiere según sectores. Pero si hablamos de la economía en su conjunto también es cierto que por lo que nos describen las propias empresas, la rentabilidad de buena parte de ellas se está resintiendo, el encarecimiento de la financiación no ayuda, la confianza empresarial se mantiene relativamente baja y se prevé un menor dinamismo de las ventas y los pedidos. Afortunadamente, las empresas vascas siguen apostando por mantener o incluso aumentar la plantilla (esto último en menor medida).

Así las cosas, no queda más remedio que estar vigilantes e insistir en un mensaje claro ante determinados anuncios del Gobierno central y de algunos sindicatos: sin empresa competitiva, sin proyectos sostenibles, sin productividad creciente, sin diálogo social, no hay futuro.