«Hay que cuidar a la familia» es la frase con la que el presidente del Instituto de la Empresa Familiar, Andrés Sendagorta, ha resumido este jueves la necesidad que tiene este sector, que emplea a 6,5 millones de personas y que representa el ... 57% del PIB nacional, en un momento en el que se suceden casos de deslocalización de importantes compañías en Euskadi o, en su caso, cambio de propietarios y entradas de fondos de inversión en el accionariado con el consiguiente alejamiento de los centros de decisión; la última cuenta del rosario la han protagonizado unas siglas históricas como las de Siemens Gamesa.
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Sendagorta, la segunda generación al frente de Sener, una ingeniería con presencia en el sector aeronáutico, energético y una de las firmas más internacionales del País Vasco, ha pedido a la administración un «plan de choque» y un tratamiento para «hacer lo mismo que con las cooperativas» y que permita crear un clima favorable para el desarrollo de las empresas familiares «y que no se vayan».
El presidente de Sener ha aprovechado su intervención este jueves en el Foro Empresarial de Álava organizado por EL CORREO, con el apoyo de Laboral Kutxa y de BSK Legal & Fiscal, para incidir en la urgencia de crear estas condiciones que den continuidad a la «vocación empresarial que siempre ha tenido esta tierra». Unas medidas que «afecten a la fiscalidad», como la eliminación del Impuesto de Patrimonio, pero que vayan mucho más allá y traten de cuidar las vocaciones empresariales a las que se ha referido como «un tesoro del territorio». «Hay que prestigiar la figura del empresario desde la educación y la comunicación» porque «si los jóvenes quieren ser funcionarios y no quieren ser empresarios tenemos un problemón».
El máximo responsable de la entidad que agrupa a más de un millar de estas empresas en España, se ha fijado en las cooperativas y en el tratamiento que reciben en Euskadi en todos los ámbitos como un modelo a desplegar también sobre la empresa familiar. Sendagorta ha señalado que comparten muchos elementos con el mundo cooperativo. Entre otras cosas, «una mirada a largo plazo» que hace que se desarrolle una «mayor prudencia financiera», «más apego a la tierra» y «más cuidado de los trabajadores».
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En ese contexto ha lamentado las declaraciones que en las últimas semanas han realizado algunos ministros de la cuota de Podemos del Gobierno y otros responsables políticos hacia los empresarios, como las de la secretaria general de la formación morada, Ione Belarra, que llamó «capitalista despiadado» al presidente de Mercadona. Sendagorta se ha mostrado «preocupado por el deterioro institucional» y ha considerado un «error» atacar a los empresarios porque «son un pilar fundamental del modelo de sociedad». «Hay baremos que no debemos cruzar».
Durante el coloquio, dirigido por el corresponsal económico de EL CORREO, Manu Álvarez, las problemáticas de la empresa familiar han centrado buena parte de las preguntas. Sendagorta ha explicado que en el talón de Aquiles de estas compañías está en la «gobernanza» y ha insistido en la necesidad de fijar bien los ámbitos de decisión para evitar distorsiones entre la dimensión empresarial y familiar. En este sentido, ha explicado que la profesionalización pasa por «la clave de que cada decisión se tome en su sitio». No tiene sentido que en el «café del domingo se traten asuntos que son propios del consejo de administración».
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Además, el presidente del Instituto de la Empresa Familiar, ha señalado que este tipo de organizaciones colaboran para trasladar valores a la gestión, para lo que se hace necesario «educar desde niños y que en casa se vea que se hace lo que se dice». Sino, ha aclarado, se puede caer en contradicciones como las de «preocuparse por el reciclaje de las botellas de plástico, pero tener a becarios trabajando los fines de semana».
