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El llamado 'efecto 2000', la afección que sobre un software puede generar el cambio de año, fue lo que el primer día de este 2025 dejó fuera de servicio 28 de los 30 trenes Avril. Es el primer lote de la serie 106 realizada por ... Talgo y que entregó a Renfe el pasado mes de mayo. La avería, tal y como confirmó el fabricante, fue subsanada ayer a las 4:40 de la madrugada y los vehículos quedaron a disposición para su uso.
Eso sí, el fallo que afectó a 14.100 viajeros y a varios trenes entre Madrid, Galicia, Asturias, Barcelona y Levante costará al operador público cerca de un millón de euros. Así lo confirmó ayer el presidente de Renfe, Raül Blanco, que señaló que están concentrados en las devoluciones a los afectados y en la gestión de las incidencias en trayectos y horarios. Sobre posibles penalizaciones, EL CORREO confirmó ayer de fuentes cercanas al operador que Renfe sí analizará las vías legales para imputar a Talgo los costes de la incidencia. Sanciones que se sumarían a las ya ejecutadas por el retraso en la entrega precisamente de este modelo. El lote de los 30 trenes de la serie 106 sufrió más dos años de demora por el impacto del covid y los problemas en la cadena de suministro. Una situación que llevó a Renfe a ejecutar el pasado noviembre una «orden de ingreso» de 116 millones, además de suspender los pagos pendientes por ese pedido y que ascienden a 120 millones.
El fallo registrado este 1 de enero, en cambio, es diferente a los que este verano afectaron a los primeros trayectos de los Avril, más propios de una acelerada puesta a punto. En este caso, el error fue del sistema informático que comunica con los cargadores de las baterías. Un dispositivo provisto por Ingeteam, una compañía vasca líder en fabricación de equipamiento para el sector eléctrico y con una destacada presencia internacional. Directivos de Talgo y de Ingeteam estuvieron en contacto durante el miércoles y pactaron los comunicados para informar tanto del problema, como de la resolución. Fuentes de Renfe destacaron, además, el comportamiento de los responsables de Talgo y de Tarvia -empresa de mantenimiento compartida por el fabricante y el operador público- durante la gestión del problema. Además, señalaron que el Avril estaba registrando un buen comportamiento durante este otoño.
Más allá de cómo resuelva el fabricante la situación y de si reclama o no la posible sanción a Ingeteam, es un problema más para Talgo y su reputación mientras la apuesta de Sidenor para hacerse con la compañía no termina de aclararse. El presidente de la siderúrgica vasca, José Antonio Jainaga, está interesado en comprar el 29,9% de las acciones de Talgo por un precio de 150 millones -4 euros por acción-. Pero el accionista principal y dueño de ese porcentaje, el fondo Trilantic, no está facilitando las negociaciones porque reclama 186 millones -5 euros por título-.
El fondo, gracias al tiempo que ha ganado, cuenta con más libertad de movimiendos desde el 1 de enero. Ese día expiró el pacto de socios que le obligaba a buscar una salida conjunta con los principales accionistas de Talgo -Torreal y la familia Oriol- y con los que controla el 40% de la compañía. Ahora podría sondear la venta en exclusiva de su participación a PESA, un fabricante público polaco interesado y sin tener que hacer una opa por toda la empresa. En frente, el Gobierno de España que, junto al Ejecutivo vasco, prefiere la vía Sidenor.
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