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Los avatares por los que atraviesa Euskaltel han reabierto el debate sobre la capacidad vasca para conservar sus empresas y sectores estratégicos; no sólo a efectos de sede social, sino especialmente sobre sus órganos de decisión. Aunque técnicamente Euskaltel siempre ha sido una empresa privada, ... su promoción y lanzamiento fue público, por lo que su devenir siempre ha sido materia muy sensible. Y ahora más aún, cuando desde las islas británicas se quiere cambiar el rumbo 'eusko'.
Generalmente, las iniciativas empresariales promovidas desde la Administración vasca o creadas con socios privados han respondido a una estrategia de punta de lanza para estar presente en nuevos sectores tecnológicos o tomar posiciones en actividades económicas clave. Una vez cumplidos los objetivos, se han privatizado muchas de estas empresas, iniciando nuevos rumbos que en algunos casos han sido exitosos. En otros, el devenir no fue el esperado.
Los vascos vimos el primer 'e-mail' en 1988 de la mano de la iniciativa pública vasca Red Spritel, creada por la SPRI, para desplegar la primera red telemática de uso general en España y propiciar que las empresas vascas se introdujeran en lo que iba a ser la gran revolución. Además de su carácter tecnológicamente pionero, Spritel también fue una de las primeras privatizaciones vascas, allá por 1995, en que asumió su continuidad privada su propio grupo directivo, liderado por Roberto Beitia. Así nació Sarenet, con un equipo de nueve personas. En la actualidad, mantiene su sede en Euskadi y sigue operando en servicios tecnológicos para empresas, con una plantilla de 90 personas y oficinas en Madrid, Barcelona y Valencia.
Aunque en el reciente congreso Wind Europe 2019 celebrado en Bilbao se haya puesto en evidencia la escasa presencia de generación eléctrica en el territorio, lo cierto es que hubo un tiempo en que fuimos pioneros, junto con Navarra, en la promoción de parques eólicos. En 1996 nació Eólicas Euskadi, promovida a partes iguales entre el EVE e Iberdrola, que lograron poner en marcha los parques de Elgea, Urkilla, Badaia y Oiz. En 2007, el EVE vendió su 50% de Eólicas Euskadi a Iberdrola, que tenía derecho de suscripción preferente, por 93,77 millones de euros netos. La plusvalía generada fue de 80,5 millones.
Euskadi siempre apostó por el gas natural como energía de diversificación y de uso residencial. El esfuerzo en dotación de infraestructuras fue impresionante. Así surgieron Bilbogas, Donostigas, Gasnalsa y Gas Euskadi, que, junto con otros activos, en 2002 se incluyeron en un único paquete para su privatización. En marzo de 2003, la entonces asturiana Hicrocantábrico -que pasó a estar controlada por completo por la portuguesa EDP- se adjudicó el 62% de Naturgas Energía en un concurso al que concurrieron también Iberdrola, Gas Natural (ahora Naturgy) y la italiana Enel. En 2010 se reactivó la privatización vendiendo sucesivos paquetes a EDP. En este periodo, Naturgas creció mucho y se expandió por toda España, pero el propio cambio de socios de la portuguesa y su reorientación de negocio llevó en 2017 a la segregación de lo que fue Naturgas. Por un lado, EDP continúa comercializando gas, pero vendió la red física y sus activos en Euskadi a un grupo de fondos (JP Morgan, Swiss Life y Abu Dhabi Investment), que han creado Nortegas.
En 2004 se inauguraron en el Puerto de Bilbao la planta regasificadora Bahía Bizkaia Gas (BBG) y la central de ciclo combinado Bahía Bizkaia Electricidad (BBE), participadas ambas en partes iguales por EVE, Iberdrola, Repsol y BP. La regasificadora implicó que Euskadi dejaba de ser 'la cola' en la red de gasoductos ibérica, pasando a tener una puerta propia por vía marítima. A su vez, gracias a la planta eléctrica, Euskadi elevaba su tasa de autoabastecimiento. El EVE sigue presente en ambas sociedades (un 25% de la eléctrica junto con BP, con el otro 75%; y un 50% en la regasificadora y el otro 50%, Enagas), que funcionan con normalidad.
En materia energética, en los años 80 España daba sus primeros pasos hacia la liberalización de los hidrocarburos, contexto en el que se sitúa la creación de Noroil (1989), una distribuidora de carburantes y aceites para sectores profesionales y consumos comunitarios. Noroil estuvo participada en un 30% por el EVE y el 70% restante, por Repsol. En 2012, el Gobierno vasco vendió su parte a Repsol y la filial fue absorbida.
El EVE, a través de su participación en Bionor, apoyó el desarrollo de los biocombustibles que hace diez años crecían intensamente. Bionor abrió plantas en España y en Italia, y en 2006 la compañía fue adquirida por CIE Automotive. Sin embargo, con los cambios regulatorios, el biodiesel redujo expectativas y muchos proyectos decayeron. CIE decidió salir del negocio y en enero de este año ha vendido la compañía a la firma internacional Gunvor.
Antes de que existiera ArcelorMittal, en 1996 se inauguró en Sestao la nueva Acería Compacta de Bizkaia (ACB), que pretendía mitigar los efectos del descalabro de AHV y mantener la siderurgia integral en Euskadi. Para evitar las sanciones europeas por ayudas públicas, se movilizó a bancos y grupos industriales con el fin de que entrasen en el capital de promoción de la ACB. Después, la privatización de CSI, Aceralia, la fusión en Arcelor y la entrada del grupo indio Mittal han marcado los cambios accionariales de la acería vizcaína. Ahora, ya como ArcelorMittal Sestao, está al ralentí desde hace varios años porque su tecnología ha resultado ser demasiado cara. En 2011, el Gobierno vasco, que tenía el 10% de la ACB a través de Socade, decidió salir de su capital, junto con BBK.
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