En cuanto a la actividad de Sener, la compañía tiene en el campo de la energía uno de sus ámbitos históricos de negocio con una apuesta que pasa ahora por el hidrógeno con una fábrica de electrolizadores –sistema que obtiene la molécula de hidrógeno del agua– que funcionen con energía renovable. Un proyecto para el que acaba de recibir 10 millones de la Unión Europea, pero que viene sufriendo varios retrasos. Estaba previsto que la planta estuviera en funcionamiento el pasado 2022 junto a Petronor (que participa como comprador) y con la colaboración de la compañía belga Jonh Cockerill. El propio Sendagorta, reconoció este retraso ayer al señalar que «el hidrógeno va un poco más lento de lo que han generado las expectativas», pero aseguró «sí se va a realizar». El frenazo tiene que ver con la obtención de rentabilidad y el desarrollo de la tecnología «que debe ir al mismo ritmo porque sino puedes generar cierta frustración como ha pasado con el coche eléctrico».
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Otra de las áreas de mayor desarrollo es la aeronáutica y de Defensa. Sener participa en varios proyectos europeos y ve engordar sus pedidos con el aumento en inversiones de Defensa, tras la invasión de Ucrania. El presidente de la compañía aclaró que «es un honor trabajar por la seguridad» y recordó que los Estados tienen en esta materia «la primera obligación». Por ello defendió «invertir en Defensa para ejercer disuasión y garantizar la seguridad».
En la presentación del Foro Empresarial de Álava, que organiza EL CORREO, su director general, Iñigo Barrenechea destacó la importancia de la empresa familiar como uno de los eje que vertebra en la economía «arraigo y tradición». En el arranque del acto, Barrenechea, desatacó la importancia que en Euskadi han jugado siempre las familias empresarias y destacó importantes sagas alavesas como la de Aranzabal, Knörr, Celaya o Anitua. Sobre el padre de Andrés Sendagorta, José Manuel, recordó su paso por el colegio Marianistas de Vitoria «donde coincidió con otros de esos apellidos alaveses que luego han desarrollado una carrera empresarial. El director general de EL CORREO incidió además en que compañías como Sener ofrecen el traslado de valores clásicos a la empresa que «no están reñidos con la importancia de avanzar en la innovación». Un reto que, anunció, también está afrontando EL CORREO en una transformación digital para mantener el liderazgo desde esa misma perspectiva. La del compromiso con «la información crítica y confiable en un entorno clave» para «servir a la sociedad desde la ética, la veracidad y el derecho a la información».
El presidente de la cooperativa de crédito Laboral Kutxa, Txomin García, destacó el papel de Sener como referente de la innovación y de la empresa familiar. Una realidad fundamental para el máximo representante de la entidad financiera de la Corporación Mondragón y a la que encontró similitudes con la cultura del cooperativismo vasco. García señaló que en ambos casos «priorizamos la supervivencia de la empresa y contamos con la participación de los socios en la gestión de las compañías». Además «desarrollan una cultura que cuida más a las personas, con más implicación», una filosofía que se traslada a la atención de los clientes y a la forma de trabajar. Por todo ello, García insistió en que «la realidad de la empresa familiar nos incumbe a todos». El representante de la cooperativa de crédito destacó el peso que tiene la empresa familiar en la economía cifrando en el 89% el número de compañías que cumplen esos requisitos. Unas organizaciones que generan el 67% del empleo del sector privado y el 58% del PIB.
El socio director de BSK Legal & Fiscal, Ramón Solórzano, señaló la importancia de las empresas familiares porque «tienen un principio de largo plazo y buscan perdurar y ser legado para el futuro». Esa vocación, explicó el responsable de este despacho especializado en asesoramiento a este sector, dota de una «extraordinaria resiliencia» a estas compañías que no están exentas de dificultades. Por ello, reclamó la respuesta con un «deber moral de los que estamos al lado para comprometernos a ayudar». Una de las mayores causas de disolución en estas organizaciones viene por la llegada de fondos de inversión que aprovechan una crisis de relevo generacional o una falta de financiación para crecer o avanzar en la internacionalización. Se trata de movimientos que, en muchas ocasiones, hacen perder arraigo a actividades que llevan en Euskadi más de 40 años. Por eso, Solórzano planteó la posibilidad de crear un fondo de apoyo de a la empresa familiar. Unos recursos dotados por bancos, administraciones y ahorradores que puedan apoyar a estas compañías cuando lo necesitan.
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