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A las puertas de una campaña navideña que se presume clave para el sector textil, tras los dos últimos meses de vaivenes por las condiciones climatológicas adversas para dar comienzo a la temporada invernal -debido a las aún altas temperaturas diurnas para la época- y ... la incertidumbre generada por las tensiones político-sociales en Cataluña, los últimos datos de esta industria no son nada positivos. Ni a nivel de empresas ni grandes diseñadores, y obviamente tampoco de consumo. Este fin de semana de 'Black Friday' en muchos comercios los comercios esperan empezar a revertir la situación, aunque los fuertes descuentos pueden mermar los réditos.
El año pasado el gasto medio por persona en prendas de vestir se situó en 450 euros (por hogar se elevaría a 1.120 euros), lo que supone un desplome del 26,5% respecto al ejercicio pasado, que a tenor de su buen resultado parecía dar por hecho que la recuperación económica también había alcanzado al sector. En concreto, en 2015 el dinero dedicado por los hogares a los productos textiles creció un 23% hasta quedar en 612 euros –una cantidad, no obstante, que está por debajo de los principales países europeos y apenas llegaba a la mitad que en Reino Unido- e incluso se apuntaba que la facturación global de la también llamada industria de la moda alcanzaría los 31.057 millones de euros en el horizonte de 2019, con un avance anual de entre el 2% y el 3%.
Pero aquellos buenos pronósticos se han visto frustrados y los principales culpables han sido precisamente sendos factores que escapan al control de los profesionales del negocio textil. De un lado, la incertidumbre política que rodeó buena parte del año, con repetición de elecciones generales incluida y un Gobierno que no se formó hasta principios de noviembre; por otro, las adversas condiciones meteorológicas -sequía incluida- en la medida que el calor aguantó más de lo previsto en el final del otoño y el principio del invierno, mientras que la primavera se hizo de rogar.
El resultado es que la cifra que ahora se prevé en gasto medio por persona en prendas de vestir a dos años vista, esto es, para el ejercicio de 2020, será todavía un 18,7% inferior a la cantidad de 2015 aunque comparado con el mal ejercicio pasado suponga un incremento del 10%, quedando así en 23.003 millones. Son cálculos que hacen los expertos de la escuela de negocios EAE, que cuantifican en un 2,3% su tasa acumulada de crecimiento anual (TACC) para los cuatro próximos años.
Lo peor, sin embargo, es que en solo 12 meses las ventas del sector han caído a niveles que no se veían desde los peores años de la crisis. En concreto, los 450 euros de promedio del ejercicio pasado son un 17,5% inferiores a los 545 euros de 2009, una diferencia prácticamente de 100 euros que, aparte de los factores exógenos citados (política y tiempo), puede achacarse a la propia reestructuración del gasto familiar y al aumento progresivo de las promociones, con una espiral de ofertas y precios de la baja para evitar que la demanda descienda.
La traducción en capital de esas circunstancias es que el sector de la moda en España ha perdido 4.300 millones de euros en valor en ocho años hasta quedar en 20.905 millones al cierre de 2016, una posición media baja entre las economías avanzadas frente a los 23.052 millones de Rusia, los 27.259 millones de Canadá, los 31.999 millones de Corea del Sur y los 36.502 millones de Francia. En los primeros puestos de la lista, y duplicando con creces el negocio español, se sitúa Italia (51.144), mientras que Alemania (63.235 millones) y Reino Unido (70.283 millones) lo triplican con creces, y Japón lo multiplica por cuatro (83.177). China y Estados Unidos, por volumen de población y potencia económica, juegan en una división muy superior: 233.974 millones de facturación textil en la primera y 293.519 millones en la segunda.
En consonancia con el descenso de los ingresos de esta industria, también el número de empresas española que operan en ella se han reducido un 26% desde el principio de la crisis hasta quedar en 8.098 a finales de 2016. Esto significa que han desaparecido prácticamente 11.000 desde 2009, más de las que todavía están en activo y a una media de casi 1.600 por año en su ajuste.
El año pasado dijeron adiós definitivo a enseñas de fuerte tradición como la gallega Caramelo (creada en 1984), la vasca Jota+Ge (nacida un año después), la madrileña Flamenco (fundada en 2000) o la firma de origen bilbaíno Blanco, que llevaba 56 años de historia. Y ya en este 2017 la marca Hakei ha iniciado su liquidación. Mientras, compañías como Adolfo Domínguez, Cortefiel, Desigual, C&A o Promod están en pleno proceso de reestructuración del negocio, lo que implica la reducción de sus tiendas.
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