La búsqueda de rentabilidad. Esa es la principal obligación de los gestores de cualquier figura de inversión. O, lo que es lo mismo, que el dinero que reciben de sus clientes reporte la mayor cantidad de beneficios con el menor riesgo posible. Una combinación que ... se aplica de igual modo en la gestión de las EPSV del País Vasco, repartiendo los huevos en el mayor número posible de cestas. Pero esa operación solo deja un 5,47% del patrimonio de las EPSV en Euskadi; es decir, que más de nueve de cada diez euros se invierten fuera.
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Es una de las consecuencias de la internacionalización y del creciente peso de los fondos de inversión. Esas figuras que muchas veces son percibidas como peligrosos agentes que provocan el desarraigo de las empresas vascas, pero a las que no importa acudir si reportan rentabilidad suficiente para nuestros ahorros. Esta proporción en el reparto se acentúa con el paso del tiempo. En 2018, la inversión de las EPSV en entidades o sociedades vascas era el 10% del total -2.398 millones de euros-. Al año siguiente, este porcentaje se limitó al 8,6% -2.211 millones-. Y en 2020, al 6,57% -1.790 millones-.
La Federación vasca de EPSV cuantifica en 1,14 millones la cifra de vascos socios de una de estas figuras, que acumulan un patrimonio que alcanzó su récord histórico en 2021, con 29.059 millones de euros. Esta cantidad representa el 37% de toda la producción que realiza Euskadi en un año -su PIB- y supone más del doble del Presupuesto del Gobierno autonómico para 2022. En otras palabras, nueve veces más que el dinero que manejan Osakidetza o el sistema público de Educación.
Según datos de la dirección de Política Financiera del Gobierno vasco a los que ha tenido acceso EL CORREO, un 48,9% del importe de estos fondos -14.222 millones- se destina a la zona euro; un 13,6% -3.967 millones-, a países que no están entre los Veintisiete; y un 32% -10.870 millones-, al conjunto de España. Solo resta ese 5,4% -1.567 millones-, que es el que se invierte en agentes y empresas domiciliados en la comunidad autónoma.
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Es un reparto que se hace difícil de digerir cuando el País Vasco ve cómo siglas históricas como Euskaltel o ITP Aero pasan a manos de fondos de inversión. O cómo Siemens Gamesa se encuentra inmersa en un proceso de OPA de exclusión para salir de la Bolsa y quedar bajo control alemán al 100%, con la derivada de 475 despidos en España. O, también, cómo el Gobierno vasco busca socios en Iberdrola o Solaria para desarrollar proyectos de energía renovable en el territorio.
Y es que solamente el 1,12% de los recursos de las EPSV se destina directamente a empresas con sede en Euskadi. Hablamos de 324,5 millones de euros. Desde la Federación de EPSV de Euskadi, su presidente, Ignacio Etxebarria, explica que esta realidad responde a la naturaleza del mercado financiero y las exigencias que pesan sobre los gestores de estos vehículos de inversión para primar criterios de prudencia en el manejo de unos recursos destinados al complemento de pensiones. En este sentido, recuerda que el Ejecutivo de Iñigo Urkullu prepara una nueva regulación con el objetivo de ampliar las posibilidades de inversión.
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Fuentes del Gobierno vasco señalan que esta problemática «está sobre la mesa» y recuerdan que las EPSV grandes son «proactivas para impulsar más inversión en Euskadi».
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De todos modos, Etxebarria defiende que «no somos ajenos a la realidad y necesidades de Euskadi». Explica que una de las causas del descenso de la cantidad invertida en el País Vasco está en la buena situación financiera de las administraciones vascas, que han reducido las emisiones de deuda pública, un producto fijo en las carteras de inversión de las ESPV y los fondos de pensiones. En la actualidad, la inversión en deuda del Gobierno vasco asciende a 413 millones de euros, cuando en 2018 era de 913 millones. Más del doble.
La mayor parte de los recursos del patrimonio generado por los socios de las EPSV vascas, un 42,6% -12.389 millones-, se destina a renta fija. Es decir, a la compra de deuda pública en la mayoría de los casos y de grandes empresas, siempre a largo plazo. Un 11% -3.298 millones- es renta variable, valores que cotizan en Bolsa; y el 37,6%, para los fondos de inversión, un total de 10.944 millones. Estos diversifican el dinero en diferentes activos inmobiliarios, mixtos y también que cotizan en los mercados financieros.
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En ese grupo destacan los Private Equity, fondos que buscan comprar empresas como ITP Aero (Bain Capital), Supermercados BM (PAI Partners) o Euskaltel (Cinven, KKR y Providence Equity). Y también los Hedge Fund, una figura de inversión de alto riesgo y rentabilidad. Ambos tipos de fondos acumulan 1.337 millones de euros, casi la misma cantidad invertida en el conjunto de Euskadi.
Entre las cantidades destinadas en el País Vasco por las EPSV resaltan entidades como BBVA, Kutxabank y Laboral Kutxa, que, en sus diferentes productos, reciben más de la mitad de la inversión, por valor de 818 millones. Las inversiones en el tejido empresarial suman ese 1,12% del total -324,5 millones-, que se traduce en el 20,7% del volumen destinado a Euskadi.
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Las EPSV han gozado en el País Vasco de importantes beneficios fiscales sobre las cantidades que aportaban los ciudadanos. Las administraciones públicas han impulsado sus propias EPSV colectivas, reforzando un modelo que desde el Gobierno se ha querido exportar a la empresa. El objetivo es complementar el sistema de pensiones con la fórmula que la patronal guipuzcoana ha promovido en el sector del metal con Geroa, aunque se trata de una idea que no termina de convencer a compañías y sindicatos. A los primeros, porque les incrementa los costes salariales. A los segundos, porque no ven con buenos ojos lo que consideran un movimiento que puede favorecer una privatización de las pensiones.
La rentabilidad media total ponderada de las EPSV asociadas a la Federación de Euskadi fue de un 4,9% el año pasado. Un valor que viene anotando buenos registros en los últimos ejercicios, pero que en 2022 se va a ver truncado. Y es que la caída de las bolsas y las agresivas subidas de los tipos de interés impactan de lleno en dos de los objetos que más inversión reciben de los fondos de pensiones vascos: la renta fija y la renta variable. Según reconoce a este periódico el presidente de la Federación, Ignacio Etxebarria, la mayoría de las ESPV darán un resultado negativo. De todos modos, recuerda que es normal que se produzcan estos ajustes después de años de muchas ganancias. Desde 2018, el patrimonio se ha incrementado un 16%, de los 24.800 millones a los 29.059 de 2021.
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