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En medio de una tormenta corporativa sobre su propiedad, Talgo ha presentado este martes los resultados de los nueve primeros meses del año. Un periodo en el que ha vuelto ha registrar un techo histórico de facturación con 497,8 millones de euros, un 5, ... 7% más que el año pasado, pero que no ha logrado plasmar en rentabilidad por el peso de la deuda y retrasos en la fabricación.
Las ganancias netas han sido de 6,7 millones, demasiado lejos de los 12,2 que se lograron como beneficio final en el total del 2023. La compañía no facilitó el beneficio neto correspondiente a los tres primeros trimestres el pasado año. Y es que el endeudamiento de Talgo está escalando hasta contemplar para fin de ejercicio un apalancamiento de 5 veces el ebitda (ganancias antes de pago de impuestos y gastos financieros), lo que elevará la deuda por encima de los 300 millones.
La empresa reconoce en la presentación de los resultados que «los ingresos se han ajustado ligeramente para reflejar los ciclos de fabricación». Y es que aun habiendo una gran actividad que mantiene la cartera de pedidos en 4.000 millones, los retrasos en entregas han demorado cobros y mantienen vivos los avales de los bancos sobre las entregas. Esa situación, junto a los tipos de interés, ha elevado los gastos reduciendo el ebitda de Talgo que, hace un año era de 62,6 millones por los 57,7 millones de este 2024.
La dinámica cambiará con la bajada de tipos iniciada por el Banco Central Europeo y con las entregas previstas. Además de los 23 trenes Avril para Renfe, se añadirán los primeros de los encargados en Alemania por Deutsche Bahn y las ampliaciones de Egipto. Una situación que permitirá rebajar la deuda el año que viene, según explica Talgo.
Mientras tanto, la compañía, aun con unas buenas perspectivas de futuro, sufre a la espera de la resolución de su propiedad. El accionista principal, el fondo inversor Trilantic, quiere salir desde hace años de la empresa. La vasca Sidenor ha mostrado interés en comprar esa participación del 29,9%. Unas negociaciones que se mantienen después de que el Gobierno de España vetará una opa de la húngara Magyar Vagon este pasado verano. Este martes, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha señalado su disposición «para cooperar y ofrecer todas las soluciones que se puedan. Estamos para acompañar a Talgo en este camino en el que lo que estamos buscando es más capacidad industrial y una nueva composición accionarial que le dé también estabilidad de futuro», ha señalado.
El Ejecutivo central ve con buenos ojos la iniciativa del industrial vasco, José Antonio Jainaga, que preside Sidenor y el propio Puente ha señalado que la entrada de la SEPI es una «posibilidad». El Gobierno vasco también respalda al empresario.
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