Roberto Larrañaga (Eibar, 1958), presidente de Confebask, se felicita por el camino que ha tomado la reforma fiscal en Euskadi y recuerda que con un Impuesto de Sociedades más suave, la empresa vasca será mucho más competitiva.
- Bueno, como dice, la música del nuevo pacto suena bien, ahora falta el capítulo final, el acuerdo definitivo. Yo soy optimista, pero debo ser prudente. Parece que sale adelante lo que nosotros, más que pedir, argumentábamos en base a la necesaria competitividad. El 28% nos dejaba fuera y el 24% nos mete dentro.
- ¿Qué sorpresas da la aritmética política, verdad?
- Pues sí. Yo que tengo ya unos años he de decir que las sorpresas pueden ser en uno u otro sentido. En este caso, en Álava no salían las cuentas y bueno... Lo importante es que tenemos unos políticos que tienen la suficiente flexibilidad para llegar a acuerdos. Quizás en otros lugares las posturas hubieran sido mas radicales.
- ¿Aun a riesgo de terminar alguno poniéndose colorado?
- Yo veo la parte positiva, la capacidad de flexibilidad y de generar estabilidad.
- Habiendo sido tan beligerante el PSE con los tipos del Impuesto de Sociedades, ¿hacían falta esas alforjas para este viaje?
- Eso se lo tiene que contestar el PSE. Yo ni entro ni salgo ahí.
- ¿Tan mala era la primera versión de la reforma?
- Para nosotros, sí. Era perder una oportunidad histórica. No solo nos dejaba con el tipo más alto sino que, por las deducciones, nos situaba con la presión más alta. Lejos de mejorar, empeoraba la competitividad.
- Ahora, ¿lo uno por lo otro o se ha dulcificado la presión fiscal?
- Tenemos que hacer aún un análisis del impacto de las nuevas deducciones; un asunto que me preocupa sobre todo son las de I+D+i, y lo digo porque las empresas vascas son las que más invierten de todo el Estado. Pero creo que la foto, que antes era claramente contraria a la atracción de inversión, es otra muy distinta. Ahora somos más atractivos.
«El 28% nos dejaba fuera, y el 24% nos mete dentro y nos hace más atractivos a la inversión»
- ¿Esperaban la bajada del tipo nominal de Sociedades en la primera versión del acuerdo?
- Sí. Nosotros planteamos a todos los partidos nuestra posición. Entendíamos que se toparan, como en el resto del Estado, algunas deducciones, pero la contrapartida tenía que haber sido la bajada del tipo. Siempre entendimos que se podían limitar las bases imponibles negativas porque hay que mantener el Estado de Bienestar y una recaudación y un presupuesto suficientes para afrontar los gastos de la sociedad, pero...
- Ustedes dijeron que con un tipo de Sociedades en el 24% las empresas vascas invertirían 600 millones y crearían 6.000 puestos de trabajo. ¿En cuánto tiempo? Ahora toca cumplir.
- El efecto económico se verá en 2019. Lo que siempre hemos dicho es que el dinero que se queda en la caja de la empresa, que es mayor con una reforma fiscal como ésta, se puede destinar a inversión o a crear empleo, y también a subir salarios. Además, tú, como empresa, ya tienes esa incertidumbre despejada, con lo que puedes tomar tus medidas.
Comprensión
- Otro Larrañaga, en este caso Jabier, el diputado foral de Hacienda de Gipuzkoa, dijo que los tipos no eran lo importante para las empresas y que su crítica era más bien ‘de imagen’.
- Se ha demostrado que no era postureo, sino un tema importante. Así lo están reconociendo ahora todos.
«Estaría bien intentar captar empresas que salgan de Cataluñade forma voluntaria»
El ‘procés’ se ha saldado hasta el momento con la marcha de más de 2.700 empresas de Cataluña. El presidente de Confebask «entiende que políticamente no se pelee por ellas», el mensaje defendido con ahínco por la Administración vasca, pero añade que «todo lo que pueda ser atraer inversión a Euskadi, tampoco consideraría que está mal». En ese contexto, y ante la pregunta de si vería bien intentar atraer a esas empresas, estima que «sí estaría bien intentar captarlas. Nosotros somos atractivos para cualquiera. Pero hablo de las que abandonan voluntariamente Cataluña, no de convencer a alguien que está allí».
Larrañaga es crítico con la denuncia efectuada por el Defensor del Pueblo catalán ante Bruselas por el acuerdo alcanzado entre los Gobiernos vasco y central para rebajar los peajes eléctricos. «Si se sienten agraviados, que peleen, pero que no intenten que se quite lo suyo a los demás».
- Quien parecía no tener demasiadas ganas de bajar los tipos era el consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, ¿no le parece?
- Él, como es lógico, se maneja en términos de recaudación, y las cosas hay que valorarlas siempre en su contexto. Hoy está claro que está consolidado ese incremento de la recaudación en Euskadi.
- ¿Era más sencillo todo cuando solo había un partido en el Gobierno vasco?
- Sería más sencillo para ese partido el tomar sus decisiones. Para nosotros, no necesariamente.
- El jueves se aprobaron en el Congreso la Ley del Concierto y el Cupo más contestados de la historia. ¿Qué le parecen esos ataques?
- Voy a ser benevolente y voy a pensar que esos ataques son por ignorancia y no por mala fe. El Concierto es un derecho, recogido en la Constitución y avalado por la Unión Europea que tiene ventajas e inconvenientes. Nosotros no tenemos acceso a esa financiación a tipo cero a la que han acudido otros, por ejemplo.
- ¿Cree que dulcificar el Impuesto del Patrimonio en Gipuzkoa devolverá al territorio a alguna fortuna de las que se fueron?
- Es difícil que regrese lo que se fue. Lo que hay que intentar es que no se vayan, así no tienen que volver. No sé si regresarán o no; es una decisión personal.
- ¿Tienen sentido las sempiternas particularidades territoriales? ¿El que Bizkaia y Álava vayan a tener fondos que no existirán en Gipuzkoa y que los guipuzcoanos puedan desgravar el apoyo a los emprendedores, pero no así el resto de vascos?
- No. Lo lógico es que los tres territorios estuvieran armonizados en todo.
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