Un reconocimiento a la osadía en tiempos convulsos

Especializada en el desarrollo de satélites espaciales, la empresa vasca Added Value Solutions (AVS) ha logrado despuntar en un mercado tan competitivo como el aeroespacial tras llevar su tecnología desde Euskadi hasta el espacio en distintas misiones de la NASA y la ESA. Entre ellas la del 'Rover' Perseverance que en febrero de 2021 amartizó en el cráter Jezero. Fundada por el ingeniero vitoriano Miguel Ángel Carrera -su consejero delegado (CEO)-, la trayectoria de esta compañía con sede en Elgoibar se remonta al año 2006. Una plantilla con más de 150 de trabajadores, con perfiles de ingenieros, técnicos y especialistas en diversas áreas tecnológicas, refleja la progresión de esta firma que en 2014 la firma comenzó su expansión internacional. Entonces se gesta AVS UK en Oxford (Reino Unido) a la que siguieron otras sedes en Nueva York (EE UU) y Francia. En la actualidad destina cada año el 30% de su facturación a I+D+i y exporta el 70% de sus ventas a 25 países. Desde hace un año y medio, la firma ocupa parte del edificio Marie Curie en el Parque Tecnológico de Álava, donde ha establecido su división espacial. Allí tiene sus dependencias, en el icónico complejo que alberga el túnel del viento.

Pero la carrera espacial de Added Value Solutions sigue en ascenso. La compañía vasca volvió a ser seleccionada para participar en la segunda misión de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) prevista para 2028, 'Mars Sample Return' (MRS). La firma se ha convertido en adjudicataria de varios equipos de dicha misión. En concreto, desarrolla la herramienta con la que el Rover de la próxima misión a Marte recogerá muestras en el planeta rojo. Se trata de la mano y la muñeca del brazo robótico cuya fabricación coordina la Agencia Espacial Europea y que se encargará de capturar los tubos con material marciano que se están recopilando en la misión Perseverance.

Además del ámbito del espacio, AVS trabaja en otras dos líneas. Una, que desarrolla desde sus sedes en Francia, es la fusión, con contratos para ITER -International Thermonuclear Experimental Reactor, en español Reactor Termonuclear Experimental Internacional-. Es el megaproyecto internacional de investigación e ingeniería de fusión nuclear destinado a generar energía a través de un proceso de fusión similar al del Sol. El otro ámbito al que se dedica la firma son los aceleradores médicos dirigidos al tratamiento del cáncer.

El Eibar es una empresa como la copa de un pino», asegura su presidenta, Amaia Gorostiza, para remarcar que aunque es un mercado atípico, con reglas propias, un club de fútbol profesional también está sometido a la dictadura de una cuenta de resultados; a la obligación de hacer muchas cosas con pocos recursos; a los ciclos; a los éxitos y también a las crisis. Nacida en Eibar en 1961, lleva por herencia los marcadores genéticos de los empresarios. Lo de las mujeres emprendedoras no es una modernidad, viene de lejos. Su madre creó en 1958 la empresa que llevaría su nombre, Amaia Tellería, tras la compra de un taller que había quebrado. Ella pasó de manejar un torno a convertirse en propietaria. Un tiempo más tarde se incorporaría su marido a la empresa. Amaia hija ha recorrido la 'escalera social' del empresario más tradicional, desde el peldaño más bajo. Comenzó como traductora de francés e inglés para sus padres cuando la empresa decidió iniciar el camino de la internacionalización. Fue administrativa de base; llegó a reinvindicar su papel de «trabajadora y no de hija de los dueños» en alguna asamblea; pasó por la oficina técnica donde se atrevió a dibujar planos de piezas y por la administración, hasta dirigir el área financiera de lo que ya podía comenzar a llamarse compañía. Una empresa especializada producir piezas para el sector del automóvil, que se integró en el grupo CIE Automotive en 2016 y que tenía varios centros de producción en España, Eslovaquia, México y Brasil.

En la actualidad es vocal del consejo de administración de la empresa cotizada Dominion -también lo ha sido de Ence, entre otras sociedades-, pero sin duda es más conocida por haber asumido la máxima responsabilidad de la Sociedad Deportiva Eibar. Accedió a su consejo en 2014, ya con el equipo en primera división, y en 2016 la convencieron para asumir la presidencia. Lo aceptó tras reunir a su particular consejo de administración privado', su familia, su marido y sus cuatro hijos. La propuesta fue aprobada por unanimidad. Ellos iban a tener que soportar la dedicación, la anarquía horaria, los viajes constantes y el calendario a contracorriente del mundo del fútbol .

«Que un pueblo de poco más de 27.000 habitantes tenga un club como el Eibar es casi un milagro», asegura a propósito de la trayectoria que ha seguido el equipo en los últimos años. Unos años en los que, como cualquier empresa, han tenido que aprender a convivir con el éxito y con el fracaso; con un ojo puesto en el mercado de fichajes y con el otro en la salud financiera de la entidad. Y sin descuidar otro concepto empresarial imprescindible, las inversiones. Una vertiente que tendrá su principal exponente en la nueva ciudad deportiva, que ya está en proceso de construcción.

