La siderurgia, como sector electrointensvo y también consumidor de gas, destaca entre los más afectados. jordi alemany
Subida de la luz

El encarecimiento de la factura energética lastra la recuperación de la industria vasca

La escasez de contratos a precio fijo junto con la exigencia de renegociarlos generan graves dificultades

Lunes, 11 de octubre 2021, 01:43

La industria lideró la recuperación tras la pandemia, pero está encontrando cada vez más obstáculos en la salida. Los problemas se van acumulando sobre la mesa: la escasez de chips, que ha puesto contra las cuerdas la automoción; el brutal encarecimiento de los fletes; la ... escalada de las materias primas y las dificultades de abastecimiento y, ahora, la crisis energética. La factura de la electricidad se ha desbocado espoleada por el gas, que es también vital para muchos sectores como el papelero, el vidrio, el químico y el siderúrgico. Las empresas más afectadas se quejan de que están muy expuestas a la escalada del mercado por la escasez de contratos a precio fijo, que encima, en algunos casos, están siendo rescindidos por las comercializadoras, y en otros, las grandes eléctricas les exigen renegociarlos. Los costes se han doblado de media en la industria manufacturera.

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Los primeros en dar la voz de alarma han sido los electrointensivos (siderurgia, metalurgia...) porque, a más consumo, mayor es el daño. En su caso la energía puede alcanzar el 40% de los costes y la factura se ha triplicado. Según la Asociación de Grandes Consumidoras (AEGE), que ahora preside José Antonio Jainaga, máximo responsable de Sidenor, sufren el problema de que en España tienen menos apoyo que sus competidores europeos y que los contratos a plazo apenas cubren el 30% del consumo frente al 70% en Alemania o Francia. Las eléctricas, además, les han advertido de su intención de repercutirles la penalización que les inflige el real-decreto en la generación libre de emisiones. Defienden que ya tenían pactada la venta a un precio y que con esta medida se ha desequilibrado el contrato, todo lo cual ha generado semejante caos que ha hecho a la ministra Ribera replantearse la normativa. Hay ya plantas industriales que están reduciendo su producción en las horas de precios altos.

Sin llegar a ser electrointensivo, otro sector muy afectado es la fundición. «Algunas empresas ya están evaluando la posibilidad de cerrar varios meses para evitar la quiebra. No se puede producir a pérdidas», señala Marcial Alzaga, secretario general de la Federación Española de Asociaciones de Fundidores (FEAF), que explica de forma muy clara la situación. Según precisa, un 85% de las compañías tiene contratos indexados al mercado mayorista, que está desbocado. El 15% cuenta con contratos de precio fijo a un plazo de uno o dos años o bien los llamados PPA, ligados a instalaciones renovables, de 5 o 10 años.

Media

«A una empresa mediana el recibo le ha pasado de 41.200 a 94.800 euros desde febrero»

De precio fijo a mercado

En ambos casos están sufriendo rescisiones o renegociaciones. «Algunas comercializadoras están pasando contratos de precio fijo a mercado. Tienen cláusulas de salida que les permiten hacerlo y, aunque tengan que pagar una indemnización, les compensa», explica Ramón López, miembro fundador de la Plataforma Energética kV, que defiende los intereses de la industria manufacturera. Como ejemplo, Alzaga relata lo ocurrido a una empresa, tras una modificación unilateral: «Ha pasado de pagar 50 euros por Mwh en julio a 170 en septiembre. Es decir, de una factura de 200.000 euros al mes a una de 700.000 porque consume unos 4.000 Mwh». En el gas, añade, está pasando exactamente lo mismo, con rescisiones y traslado al mercado 'spot'. «La sensación generalizada es que la industria no va a aguantar los seis meses que faltan hasta que los precios bajen», señala Verónica Rivière, presidenta de Gas Industrial, que representa a los sectores grandes consumidores.

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En los contratos PPA, ligados a renovables y con plazos más largos de 5 a 10 años, también está habiendo cambios. Las eléctricas les están notificando el traslado de la penalización de 80-90 euros por Mwh que supone el real decreto de la ministra Ribera «Lo cargan como un nuevo concepto, que se suma a los precios de 45 euros por Mwh de estos contratos», señala Alzaga.

Rescisiones

«Hay comercializadoras que optan por pagar la indemnización y cancelar el contrato»

Mercado cerrado

De todas formas, el problema fundamental está en la elevada exposición al mercado 'pool', que no para de subir por su funcionamiento marginalista; la última central que entra marca el precio para todas y suele ser una de gas, cuyo precio de ha disparado. «Una empresa de tamaño mediano, con un consumo mensual de 500 Mwh, ha visto subir su factura de 41.200 euros en febrero a 94.800 en septiembre, más del doble», calcula López. Explica también que muchas empresas no tenían contrato a plazo porque no sabían cuánto iban a consumir. «La contratación a precio fijo suele ser 'take or pay', esto es, te comprometes a un consumo determinado y, aunque no lo alcances, lo pagas igual. Como había dudas sobre la recuperación tras la pandemia, muchas empresas no quisieron arriesgar», apunta el experto, que dice que desde hace dos meses es imposible contratar a plazo.

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La capacidad de las empresas de lidiar con estos costes depende, en gran medida, de si pueden trasladarlos al cliente. La industria electrointensiva se queja, en este sentido, de su desventaja para competir con Francia y Alemania. Los fundidores dicen que tampoco tienen margen. «Encima un 58% de nuestras ventas está destinada a la automoción, donde existe el problema de los chips. Y estamos sufriendo el incremento de materias primas como la chatarra, el lingote y recientemente el silicio y magnesio», subraya Alzaga.

En Vicrila, fabricante vizcaíno de copas y vasos, un sector muy afectado, creen que no van a tener más remedio que repercutir el aumento de costes «Para nosotros la partida más importante es el gas para el horno. Como no sabíamos cuánto íbamos a consumir por la incertidumbre en la hostelería, nuestro cliente, no hicimos contrato a precio fijo. La factura energética total nos va a pasar de 6 millones a ocho millones», relata su director general, Fernando Bermejillo.

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La preocupación es máxima. En este contexto cobran relevancia iniciativas como la compra de energía agrupada impulsada por la patronal alavesa SEA, que abarca 1.100 negocios, aunque de baja tensión (talleres, carpinterías, panaderías...). Con este contrato, firmado con Total Energy hasta el 31 de diciembre, las empresas suscritas se han ahorrado un millón y medio de euros. También se ha disparado el autoconsumo y el sector electrointensivo aguarda que el Ministerio lance la prometida subasta de energía hidráulica y nuclear a precio fijo. La alerta es máxima.

El dato

186,5euros por Mwh marcará hoy el precio de la electricidad. Aunque se ha relajado respecto a su récord de 289 euros, multiplica por seis el de hace un año.

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