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Es moderadamente optimista. No cree que las señales de parón económico sean tan graves como apuntan algunos, aunque no descarta dificultades. Mantiene la tradicional distancia de los presidentes patronales con la política, aunque reclama estabilidad institucional y advierte sobre los riesgos de algo que figura ... en las promesas electorales del PSOE. Una contrarreforma laboral. Eduardo Zubiaurre, que asumió el pasado mes de julio la presidencia de la patronal vasca Confebask, no tiene muchas esperanzas de que cambie algo en la interlocución con ELA, el principal sindicato del País Vasco.
– La marcha atrás en la reforma laboral volverá a estar sobre la mesa tras las próximas elecciones generales ¿Le preocupa?
– Primero espero que haya estabilidad política e institucional, además de unas actuaciones acertadas en materia económica, porque eso es lo que necesita la economía y lo que favorece la creación de empleo. Claro que hay cosas que modificar en la legislación laboral, y lo cierto es que en 2012 no se atendieron todas las demandas de los empresarios. Pero creo que es justo admitir que esa reforma ha permitido recuperar el empleo.
– ¿Y si se produce una vuelta atrás en eso que se conoce como los aspectos más relevantes?
– Pues sería malo porque ralentizaría las nuevas contrataciones. Mire, en el momento de contratar el empresario tiene miedos, temores a que las cosas no salgan bien o no vayan como uno quisiera. Si a eso le añades una legislación rígida lo único que haces es incrementar los temores. Deberíamos aprender de otros países que son mucho más eficientes en su mercado laboral.
– Hablaba de reformas que le gustarían al empresario. Se refiere usted a...
– A medidas que ayuden de verdad a reducir la temporalidad, a más flexibilidad. De forma consensuada, sin abusos. Nadie tiene la varita mágica para saber si tu mercado va a ir bien y todos tendemos a ser precavidos.
– Usted nunca ha ocultado que es del PNV. ¿Qué le parece que su partido se opusiese a la reforma laboral y ahora esté dispuesto aparentemente a apoyar la contrarreforma?
– Eso no respondo. Tiene usted que preguntar en otros sitio...
– ¿Preocupado ante un hipotético Gobierno de PSOE y Podemos dentro de unos meses?
– Somos plurales y no entramos en esas cosas. Damos nuestra opinión esté quien esté en el Gobierno.
– Sin embargo, la CEOE, a la que ustedes pertenecen, sí se ha mostrado más favorable a que el PSOE pacte con Ciudadanos, por ejemplo. Incluso han tratado de influir en ello.
– No hemos participado en esas supuestas influencias.
– ¿Es mejor no tener Gobierno que tener un mal gobierno?
– Uffff, buena pregunta. No, creo que la estabilidad y adoptar políticas acertadas no son compatibles con no tener gobierno. Muy satisfechos no estaríamos, la verdad, si esta situación se prolongase durante mucho tiempo.
– Vayamos a los impuestos. Tras la rebaja de Sociedades en el País Vasco, cuya segunda fase ha entrado en vigor este año, ¿se sienten satisfechos?
– Todo se puede mejorar, pero la Rebaja del Impuesto de Sociedades ha sido un acierto y nos ha acercado a nuestros competidores. Era lo que pedíamos, acortar la distancia que nos separa de la situación que tienen las empresas con las que tenemos que encontrarnos en el mercado. Ni mejor ni peor, igual. Y aún sería necesario solucionar lo de las cotizaciones sociales, que son muy elevadas.
– No parece que el estado de las cuentas de la Seguridad Social permita afrontarlo en estos momentos.
– Puedo estar de acuerdo. Pero algún gobierno tendrá que abordar en algún momento la reforma del sistema de pensiones. Alguien se tendrá que atrever con ello. Las cotizaciones sociales son extraordinariamente elevadas en comparación con las que tienen nuestros competidores.
– ¿Cree que el Impuesto de Patrimonio genera fuga de grandes contribuyentes a otras comunidades donde no se aplica?
– Sí y es lógico, además de ser legal. Es un impuesto excepcional que creo que ya sólo se mantiene en Francia. Ni siquiera los países del norte de Europa, donde la presión fiscal es más elevada, lo tienen. Es un impuesto al ahorro que no recauda mucho, pero castiga a un pequeño grupo de contribuyentes. Y además de la fuga de contibuyentes genera otros problemas.
– ¿A qué se refiere exactamente?