En 1997, cuando nació Gestamp, sus ventas alcanzaban los 200 millones. Era ya un referente en la fabricación de los componentes metálicos del automóvil en España. Pero su fundador, Francisco J. Riberas, vio clara la necesidad de crecer y estar cerca de los primeros fabricantes de coches del mundo. Esa apuesta requería ofrecer mucho valor añadido en sus productos y una fuerte capacidad de internacionalización. El resultado es que hoy, 26 años después, la compañía ha elevado a más de 8.000 millones las ventas y tiene presencia en 24 países con más de 100 plantas y unos 40.000 empleados.

Riberas no era nuevo en el sector, su padre abrió camino desde 1958 con la creación de Gonvarri que ya en los 60 se convirtió en un referente del sector del acero. Pero el reto del crecimiento debía desarrollarse a través de uno de los compromisos de los que Gestamp ha hecho bandera: el acompañamiento a sus clientes ofreciendo productos con valor añadido y acudiendo con ellos a cualquier parte del mundo en la que tengan una fábrica.

La expansión estos años ha sido exponencial, creciendo aún más en Europa a través de la adquisición de la compañía alemana, Edscha, abriendo mercados en el Este o Turquía. Después Asia, donde Gestamp crece en India o China y refuerza su posición en 2013 dando entrada en su accionariado al gigante japonés Mitsui logrando una posición hegemónica en uno de los núcleos mundiales más importante de fabricación de automóviles.

En 2017, la salida a Bolsa de la compañía jalonó otro hito en su historia y reforzó las inversiones para seguir creciendo, siempre a través del desarrollo de la innovación. Y es que la I+D centra la labor de los 13 centros de Gestamp en los que se emplean 1.500 personas. Es una de las guías del éxito y que hoy ubican a la compañía en un lugar de referencia para los principales fabricantes de coches del mundo.

Gestamp desempeña un papel clave en el diseño de carrocerías, chasis y mecanismos para el automóvil. El reto, lograr que cada día la movilidad sea más segura y, a la vez, ayudar a que sea más limpia gracias al aligeramiento del peso de los componentes, con lo que mejoran la eficiencia en el consumo de energía.

La posición en el desarrollo del coche eléctrico es estratégica, con desarrollos como las cajas de batería.

La 'Clostridium difficile' es una bacteria que causa infección en el colon con síntomas muy agudos: el enfermo puede sufrir desde múltiples episodios de una diarrea severa a graves daños en esa zona del intestino grueso que se conoce como colitis pseudomembranosa. Acabar con ese incómodo huésped resulta, hoy en día, tremendamente complicado y molesto para los pacientes. Una joven empresa vizcaína, creada en 2018, aspira a revolucionar el tratamiento contra la 'Clostridium difficile' con su medicamento en investigación MBK-01. Se trataría del primer medicamento biológico basado en microbiota intestinal de administración que se comercialice en la UE.

Además, «se administraría de una forma mucho menos invasiva, a través de una sola dosis de cuatro cápsulas. Y serviría no sólo para tratar a pacientes recurrentes, sino también a los que padecen la enfermedad por primera vez», explica Juan Basterra, CEO de Mikrobiomik.

Basterra, médico que trabajó durante 25 años en Faes Farma, se lanzó a esta aventura empresarial junto con un grupo de profesionales con «exitosos proyectos de emprendimiento en el área farmacéutica» y otros de perfil «más financiero».

Además de los socios fundadores, entre los actuales accionistas de Mikrobiomik figuran la sociedad pública foral Seed Capital Bizkaia, la entidad de inversión Orza, y el 'family office' San Ignacio S.L. La joven compañía, ubicada en el Parque Tecnológico de Bizkaia, ha sabido captar la atención de fondos de inversión «que apuestan por empresas biofarmacéuticas en su última fase de desarrollo clínico y, por lo tanto, cercanas a la fase de aprobación regulatoria y posterior comercialización.

Es el caso de Mikrobionik, cuyo producto está en la fase III y ya ha superado el 60% del reclutamiento de pacientes, con más que esperanzadores resultados. Además, trabajan en una ronda de financiación que aspira a captar 9 millones. Primero, para construir una planta industrial de fabricación -«la de ahora es a escala piloto»-. Después, para que MBK-01 llegue al mercado -esperan que en 2024- y acelerar otros ensayos clínicos ya en marcha y, por último, para ampliar la plantilla de la empresa, de los 15 actuales «hasta los 40 ó 45».

Mikrobiomik aspira a desarrollar y fabricar su revolucionario medicamento y a comercializarlo a través de terceros. «Estamos en conversaciones con una multinacional farmacéutica europea compañía de tamaño medio, que sería nuestro socio para comercializar MKB-01 en Europa», explica su máximo responsable.