En Alemania, la mitad de las empresas están ya reduciendo su producción por falta de perfiles profesionales. Así lo explica el director general del centro tecnológico de la Corporación Mondragón, Ikerlan, Ion Etxebarria. No es una advertencia que llegue de cualquier lugar, los 50 años ... de historia del centro y el trabajo con compañías como Airbus o Nestlé -para la que se ha convertido en socio desarrollador de IT- le permiten conocer una fotografía muy fidedigna del ámbito empresarial que se apoya cada vez más en los centros tecnológicos para afrontar las transformaciones necesarias por la falta de estos profesionales. Ikerlan acaba de abrir una sede en Bilbao para aumentar la captación de talento y señala a Latinoamérica como la gran oportunidad de Euskadi «por la facilidad en la integración cultural».
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- Han alcanzado su histórico de facturación con 30 millones de euros. ¿Tanto están recurriendo las empresas a los centros tecnológicos?
- Los retos tecnológicos son importantes y eso hace que las compañías estén apostando por esa vía. Eso es lo que está pasando. Además, ante la falta de profesionales para afrontar esos desafíos, muchas empresas están optando por apoyarse más en los centros tecnológicos.
- Ikerlan surge del entramado de Mondragón pero apuesta por mirar más allá de ese mundo...
- Tenemos 50 años y desde 1982 nos abrimos a empresas más allá de las cooperativas. Hoy trabajamos con un 50% de fuera de la corporación, pero manteniendo una vocación de servicio a nuestro entorno. El 80% de nuestros ingresos son de compañías vascas. Con el resto trabajamos con empresas de todo el mundo como General Electric, Airbus o con Nestlé, de quien somos socios para el desarrollo de todo su sistema informático y tecnológico.
- Sobre ese punto, ¿qué se juega la industria vasca con la digitalización?
- Hemos dominado en los ámbitos de la calidad y la producción. Pero no va a ser suficiente. La clave ahora va a ser fabricar con mayor eficiencia y eso es lo que va a venir de la mano de las nuevas tecnologías.
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- Se refería al problema de la captación de talento. ¿Cómo compromete el futuro?
- Alemania es un espejo en el que mirarnos y nos está dando pistas. Hoy el 50% de sus empresas está reduciendo producción por falta de talento, algo que puede acabar generando, según algunos analistas, que su crecimiento en las próximas décadas se reduzca a un 1%.
- Y con 400 trabajadores en Ikerlan, ¿cómo gestionan ese problema?
- Empezamos a hacerlo hace más de una década acudiendo a otros entornos como Asturias, Cantabria o Galicia. De esas 400 personas, un centenar son estudiantes que se están formando con una inversión de 1,7 millones de euros anuales. Trabajamos con doce universidades. De la de Mondragón vienen la mitad de los estudiantes, pero el resto, de fuera. Y un 30% de las incorporaciones totales también son de fuera.
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- ¿Qué puede mejorar el sistema educativo vasco para ayudar a resolver esto?
- Primero, hay una limitación demográfica. El número de profesionales electrónicos que se necesita en un año no sale de la universidad para nada. La orientación de FP y las universidades, vamos a decirlo así, es mejorable. Se están haciendo avances y desde el Gobierno vasco sé es consciente del problema, pero es fundamental que nos pongamos las pilas todos en colaboración público-privada.
- Y mientras nos «ponemos las pilas», ¿qué?
- Tenemos ventajas y desventajas, pero creo que la gran oportunidad de Euskadi se llama Latinoamérica. Son países con mucha población y las oportunidades que ofrecemos en calidad social y bienestar económico son muy interesantes. Además, la integración cultural es mucho más fácil. Hay que captar talento allí. Nosotros acabamos de abrir una colaboración con México para incorporar diez personas el año que viene.
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- Cambiando de tema. Hay muchas voces que desde la industria alertan del riesgo de ir demasiado rápido hacia el coche eléctrico.
- Acabamos de ver que la UE ha relajado los plazos. Creo que la descarbonización no puede costarnos la economía y es posible encontrar un equilibrio a través del desarrollo de la industria de renovables. Habrá, además, que mirar cómo proteger nuestra tecnología y evitar lo que pasó con la fotovoltaica, donde se descapitalizó todo absolutamente para depender totalmente de China.
- ¿Le da miedo el desarrollo de la Inteligencia Artificial?
- No me asusta. Va a ser, además, una forma de compensar esa falta de talento. Es cierto que va a hacer evolucionar al mercado laboral con el surgimiento de muchos y nuevos puestos de trabajo y, también, van a desaparecer algunos. El gran reto que representa es la velocidad. La velocidad de esta revolución es mucho mayor que otras anteriores.
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- ¿Cree que existe riesgo en Euskadi de que la industria pierda peso en la economía?
- Creo que el sector está jugando un partido determinante para el futuro. Tenemos que proteger nuestra industria e impulsarla. Pero con una visión más amplia, no solo pensando en lo pesado o lo manufacturero, sino también en el 'software' y lo digital. Hay que trabajar en una concepción más abierta porque permite trabajos más cualificados, mayor nivel de vida y mejores condiciones laborales.
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