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Los profesionales con gran experiencia resultan muy valiosos para la industria vasca. José Manuel Vidal, de 53 años, empezó a trabajar en Matricerías Deusto hace dos décadas en labores de mecanizado de troquelería y piezas. Tras el ERE presentado por la empresa en septiembre del ... año pasado, fue contratado en Sidenor. «Ahora mecanizo, pero también me dedico a la logística. Es un poco diferente, pero le he puesto esfuerzo e interés para demostrar que los trabajadores mayores de 50 somos tan válidos como los de 30», destaca.
A lo largo de su carrera profesional, Vidal ha enfrentado numerosos cambios que han imprimido la capacidad de adaptación a su ADN. «Cuando iba a FP, la informática no estaba tan extendida y hubo que ponerse al día. Lo mismo ocurre cada vez que ha llegado una máquina nueva a la empresa. El reciclaje es continuo y no te puedes quedar atrás», apunta.
Pero parte del aprendizaje solo se interioriza trabajando, y los profesionales veteranos serán esenciales en esa transferencia de conocimiento. «Cualquiera que lleve 20 años trabajando tiene mucha experiencia y ese conocimiento no se puede perder», afirma Vidal. Dependiendo del puesto, el bagaje cobra aún más importancia: «Un matricero ajustador, por ejemplo, tarda unos 15 años en formarse. Son trabajos manuales, que son el toque final y eso una máquina todavía no es capaz de hacerlo». Los años también curten y «ayudan a la hora de reaccionar ante los problemas, permiten acortar tiempos y llevar a cabo labores más complejas».
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