Norberto López de Lacalle (Vitoria-Gasteiz, 1964) es profesor del departamento de ingeniería mecánica de la UPV/EHU y, desde este mismo año, director del Centro de Fabricación Avanzada Aeronáutica (CFAA). Un espacio de colaboración entre universidad y empresa -que ha contado con el respaldo ... financiero de las instituciones vascas- inaugurado esta misma semana, y que nace con el objetivo de impulsar dos sectores clave en la economía vasca como son el aeronáutico y el de la máquina-herramienta, capaces de crear «unas sinergias realmente poderosas».
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-¿Cuál es el origen del proyecto?
-El CFAA surgió como una idea del departamento de Departamento de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno vasco y de la Diputación foral de Bizkaia ante la petición de ITP, Danobat y 9 más empresas de apoyo para poder disponer de un centro de desarrollo de tecnología aplicadas a la mejora de los procesemos de producción y de las máquinas necesarias para ello. Tras comenzar el proyecto se vio la oportunidad de que la UPV/EHU pudiese ser el gestor del centro. A este proyecto se sumó el Parque tecnológico de Bizkaia y la Spri, así como las empresas promotoras. Tras el anuncio en 2014 de su inicio, con la presencia del Lehendakari, la consejera Arantza Tapia y el entonces Diputado general de Bizkaia, se han necesitado tres años para la mejora del edifico y la puesta a punto de las instalaciones. Pero ya es una realidad, está funcionando y es sin duda el primero en el Estado de este tipo.
-¿Y qué es concretamente lo que se hace?
-Proyectos y proyectos, que como característica principal es que sean colaborativos, a petición y con participación de las 49 empresas socias, y aplicables a los procesos e industrias en un plazo muy corto. No se trata de salvar a la ciencia o a la humanidad, se trata de impactar realmente sobre los procesos industriales, sobre las máquinas que se utilizan, y de esta manera contribuir a incrementar el PIB vasco. Evidentemente además de proyectos, se puede utilizar el CFAA para actividades importantes, quizás a largo plazo tan importante como los resultados a corto, como puede ser la formación dual profesional, doctorados industriales, formación continua, y eso que se suele denominar fomentar y cuidar el talento. Colaboración y cooperación es la palabra clave, entre empresas socias, entre empresas y administraciones vascas, entre universidad y empresas, entre empresas y centros tecnológicos, y en definitiva, entre los agentes y personas que se necesitan para poder avanzar en el entorno industrial tan competitivo. Cada día sube la lista de proyectos, ya hay más de 90, ayer había 80, 11 se han concluido y están en fase de implementación industrial.
-¿Es un modelo inspirado en alguno ya existente en otro país o sector?
-Sí, en el AMRC de la Universidad de Sheffield (Inglaterra). Allí en 2002 se fundó un centro de estas características que se mostró muy exitoso, que sirvió de inspiración y referente inicial. Actualmente tiene un presupuesto anual de 220 millones de libras. Y hay otros 8 centros ingleses que conforman una red que se llama Catapult. La implicación de las empresas es muy importante, y los resultados a corto plazo impactan muy claramente en la industria. Además alrededor de los propios centros se empiezan a generar actividades de formación de doctorado muy cercanas a la necesidad industrial. Se usan como elementos potenciadores de muchos aspectos. Con ese modelo empezó nuestro modelo a andar hasta llegar a algo muy parecido. Aquí se integran las empresas, son las que proponen y monitorizan los proyectos que se hacen.
-Supone también la unión de fuerzas de dos sectores empresariales muy potentes en Euskadi como el aeronáutico y la máquina-herramienta, ¿no?
-Exactamente. La gran ventaja que tenemos en el País Vasco frente a Gran Bretaña es que como allí no hay sector de la máquina-herramienta, los 'partners' suelen ser empresas japonesas o alemanas. En cambio aquí tenemos un sector muy potente. Es una gran ventaja. Tenemos en el centro a gente que sabe cómo va a ir el mercado del sector aeronáutico, y sabe lo que se va a necesitar de aquí a diez años vista, y otros que quieren hacer máquinas que se adapten a esas necesidades. Es una sinergia realmente poderosa.
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-¿Por dónde va a evolucionar el sector aeronáutico?
-Es difícil. Pero está claro que se tiende a multiplicar la capacidad de producción. Se habla ya no de rampa de crecimiento, sino de ‘tsunami’ de producción. Y precisamente este centro busca activar tecnologías para poder suplir esa demanda de motores de avión que va a haber en un corto espacio de tiempo. Ahora hay muchos aviones con un apellido denominado 'neo', que viene de 'new engine option' (nueva motorización). Lo que es la estructura del avión está evolucionando menos rápido. Pero todos están mejorando a motores más eficientes, económicos y que contaminen menos. Es decir, es más rápida la evolución de los motores que de la propia aeronáutica. Se tiende a motores de menos diámetro con turbinas de más velocidad. Así aumentará la eficiencia del motor, por tanto se disminuye el consumo. De ahí surgen muchísimas necesidades.
-¿De qué países o zonas geográficas provienen los principales competidores de los fabricantes vascos?
-En cuanto a los motores de avión, tenemos la gran suerte de que ITP forma parte de Rolls Royce, que es uno de los grandes jugadores mundiales. Sus contrincantes son General Electric y Pratt&Whitney. Es un mercado de casi dos o tres agentes. Respecto a las máquinas que se emplean para producir estos componentes, los grandes competidores son Japón y Alemania sobre todo, aunque también Italia en algún nicho concreto.
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-El cluster vasco de aeronáutica, Hegan, presentó en verano unas cifras prometedoras en cuanto a empleo, facturación, etc.. El único registro negativo fue el de la inversión en I+D. ¿La apertura de este centro puede dar un impulso a esta área?
-Pues es el sector que más invierte en I+D. El mundo de la máquina-herramienta también invierte un buen porcentaje de su facturación. El CFAA claramente va a ser un instigador de todo tipo de actividades de I+D que se relacionen a los socios. El centro está enfocado para hacer proyectos que tengan una aplicación a corto espacio de tiempo en los procesos, etc.
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-¿El centro ejerce también un poco de bisagra entre el mundo académico y el empresarial de la industria aeronáutica?
-Es la realidad en todo el mundo. En Alemania por ejemplo las universidades y los centros de desarrollo de I+D tienen una implicación altísima. Este centro no deja de ser una idea en ese espacio. Aquí se integran las empresas, colaboran las administraciones en la financiación y la inspiración. Y se integra la universidad, que dispone de capital humano, gente con ideas. Es donde está la cantera real de donde se van a nutrir las empresas. Lo cual no significa que los centros tecnológicos lo hagan mal. Ni mucho menos. Tenemos una gran relación con ellos a través de las empresas socias del centro.
-¿Qué papel juega el sector a la hora de liderar el avance de la industria vasca?
-Como ciudadano, pienso que es evidente que hoy en día, en este mundo global, no puedes dejar de pedalear. También hay otros factores: económicos, tamaños de empresa, estratégicos, etc. Pero en lo que se refiere a los sectores aeronáutico y de máquina-herramienta en nuestro centro se dan la mano, porque este es un 'win to win'. Unos saben hacia dónde van y lo que necesitan, y otros son capaces de hacer las máquinas que los otros requieren. Piensa además que no sólo hay empresas de máquina-herramienta. También de accesorios, componentes, elementos de 4.0, electrónica, gestión de la información, etc.
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