– Todos coincidimos en la idea de que necesitamos atraer talento a nuestras empresas, porque es el elemento clave para diferenciarse de los competidores. Pues bien, el Impuesto de Patrimonio dificulta atraer talento, hay que decirlo.
– Matícemelo un poco más, por favor.
– Los profesionales con talento suelen tener ya una trayectoria más o menos larga y gracias precisamente a sus condiciones han conseguido tener una remuneración elevada y ahorros. Por eso el Impuesto de Patrimonio no ayuda a atraerles, sino a expulsarles.
– Vayamos a la coyuntura. ¿Teme una recesión a corto plazo?
– Un empresario siempre tiene en su cabeza el temor a que las cosas vayan mal. Dicho esto, no creo que haya un peligro inminente pese a que el panorama internacional, los datos de Alemani, el Brexit o la guerra comercial de Estados Unidos con China, generen inestabilidad. Es verdad que hay desaceleración, pero todavía estamos creciendo y se genera empleo. Hay sectores, como sucede ahora con el automóvil, en los que el parón es más fuerte porque tiene sus propias razones. Pese a todo, confiamos en que la evolución sea positiva
– ¿Pediría prudencia a los empresarios?
– No es necesario hacerlo. Yo creo que todo el mundo sabe cómo están las cosas.
– ¿Y al Gobierno vasco? Me refiero al gasto público, a la elaboración de los Preuspuestos.
– El Gobierno vasco lleva tiempo actuando con mucha prudencia. La recaudación está funcionando bien y eso deja algo de margen para aumentar el gasto, pero es consciente de que hay que volver a hacer colchón para cuando lleguen malos momentos.
– ¿Le parece bien la propuesta de extender las EPSV de empleo?
– Sin duda. Admito que es un tema que debe hacerse poco a poco, que necesitará estímulos fiscales y muchos consenso con los representantes de los trabajadores, pero me parece ineludible reforzar el complemento de las pensiones públicas. En Gipuzkoa tenemos la experiencia de Geroa y ha funcionado muy bien. Cuanto más tardemos en ponerlo en marcha, será peor.
Eduardo Zubiaurre es un empresario atípico. Ha alcanzado ya esa dialéctica que es más propia de políticos en el ejercicio de responsabilidades instituciones: un discurso muy estudiado, repleto de respuestas predecibles, que denotan inclinación a la prudencia. No pisar más callos de los estrictamente necesarios y no abrir guerras que nunca sabes si vas a ser capaz de ganar. También sabe lo que es estar en la política, aunque en cargos de partido –ha sido responsable de la junta municipal del PNV en Eibar–. Y un repaso a la hemeroteca permite apreciar que en ese terreno abandonaba la diplomacia. Sus ataques a la oposición municipal, principalmente al PSE en ese momento, eran contundentes.
Llega a la presidencia de Confebask tras haber hecho un máster en representación empresarial y haber liderado la organización patronal guipuzcoana Adegi entre 2006 y 2012. De ahí que el proceloso mundo de la representación institucional de los empresarios, un territorio muchas veces cargado de minas a punto de estallar, no le resulte ajeno. Más bien al contrario, es como el jugador de fútbol que debuta en el primer equipo tras haber sido una de las estrellas del filial durante muchos años.
No es el gran empresario cargado de filosofías, sino que responde a la perfección al retrato robot clásico del empresario vasco. Él dice, no sin acierto, que ser «empresario de Eibar» impone un cierto carácter. Por ello defiende un modelo de empresa en el que la cúpula y el resto no estén distanciados por un océano, sino que se sientan parte de la tripulación de un mismo barco. También domina a la perfección los problemas reales que se encuentra la empresa en un mundo que cambia a la velocidad de vértigo. La compañía familiar que dirige, con apenas 70 empleados en Eibar, está dedicada a la producción de cepillos metálicos para aplicaciones industriales. Sabe en carne propia lo que es la internacionalización, porque en un golpe de suerte consiguieron abrirse un hueco en el mercado de Estados Unidos. «Un sitio donde es difícil entrar –asegura–, pero en el que si lo consigues puedes alcanzar una dimensión enorme». Tanto que en estos momentos sus ventas en ese país representan el 40% de la facturación de la compañía.
Hay que conocer esa circunstancia para entender que si a Eduardo Zubiaurre se le pregunta por su opinión sobre Donald Trump, tiende inmediatamente a hacer una distinción clara. «Hay que separar al personaje –matiza– de la marcha de la economía norteamericana. Y hay que reconocer que en ese terreno las cosas le están yendo muy bien».
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