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Un ejercicio de perspectivas del año venidero es generalmente una reflexión que se centra en las magnitudes macroeconómicas y políticas de lo que está por venir. Suele imponerse en estos análisis el cortoplacismo, obviando aspectos más estratégicos de la economía, cuyo motor son las personas. ... Bizkaia y el País Vasco son territorios pequeños y eso nos obliga a un esfuerzo adicional para sacar la cabeza en un mundo que irremediablemente concentra el poder económico en menos Estados y metrópolis. Debemos tener un hecho diferencial con el que poder sacar la cabeza del montón y eso sólo lo lograremos por medio del capital humano, la clave de cualquier nueva economía.
Mi opinión es que nos queda mucho por hacer en este terreno. Como territorio, hemos perdido parte del dinamismo empresarial y social que nos caracterizó durante casi todo el siglo XX y eso es una señal de que algo falla.
Cuando las aspiraciones de nuestros jóvenes no pasen por obtener una plaza de empleo público garantizado, sino por ilusionarse ante las oportunidades de emprender en sus vidas, a todos los niveles, algo muy importante habremos conseguido para retomar dinamismo empresarial y social. Cuando muchos profesionales e investigadores de otros territorios decidan que Bizkaia y el País Vasco son un buen lugar para crecer en sus trabajos y para vivir, también habremos logrado algo muy importante para recuperar ese dinamismo.
Estos dos comportamientos se pueden medir estadísticamente de manera sencilla. Sugiero a nuestras autoridades económicas que hagan seguimiento recurrente de estas estadísticas como termómetro de lo que nos viene por delante como territorio; por ejemplo, en 2023.
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