Un Primero de Mayo inédito, pero «más necesario que nunca». Los sindicatos fueron claros en los llamamientos que hicieron a manifestarse, aunque fuera de manera virtual, para reivindicar los derechos de los trabajadores y rendir un homenaje a aquellos que luchan en la ... primera línea contra el virus del Covid-19.
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Una protesta virtual que tuvo en mente también a los más de 3,5 millones de parados registrados que hay en España, una cifra que a buen seguro ha escalado en las últimas semanas tras la destrucción de cientos de miles de empleos. Los trabajos temporales -que suponen uno de cada cuatro contratos- han sido los más castigados por la pandemia. Ya son casi 1,1 millones de hogares los que tienen a todos sus miembros en paro.
Y a día de hoy todavía faltan por recuperar casi 60.000 empleos de los cerca de 400.000 que se destruyeron en el sector público durante los años de la anterior crisis. Es más, en el primer trimestre de 2020 se han perdido 34.400 puestos de trabajo en la rama de la sanidad y residencias, actividades que han demostrado ser esenciales.
Todas estas circunstancias fueron ayer el revulsivo para el Primero de Mayo más atípico.
Euskadi
Las calles de Euskadi estaban mudas, no se oían consignas, pero el Primero de Mayo estuvo muy presente con centenares de carteles colocados en balcones y ventanas -que inundaron también las redes sociales- y pequeñas caravanas de coches que recorrieron numerosas localidades, entre ellas las capitales vascas.
Los representantes de los sindicatos transmitieron sus mensajes de forma virtual. ELA enfatizó que, a pesar de estar confinados, el mensaje de este año es «vital». «La defensa de la salud de la clase trabajadora está siendo la prioridad de nuestra labor sindical», destacó su secretario general, Mitxel Lakuntza. La pandemia del coronavirus ha dejado claro cuáles son las funciones clave: «la salud, limpieza, alimentación... Son sectores precarios y feminizados, y lo son por decisión política. El reconocimiento de la labor de esas trabajadoras y trabajadores no puede quedarse en aplausos», señaló Lakuntza. La pandemia también «deja al descubierto que no se trata de una crisis puntual, sino estructural», añadió, en la que «lo colectivo, lo público, es lo único que nos puede salvar».
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El comunicado de LAB incidió en el «sentimiento de clase». Su secretaria general, Garbiñe Aramburu, señaló que esta crisis ha puesto en evidencia que «las políticas de austeridad no nos afectan a todos por igual». Sobre la actividad económica criticó que «se tardó demasiado en cerrar la actividad no esencial» y que en la «inmensa mayoría de las empresas no se está garantizando la salud». Una vez superada la pandemia, LAB aboga por construir otro modelo social y económico «que ponga la vida en el centro».
CC OO también quiso rendir homenaje a la clase trabajadora. «Somos los que han sostenido este país durante la pandemia», expresó su secretaria general, Loli García, que del mismo modo puso en valor el trabajo de las trabajadoras del mundo de los cuidados. «Reivindicamos también que la salud laboral sea una cuestión de primer nivel», añadió. Y destacó además la importancia de «preservar los puestos de trabajo y reforzar la protección de quienes se han quedado sin empleo».
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Por su parte, UGT-Euskadi traslado tres reivindicaciones: «La protección de la salud de los trabajadores y ciudadanos, la necesidad de mantener el mayor número de puestos de trabajo y el refuerzo de la protección social», señaló su secretario general Raúl Arza. Del mismo modo, el sindicato llamó a reflexionar sobre las concesiones que se hacen de servicios esenciales a las empresas privadas. «A la hora de adjudicar esas concesiones no puede primar sólo el criterio económico», subrayó. Y si algo ha traído esta pandemia es «la necesidad de un cambio de modelo productivo».
España
Bajo el lema 'Trabajo y servicios públicos. Otro modelo económico y social es necesario', UGT y CC OO convocaron ayer una jornada de reivindicación virtual, seguida de un concierto homenaje en el que participaron artistas como Rozalen e Ismael Serrano, entre otros.
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Los secretarios generales de los dos principales sindicatos del país, Unai Sordo y el ugetista Pepe Álvarez, no encabezaron ninguna manifestación, sino que trasladaron su discurso de forma telemática. Los dos líderes tuvieron un sentido recuerdo para los casi 25.000 fallecidos en esta pandemia durante sus discursos y subrayaron su agradecimiento a los trabajadores esenciales. Un reconocimiento que según señalaron debe continuar cuando pase esta situación. Así, exigieron al Gobierno mejoras porque «tienen salarios bajísimos» y elevadas tasas de temporalidad. Desde el Ejecutivo, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, destacó que «este Primero de Mayo va a hacer historia, las calles están vacías pero los trabajadores más presentes que nunca, son los que nos están salvando».
En Cataluña, también se convocó una protesta virtual. El líder de UGT en el territorio, Camil Ros, instó al Gobierno a poner en marcha un ingreso vital mínimo. Llamó también a la ciudadanía a «rebelarse» y a «no permitir que vuelva la política de recortes».
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En algunas comunidades, como Galicia, Aragón y Andalucía, los sindicatos habían convocado caravanas reivindicativas, que fueron prohibidas y el asunto acabó en los tribunales. Finalmente, en Zaragoza sí se permitió una manifestación rodante de 60 coches.
Resto del mundo
Ante la ausencia de las tradicionales manifestaciones en este Primero de Mayo los trabajadores del planeta fueron convocados a celebrar el día, al igual que en España, con manifestaciones virtuales en las redes sociales o en sus ventanas, con pancartas y caceroladas. No obstante, a pesar del confinamiento general, en ciudades de algunos países hubo grupos que salieron a la calle. Tal fue el caso de Berlín (Alemania), Estambul (Turquía), Atenas (Grecia) o Manila y otras localidades de Filipinas, donde se produjeron incidentes con la Policía que se saldaron con varias decenas de detenciones.
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Por su parte, el Papa Francisco también se refirió ayer al Día Internacional del Trabajo en la misa diaria que celebra en Casa Santa Marta, su residencia en el Vaticano. El Pontífice señaló que «hoy hay muchos esclavos del trabajo para sobrevivir: trabajo forzado, mal pagado, con la dignidad pisoteada. Por ello, cualquier injusticia cometida contra el trabajador es un atropello a la dignidad humana». Y asimismo pidió oraciones por los buenos empresarios «que no quieren despedir a la gente» y «que cuidan a los trabajadores como si fueran sus hijos».
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