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Hay sectores y empresas para los que la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha supuesto un espaldarazo, una oportunidad. Es el caso de la ingeniería vasca Sener, que ha encontrado un auténtico filón en Alemania, en proyectos energéticos. Las urgencias de este país ... por huir de forma acelerada de su dependencia de Rusia se han convertido en un mar de oportunidades para la compañía vasca, que cuenta con un amplio catálogo de instalaciones realizadas hasta ahora. En este contexto, Sener anunció ayer la adjudicación, en un consorcio del que forman parte también General Electric y la firma italiana Bonatti, de la transformación de dos centrales de generación de electricidad situadas en las localidad alemanas de Heilbronn y Altbach/Deizisau. Estas centrales funcionan en la actualidad mediante la combustión de carbón y serán transformadas a la tecnología de ciclo combinado, con el uso inicial de gas como combustible, aunque estarán preparadas también para utilizar hidrógeno a medio plazo.
El proyecto de reconversión de ambas centrales tiene un presupuesto estimado en torno a los 1.000 millones de euros y el cliente será la compañía eléctrica germana EnBW. Esta empresa ha enmarcado el proyecto dentro de la carrera alemana por sumarse a la transición energética y en especial a la generación eléctrica renovable. Las plantas de ciclo combinado -utilizan turbinas de gas y al mismo tiempo otras de vapor producido en el proceso de combustión de las primeras- son en la actualidad una de las mejores alternativas como centrales de respaldo. Esto es, centrales capaces de entrar en funcionamiento en un breve espacio de tiempo cuando cae la producción eólica por ausencia de viento o la solar a falta de luz.
Las dos plantas tendrán una capacidad de generación de electricidad total de 1.360 megavatios y la previsión es que entren en funcionamiento con su nueva configuración en 2026.
Ambos proyectos se unen al de la construcción de una planta regasificadora en el puerto de Brunsbütell, adjudicada también a Sener, con un presupuesto cercano a los 500 millones de euros. En la actualidad Alemania no cuenta con plantas de regasificación -España, por ejemplo, tiene seis en funcionamiento, una de ellas en el Puerto de Bilbao-, lo que le obliga a depender de los gasoductos y en especial de los que le conectan con el combustible procedente de Rusia.
La lluvia de contratos que ya tiene Sener, y los que espera conseguir a medio plazo debido a la recuperación de las inversiones en plantas ligadas al sector de la energía, van a suponer también un impulso al crecimiento de la plantilla. En la actualidad, Sener tiene 2.400 empleados y espera contratar este años entre 300 y 350 profesionales, la mayor parte de ellos ingenieros, para poder atender ese crecimiento. Buena parte de esas nuevas contrataciones irán destinadas, precisamente, al área de energía. La gran volatilidad de las inversiones en este tipo de instalaciones obligó a Sener a afrontar un ERE, a mediados de 2020, que supuso la salida de 90 empleados.
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