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En mitad de la partida de ajedrez que Talgo, Magyar Vagon y el Gobierno de España vienen jugando desde el pasado noviembre, el fabricante de trenes de origen vasco presentó ayer los resultados del primer trimestre del año.
La compañía sigue mostrando músculo gracias a ... su fuerte cartera de pedidos –más de 4.000 millones– y firma en los tres primeros meses de 2024 unas ganancias de 10,4 millones de euros. Es un salto en los beneficios netos respecto al mismo periodo del año pasado que supone multiplicar por casi cinco los 2,5 de 2022.
El impulso de las entregas en Alemania, Dinamarca y también la de los polémicos, por los retrasos y sanciones, trenes Avril a Renfe ha elevado las ventas. Crecieron en el primer trimestre del año un 31% hasta alcanzar los 166 millones, ayudadas también por los ingresos de los servicios de mantenimiento, una de las líneas de negocio estratégicas en los fabricantes de trenes.
Talgo logró hasta marzo un ebitda –resultados antes de pagar impuestos, créditos a los bancos y amortizaciones– de 20,1 millones, con un margen de 12%. Una cifra que es uno de los primeros frutos del plan de acción para mitigar los problemas en el suministro y la inflación. Elementos que anularon el beneficio de la empresa en 2022.
«La solidez del negocio y el buen rendimiento de la ejecución de los proyectos –señaló la empresa en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)– confirman las perspectivas establecidas para 2024, que prevén un alto nivel de actividad e ingresos reconocidos con unos márgenes ebitda estables del 11,5%».
Pero el tiempo es una de las claves que empieza a ganar peso en la situación de Talgo registrada la OPA por la que Magyar Vagon plantea, de modo amistoso, hacerse con la compañía por 617 millones de euros. Y es que los resultados de Talgo podrían cambiar de color si no se da respuesta al refuerzo de su capacidad industrial en el medio plazo para hacer frente a esa cartera de pedidos que supera los 4.000 millones. Fuentes del grupo magiar confirman a ELCORREO que «desearían que las cosas fueran más rápido», pero insisten en la determinación: «la apuesta es firme y el compromiso, pleno para seguir adelante desde el convencimiento de las ventajas para España y Hungría de la operación».
Al Gobierno de España sigue sin gustarle la operación y recela de las conexiones y apoyo público de la Administración húngara presidida por Viktor Orban a Magyar Vagon. No logra activar en el mercado una oferta alternativa y, de momento, solo tiene a Criteria –el vehículo de participaciones industriales de La Caixa–, que ha mostrado disposición a formar parte minoritaria de la solución, pero con un socio industrial que no termina de aparecer.
Magyar Vagon pidió la autorización de la operación al Gobierno en la Junta de Inversiones Exteriores (Jinvex). Pero Moncloa guarda silencio y no ha respondido a la petición de encuentro de los húngaros. Tan solo se han producido intercambios de documentación y cuestiones administrativas con el Jinvex, que analiza la operación. Para desbloquear la situación se ha planteado una opción en la que Magyar Vagon diera espacio en Talgo a accionistas nacionales con presencia en el consejo y determinados derechos de veto.
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